15 de Julio del 2015.
A quien corresponda:Hoy le vengó a contar una historia más del amor juvenil, cosa de adolescentes, que a nuestra edad no tiene la más mínima importancia. En donde la mayoría de los casos, es sólo para un rato, sin tomar las cosas con verdadera seriedad.
Quizás lo fue así para aquel chico, creo que nunca tomo las cosas como yo pensé que lo haría; Espere mucho, tal vez ese fue mi error.
Pero hoy puedo decir con plenitud que para mi no fue así. Pensé que, obvia mente no sería el chico indicado, ni el único que llegaría a mi vida, pero que podría haber algo diferente, algo lindo de recordar, y en efecto, así fue.
No me lo imaginaba de esa manera, debo admitirlo. Creí que sería una historia donde los dos son amigos y por cuestión del destino las cosas llegarían a tal modo de que, se gustarían y estarían juntos, donde los dos pondrían de su parte y demostrarían su cariño ante todos. Donde se llegarán a enamorar tanto, que lo único que importará era ese momento, ese instante con esa persona, no importaba el tiempo, era el momento el que en verdad valía la pena disfrutar, y eso, bueno, eso era lo que yo quería para mi. No quería ser el "todo" de alguien, sólo quería ser algo en su vida que no cambiaría por nada.
Lo conocí poco después de aquel Abril del año pasado. Para ese entonces estaba en mi mente un chavo que me gustaba mucho en verdad, uno de los tantos amores no correspondidos que tuve. El ya me había dejado las cosas en claro, sólo podíamos ser amigos, dolía, dolía porque tenía que olvidarlo, pero estaba bien, porque el pudo dejarme las cosas en claro, nunca me dio ilusiones, nunca me dio alas, creo que eso es lo que me llegó a gustar de ese chico.
Por un momento pensé que nunca más tendría la dicha de sentir ese amor correspondido, hasta ese día.
Yo supe en el momento en el que lo conocí que había algo en el que yo necesitaba. Resulta que no era algo de el, era sólo el.
De pronto, algo en mi empezó a tener fe, esa esperanza de que pudiera haber algo bonito entre nosotros, algo especial, algo diferente.
Éramos simples personas que se trataban de conocer, ver que eso pudiera ir más allá. Éramos todo siendo nada, y lo perdimos todo, intentando ser algo.
Debo admitir que no hablábamos de gran cosa, y en persona mucho menos. Yo era de esas personas que les da pena estar con quien le gusta. No podía tener una charla con el porque no me salían las palabras, no podía decir nada, se me iba el habla, se me iban las ideas. Simplemente, no podía.
Mis nervios me ahogaban por completo al estar con el. Tenía la hermosa manía de acelerar mi ritmo cardíaco.
Quizás pudo ser más fácil si el me hacia la plática, si me preguntaba algo, que llegó a hacerlo, pero siempre terminábamos en un incómodo silencio. La mayoría del tiempo tampoco me decía nada, le daba pena. En verdad se que le daba pena, porque era como verme en un espejo, ver mi reflejo de lo que yo hacia en ese momento y eso.. Eso era tierno y hermoso a la vez.
Recuerdo que me pidió un día común de primavera. 20... 20 de Mayo.
Ya hace un poco más de un año esa fecha, y aún la recuerdo como si hubiera sido ayer.
Era Martes, al toque para salir de la escuela. No fue nada extravagante, no me pidió con cartel, ni me llevo nada material. Pero lo único que necesitaba escuchar eran esas palabras, las cuales iban a cambiarlo por completo. No tenía que prometerme la luna, me bastaba si sólo se sentaba conmigo un rato debajo de ella.
Creo que en el momento no estaba decidido de hacerlo. Fue hacia mi, quería decirme algo, pero no me decía nada. Por un instante creí que en verdad no lo haría, pero estaba equivocada. Lo hizo.
Fue gracioso, porque si no mal recuerdo, no hubo ni un beso ni un abrazo, fue tan inesperado el momento que sólo conteste y sonreí.
Los días que estuve con el, eran realmente mágicos, esa sensación que nunca había experimentado al estar con alguien, no hay palabras para describirlo.
Mi vida cotidiana era la misma, ir a la escuela, llegar a casa, hacer ejercicio y dormir. Pero algo era distinto, algo era diferente. El era la diferencia.
Todo iba bien, o eso creía yo.
Pero sólo creía, porque si, paso. Me corto. Y si, se que llegaría ese día en algún momento, pero... ¿Porqué tan de repente? No hice nada malo, creo que no me equivoque en nada. Pero ni yo se porque, creo que tenía derecho a saberlo, pero nunca me dijo la razón, nunca me dijo el porque.
