Caminamos por la calle desorientadas mientras buscamos un motel barato que nos deje quedarnos con el poco dinero que nos quedó después del viaje.
Malía se tira en un banco como si fuera un bote salvavidas mientras yo resoplo de mal humor, como casi siempre.
-¿Qué vamos a hacer? ¡No tenemos nada! No conozco este sitio, ni siquiera entiendo muy bien el maldito idioma, ¿qué cojones vamos a hacer?- casi grito en medio de la calle mientras ando de un lado a otro y jalo mis pelos.
-Lydia tranquila, encontraremos algún sitio donde quedarnos, sé que al escaparnos no nos quedó mucho dinero pero, algún hotel de Los Ángeles nos podrá hospedar unos días mientras buscamos trabajo. No seas pesimista.- Cojo mi maleta y la pongo en el suelo mientras me siento al lado de Malía y echo mi espalda contra el banco.
Pasan los minutos y cada vez pierdo más las esperanzas, no tenemos apenas dinero, solo terminamos la secundaria y mi sueño era entrar en la armada española pero ya nada de eso podrá cumplirse.
Al huir renunciamos a todo, nuestras vidas, nuestras amistades y nuestro futuro. Todo a la mierda.
-Oye, lo conseguiremos, vinimos aquí para ser felices, no nos rendiremos tan fácilmente.-me dice Malía mientras pasa sus brazos por mi espalda y me abraza.
Los minutos pasan y con ellos las horas, el hambre se hace presente y el frío empieza a cubrir las calles.
-Pero chicas, ¿qué hacéis aquí?-una voz dulce hace que Malía y yo levantemos la cabeza y nos fijemos en una chica hermosa, la cual nos mira con cara sorprendida.
-No tenemos donde ir.-digo mientras la observo detenidamente.
-No conocemos nada de esta ciudad y apenas tenemos dinero para pagar un motel.-dice Malía mientras se levanta y sacude sus pantalones; yo por el contrario no muevo ni un músculo de lo congelado que tengo el cuerpo.
-Me llamo Brenda y la verdad, no es nada seguro que unas chicas estén en este sitio a estas horas.-dice con una sonrisa mientras se sienta a mi lado y me abraza. Consigo coger algo de calor pero no el suficiente para que deje de temblar.
-Si queréis podéis quedaros en mi casa, vivo sola y me vendría bien un poco de ayuda para pagar la casa.-al escuchar sus palabras Malía casi salta de la alegría mientras yo frunzo el ceño. No suelo confiar en la gente tan fácilmente.
-¿Por qué una persona como tú, que apenas conocemos, querría ayudarnos?-le pregunto mientras me aparto un poco para poder mirarle a la cara.
-¡Lydia! Solo intenta ser amable, no seas desagradecida.-dice Malía mientras me echa una mirada reprobatoria.
-Tranquila, es normal que desconfíe, yo también lo hice y si os ayudo es porque yo también estuve en vuestra situación, solo quiero ayudaros.-dice Brenda con una gran sonrisa.
Le dedico una pequeña sonrisa mientras ella se levanta y me ayuda a hacerlo también.
Cogemos las maletas y la seguimos hasta llegar a un edificio no muy alto pero si algo moderno.
Brenda abre el portón y pasamos por pasillo grande y ancho, mientras Malía y Brenda hablan de cosas que no logro entender yo pienso en como pagaremos el apartamento.
-Oye Brenda.-digo ganándome su atención- ¿Dónde trabajas?-ella sonríe mientras nos indica que subamos en el ascensor, las puertas se cierran y yo la miro con el ceño fruncido.
-La verdad es que trabajo en un club de streapses, sé que pensareis que es algo de putas o zorras pero lo único que hacemos es bailar en un escenario y por eso nos pagan una gran cantidad de dinero.-termina mientras las puertas se abren y nosotras la seguimos hasta una gran puerta de madera negra.

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Strippers
RomansUna huida que lleva a dos chicas al otro lado del mundo. La falta de dinero las lleva a hacer cosas que nunca imaginaron pero ¿todo será malo? Fiestas. Alcohol. Sexo. ¿Qué pasará cuando consigan un trabajo de sirvientas en una casa con unos auténtic...