Seguía esperando su mensaje. No se conectaba a ninguna red social. Volví a buscar de nuevo en mensajes, nada. Se conecto. Mi corazón se acelero. Me pregunto si iba a ir a celebrar su cumpleaños. Acepte. Tenia exactamente cinco horas para llegar. Tenia una carta que mostrarme, era de amor. Escribió qué pensaba sobre el amor. Oh no sabía que estaba enamorado de mí. Me emocione, le dije que allí me vería. Revolví todo mi closet. Blusas, jeans, faldas volaban por mi habitación. Encontré el atuendo perfecto. Me bañe, no podía dejar de cantar. Las emociones se filtraban por mi piel como agua. En verdad lo quería mucho, ya era nuestra oportunidad de estar juntos. Después de tanto que pasamos. Lucas por fin me iba a decir que me quería y ahora si podríamos estar juntos. No había prohibiciones, ni amigos que interfieran. Era completamente correcto el momento. Nosotros éramos correctos, nos complementamos bien. Adorábamos leer, reír, jugar con la cámara y comentar cada aspecto de la vida. Era mi chico ideal. El portón sonó, mis padres ya habían llegado de su reunión. Me maquille y baje aún tenía tiempo para llegar más o menos puntal. Salude a mi padre y me elogió por mi atuendo. Mi madre dijo que no podía y que no quería que saliera. Que estaba fuera de mis cabales. Me creía muy grande como para decidir cuándo salir y a donde. Tal vez debí pedir permiso primero, solo tal vez. Cabizbaja volví a mi cuarto grite y me calme. Me conecte de nuevo, ya eran las dos de la mañana. No había nadie hasta que una ventana de chat emerge en mi pantalla.
No entendía porque me saludaba, o porque siquiera me hablaba. Nunca lo habíamos hecho. Y eso que estábamos en el mismo instituto desde siempre. Me felicitó por la actuación de la obra que dimos en la mañana. Bromeamos sobre nuestro supuesto futuro como estrellas de cine. Sin darme cuenta ya se me había pasado el enfado por no haber ido a la fiesta de Lucas.
De pronto me di cuenta que con el pasar de los días nuestras conversaciones se volvían más largas, hablábamos y bromeábamos demasiado. Y yo siempre pensé que era arrogante y testarudo, bueno él había estado con tres de mis amigas pero fueron cosas sin importancia según él. De todas maneras no averigüé más. No me quería meter en la vida de Paris. Lo malo de nuestra "amistad" es que en el instituto me ignoraba completamente, me miraba si. Sentía su mirada cada vez que estaba en los pasillos, era incomodo e intimidan te. Me frustraba tremenda mente que no me quiera hablar. No lo entendía! Por dios hablábamos por hora por chat y él no me podía decir hola en persona.
- Brina! Te estoy hablando. ¿ Podrías dejar de ver a Paris?.- exclamó Stella. La mire incrédula ¿Como se dio cuenta esta mujer que lo estaba viendo? Por dios! No quiero que se de cuenta. Rápido una excusa.
- No lo estoy viendo Stella, bueno sí. Pero no en ese modo tú sabes. Solo que juega bien fútbol y ya sabes se vienen las competencias.- explique rápidamente y rogaba que se lo creyera. Me miro y levantó una ceja. Ay dios! estoy muerta! Sonrió como el gatode Cheshire.
- Haré como si te creyera, solo porque quiero que me ayudes a estudiar. Tenemos prueba de química dentro de un rato creo que es mejor que vayamos a la biblioteca. Pero no te pongas contenta, hoy iré a tu casa a que me cuentes todo.- se levanto de la banca donde estábamos sentadas. Desde este lugar se podía ver las dos canchas deportivas que tenia el instituto. Era un gimnasio enorme y moderno. Había una cancha grande fútbol y de basquet, una piscina al fondo. Y tenia un segundo piso donde había un pequeño gimnasio con maquinas y pesas. Nosotras habíamos salido de la piscina y estábamos descansando en las bancas viendo como el equipo del colegio entrenaba. Y bueno yo estaba mirando a Paris.
El psicólogo siempre decía que uno de los pasos más importantes para superar una enfermedad era aceptando dicha patología. Por ello, yo ya había aceptado que tenía una ligera obsesión con Paris. Pero solo era curiosidad! Estudiaba su comportamiento extraño que tenía. Aunque el instituto no había grupo de populares -gracias a todas los santos por ello- si que había unas cuentas personas que podía decir que eran las más "populares" en cada grado. Y Paris pertenecía a ese grupo por obvias razones ya que él era capitán del equipo de fútbol y tenía buen físico y una hermosa sonrisa. Ay dios! Por ello no entendía porque él me hablaba y que conste el buscaba tema de conversación. Yo no pertenecía ese grupo si me relacionaba con ellos pero hasta ahí no más. Era la típica chica de los libros aunque este año me había metido al gimnasio y eso. Buscaba encajar un poco más aparte era nuestro último año y después la universidad. Yo no tenía ni idea de que iba a estudiar ni en donde y era un tema que me frustraba bastante.
Llegamos a la biblioteca que en verdad era mi lugar favorito de todo el instituto, lo malo era que no podíamos quedarnos ahí ya que solo se iba a sacar libros. La biblioteca tenía un aire antiguo al contraste de toda la arquitectura del instituto.
Buscamos nuestros libros de química y con Stella nos dirigimos a la zona de los lofts que era un lugar exclusivo para estudiar. Nuestro instituto era el mejor en toda Dinamarca y tenía la mejor arquitectura y por ello también era muy privilegiado. La mayoría de las personas de aquí tenía dinero, yo también lo tenía.
Buscamos el loft más vacío y nos pusimos a estudiar. Repasamos hasta que sonó la campana y era hora de que nos vayamos a nuestro salón. Lo bueno de los lofts es que abajo de ellos también podías encontrar libros y podías dejar tus libros. Así nos evitábamos todo el camino hasta la biblioteca. Stella salio corriendo y me dijo que la alcanzará después ya que su salón estaba al otro extremo del instituto. Deje los libros y comencé a caminar rápido a mi clase. Iba tan distraída que me tropecé con alguien.
- Qué te pasa idiota! Fíjate por donde vas.- exclame molesta porque me había dolido la caída.
- Lo siento muñeca no era mi intención.- me quedé pasmada al escuchar su voz. Era la primera vez que la escuchaba de tan cerca y era muy gruesa e intimidan te, Estaba shock. Lo miré como fruncía el sueño e intentaba decir algo pero antes de que salieran las palabras de su boca, yo ya había salido del pasillo corriendo.
Por dios! A veces si que era estúpida. Yo diciendo que quería que me hable y cuando él se digna a hablarme. Huyo como cobarde. Pero dios! Paris estaba muy cerca de mi y tenía examen de química. Tal vez si no hubiera tenido esa prueba le hubiera hablado, solo tal vez.
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Diario de un amor dañino
RomanceFue el mensaje más largo que alguna vez escribí. Fue la despedida más dolorosa que expresé. Es que cuando el amor te hace daño, ¿ Por qué seguir intentando?