Quería "tiempo", eso fue lo que me dijo, perdón escribió, ¡Ah, si! Escribió, porque ni para eso pudo decírmelo en mi cara, pero era lo que menos me importaba en el momento, por lo menos pudo escribirlo, por lo menos pudo hacerme saber.
Me había dicho que escuchará una canción, que es hermosa por cierto. Creo que llore todo un día escuchándola, sintiendo la letra, entendiéndola e identificándome con ella.
Le dije que lo quería, y me dijo lo mismo. No se la razón, causa y/o motivo por el cual después de lo que paso nos seguíamos hablando como si nada, como si nada hubiera pasado, como si aún fuéramos más que amigos, como si aún fuéramos novios.
No se sí fue remordimiento el que lo consumió, o si en verdad quería intentarlo de nuevo. Pero me dijo que había sido un tonto, se había equivocado, quería intentarlo, eso fue lo que dijo.
Me dijo si podía salir al parque, era Sábado. Y paso de nuevo, un segundo intento no está de más, eso me dije a mi misma.
Ese día en el parque hubo un beso, un beso lento y bonito.
Era esa clase de beso que nunca olvidare, porque justo al quitar mis labios de los suyos, sonreímos. Y vi su sonrisa, su preciosa sonrisa.
Lo quería, en verdad lo quería. Adoraba su nombre, la forma en la que me miraba con esos ojos cristalinos. Me encantaba como transformaba un pésimo día en uno radiante, lleno de alegría.
Creo que ese día fue el único bonito de la segunda vez que lo intentamos, porque después no funciono en absoluto. Todo era distinto. Su indiferencia, la mía, y no, así no son las cosas, así no se puede. No parecíamos novios.
Si no mal recuerdo el fue de nuevo quien me corto, y creo que eso es lo que yo quería, estaba de acuerdo con esa decisión, pero yo no tenía el valor, no podía dejarlo ir, yo no podía decirle adiós. Y por un lado cuando el lo dijo, me sentí bien.
En verdad creo que si tal vez las cosas no hubieran sido así, posiblemente pudo haber durado más de lo que fue. Tal vez si no me hubiera cortado la primera vez, hubiera sido todo distinto, hubieran pasado más cosas. Lástima que los hubiera no existen.
El objetivo de toda relación no es durar, es quererse, pero no lo demostraba, creo que no me quería.
Desde ese día podría estar pensando en cualquier otra cosa que no fuese el, pero el estaba ahí, no podía evitarlo.
Aquel chico que me dijo en su momento que no quería nada conmigo, había dejado de estar en mis pensamientos y ahora era el quien había quedado en su lugar.
Ahora el me gustaba. Me gustaba mucho en verdad.
Dejamos de hablarnos después de lo que paso por un tiempo. Era algo incómodo hablarle a una persona que llegó a ser tu todo, y ahora era nada, tener que saludarlo en la mejilla, cuando moría por darle un beso en la boca.
Transcurrían algunos días y no recuerdo quien dio el paso, pero empezamos a hablarnos de nuevo. Era bonito volver a hablarle, era bonito volver a escuchar su voz.
¿Sabe usted que el es culpable de una de las crisis más importantes de mi vida? No quiero andar con rodeos creo que estoy enamorada de el.
Me enamoré de quien no imaginaba, de quien no esperaba y de quien no estaba buscando. Desde ese momento aprendí que el amor no se elige. Es el quien nos elige a nosotros.
Pero que triste es que fue demasiado fácil para el decirme adiós.
Llegue a creer en algún momento que nunca me quiso en realidad, que tal vez sólo era para que tuviera a alguien con quien estar en el momento, con quien entretenerse por un rato, con quien olvidar a otra persona.
En verdad creí que no había sido absolutamente nada para el en su vida. El me había hecho ilusiones, me había dado alas. Me las rompió. Y tuve que aprender a volar con alas rotas.
Y a pesar de eso hablarle no era suficiente para mi, quería algo más de nuevo, tenía la necesidad de querer algo más con el, pero se que ya no había forma, se que tal vez decirle lo que sentía iba a hacer que se alejará de mi, iba a ser que la poca amistad que habíamos recuperado se fuera a la basura. Y eso me daba miedo.
No hay nada más difícil que tener que ignorar a quien una vez no dejabas de mirar. Tener que fingir que ya no me importaba, como el lo hacia conmigo. Era tan sencillo para el, ¿Como lo hacía?
De cualquier forma termine resignada, su inferencia me decía que no le importaba más, que no le importaba nada que tuviera que ver conmigo. Que era una "x" en su vida.
