Ya no navegan los ojos del silencio sobre tu espalda herida,
la oscuridad ha vestido a los testigos de esta ciudad,
con una nauseabunda displicencia
y el rumor del humo en la madrugada, y la lluvia ácida que te empapaba,
ya no te sirve de residencia.
Nadie lloró, nadie se conmovió,
cuando te besó la muerte más mundana,
ordinaria y triste.
Las bestias de las sombras están enzarzándose en su festín,
en lo que queda de tu piel hecha jirones.
Pero a pesar de todo estás vivo,
sintiendo como las criaturas sacian su hambre de carne,
huesos y recuerdos.
Tus pupilas no quieren escapar de la vida,
encontraste en medio de la sangría tu sentido,
el porqué de tu existir anodino.
Y el rumor del humo en la alborada, y la lluvia enferma
que te colmaba ahora te posee de manera siniestra.
Tú ya no tienes nombre, no tienes memoria,
eres sólo un fardo latiendo hasta su extinción,
una masa de nervios lacerados,
un átomo de nada.
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Asperatus, Florilegios Incompletos (1992-2014)
PoesieCuando recorrí las sendas de una nueva vida, tuve a la muerte a mi vera dormida, rutilante, impaciente por vivir, como si las cosas del más allá ya no le interesaran. Cuando recorrí el amanecer luego de mi vida empecé a escribir, empecé a conversar...