Pero ese día...
Estábamos cerca de su casa, no se en que momento paso, ni porque paso, sólo se que sucedió. Me beso. Justo antes de que me fuera lo hizo. Si soy sincera yo quería que siguiera, pero no.
Pasaron los días y de pronto, me llegó un mensaje, fue inesperado. Era de el, era un mensaje de el.
Al momento de ver su nombre en mis notificaciones sonreí, me puse feliz. Creo que ya tenía tiempo que no me ponía feliz tan inesperadamente. Justo cuando creí que ya me había olvidado por completo.
Me pedía que saliéramos, y yo bueno, obviamente accedí.
Desde ahí, empezamos a seguir saliendo, y sólo era para eso, sólo era para besarnos. Al principio no entendía el porque, pero por la simple razón de estar con el me bastaba, por la cuestión de poder rozar sus dulces labios con los míos, por verlo directamente a los ojos, por estar a su lado.
Aún sentía algo por el, pero se que a el ya le gustaba alguien más, en su corazón había otro nombre. Y bueno yo, yo sólo era su "caldo", sólo eso era para el.
Tal vez debí haberlo superado en el momento en el que el me supero. Pero no todos tienen la capacidad de olvidar a alguien tan fácil, no a alguien que quisiste con todas tus ganas.
Las cosas empezaron a cambiar entre nosotros, empezó a ser más que sólo un beso, pensé que las cosas se salían de control, pero no, simplemente era diferente.
Mis sentimientos por el también empezaron a cambiar, no lo deje de querer, pero ya no sentía lo mismo, ya no era lo mismo. Era otra clase de sentimiento que tenía hacia el.
Aun había algo de el que me atraía, una atracción muy fuerte, pero muy distinta.
Empezó a dejar de importarme su indiferencia, deje de estar al pendiente de el, esos celos de verlo con otras chicas se habían ido, empezó a irse de mis pensamientos.
Lo estaba logrando, lo estaba superando.
Alguien más me empezaba a gustar, alguien más estaba ocupando ese lugar.
Al gustarme alguien más creí que había dejado de sentir algo por aquel otro del que algún día me enamore.
Pasaron muchas cosas en mi vida como en la suya.
Pero a pesar de todo había una cosa que no cambiaba, nosotros.
Pudieron haber pasado infinidades de cosas, pero aún nos veíamos. Había algo que aún nos unía a pesar de todo. Era ya cuestión de rutina.
Nunca le conté a nadie lo que sucedía entre el y yo, eso quedaba entre nosotros dos, o por lo menos para mi.
Me gustaba salir con el, hacía cosas que no haría con alguien más, y era un sentimiento completamente diferente al que algún día sentí por el. Era raro, pero me gustaba eso, en verdad me gustaba.
No fue más de cuatro meses cuando me di cuenta que estaba equivocada. Aún lo quería.
Ya tenía algo de tiempo que no me gustaba nadie. Y todo era bonito, las cosas eran más sencillas cuando no me gustaba nadie.
Y de la nada, el empezó a volver a mis pensamientos, por muy mínimo que sea volví a pensar en el. Pero me lo negaba a mi misma, el querer negar mis sentimientos por el me dejaba confundida.
Deje de salir con el durante ese lapso, tenía que aclarar mis ideas, tenía que aclarar que es lo que sentía por el.
Tenía miedo al saber que aún lo quería, que aún sentía algo por el de esa manera.
Y hasta ese día me di cuenta que ya no podía seguir negándomelo.
Era Sábado, había asistido a una fiesta de XV y el estaba ahí.
Recuerdo que estaba sentado a lado mío. Mi mano estaba por debajo de la mesa, y la suya igual. No se si fui yo, o el, o tal vez los dos. Pero para cuando ya me había dado cuenta, nuestra manos estaban entrelazadas, y así se quedaron por un momento.
Fue súper extraño lo que sentí ahí, hace mucho no sentía algo así, y menos por el. Y ahí, ahí me di cuenta que todo este tiempo nunca lo deje de querer.
Estaba condenada.
Una semana después hubo otra fiesta, pero esta era diferente. Era una de las tantas borracheras que hacían en la secundaria.
El era de ir a esas fiestas, y obvio esperaba verlo ahí.
Ese día pasaron muchas cosas, la peor fiesta a la que eh ido sin duda. Jamás me había sentido tan mal, en serio, jamás me había sentido de esa manera como me sentí ahí. Me sentí mierda.
Creo que sólo fue el momento, creo que sólo era la necesidad de sentir algo, y de olvidarme de todo, sin importar lo que pudiera pasar, y definitivamente no pensé las cosas.
Bese a un chico en esa fiesta. Nunca había besado a alguien en ese tipo de fiestas, y para mi suerte, el tuvo que verme. Creo que fue el único que nos vio. Pero de todas las personas que estaban ahí, ¿Por qué el? ¿Por qué el tuvo que verme así? Que suerte la mía.
El nos grito, y yo me aleje del otro chico, me sentí muy mal en el momento, porque a pesar de que a el le valdría lo que hiciera, y que no tenía porque reclamarme, no quería que me viera así, simplemente no quería.
Creo que se enojo conmigo, era absurdo que se enojara conmigo. Y más por ese tipo de cosas.
Justo al llegar a mi casa le mande un mensaje. Y ahí empezó mi tormento.
Justo cuando creí que conocía todas las respuestas, llego el universo y me cambió todas las preguntas.
Me dijo cosas que jamás pensé que diría, que nunca creí que pensaría.
Me dijo que le dolió haberme visto con el, que tenía ganas de golpearlo y de llorar, eso fue lo que dijo.
No comprendía porque me lo decía, era totalmente ilógico para mi.
Yo siempre creí que nunca le había importado, que le valía todo lo que tuviera que ver conmigo, que nunca me quiso, que no sentía nada por mi.
Que teniendo tantas chavas a las cuales les tiraba la onda, yo era una "x", una del montón, su peor es nada.
Además, no éramos novios como para que me reclamara de algo que se supone no le importaba, de algo por lo cual no debería haberse molestado. Me dejo demasiado confundida.
Me dolieron mucho sus palabras. Dijo que creyó que aún sentía algo por mi. Dijo que desearía no haber sentido eso por mi. Dijo que ya no quería que las cosas siguieran. En ese momento hasta respirar dolía.
Y me di cuenta de que alguna vez en la vida lo destruirán de la manera más bella como lo hizo conmigo. Y ahí entenderá como yo, porque los huracanes tienen nombres de personas.
Todo lo que me dijo aquella noche por mensaje me dejo intrigada, me dejo confundida, me dejo dolida.
En la escuela no me dirigía la palabra, ni siquiera para saludarme, ni siquiera me veía.
Era horrible estar así con el, no podía soportarlo, lo extrañaba, quería hablarle.
No pasaron más de tres días cuando me mandó un mensaje.
Dijo que me extrañaba, que extrañaba nuestra pláticas. Que quería que volviéramos a lo normal.
Fue una sensación muy linda porque yo quería que se arreglaran las cosas. Quería estar bien con el.
Todo volvió a la "normalidad" como me dijo, pero algo no me dejaba satisfecha. Yo aún estaba confundida por su reacción ante lo que paso ese día. Estaba confundida por todo lo que me dijo.
Quería saber el porque de todo, quería decirle todo lo que sentía por el, tenía muchas preguntas y pocas respuestas.
Entonces decidí enviarle un mensaje. Decidí armarme de valor y escribirle todo lo que yo sentía, todo lo que yo pensaba. Y quería que me dijera todo lo que pensaba y todo lo que quería, que me pusiera las cosas en claro, que me diera una respuesta concreta.
Estaba muy nerviosa al saber que pensaría sobre mi mensaje, lo que me diría. Moría de miedo al saber lo que contestaría, o si para empezar leería el mensaje, quería y no quería saber la respuesta, quería y no quería saber lo que pensaba al respecto.
Era mejor saberlo, eso sin duda. Así podría pensar que hacer con todo, todo dependería de lo que me dijera. Quería ver si podía ocurrir algo otra vez, quería ver si podíamos ser algo de nuevo. Quería saber si por lo menos aún sentía por muy mínimo que sea algo por mi.
No importaba si el viaje era largo, cuando el destino era su corazón.
Pero necesitaba saber que pensaba, necesitaba saber que quería.
Si el no sentía lo mismo también quería saberlo, quería que me dijera.
No es muy agradable que alguien te rechaze, pero es mil veces mejor que lo haga. Así sabría que hacer.
Sabría si tenía que luchar o solamente dejarlo ir.
Sabría si era el momento de olvidarlo o no. Y que sí íbamos a perder, que fuera el miedo de arriesgarnos a intentarlo una vez más.
Porque todo lo bueno empieza con un poco de miedo.
Eso era lo que más quería en verdad.
Al ver su mensaje, fue impactante la forma en como me contesto.
Dijo que le había gustado mi mensaje, que era hermoso todo lo que pensaba, y que era algo que le gustaría aclarar en persona.
Eso fue lo que dijo.
Lástima que sólo lo dijo.
No hablamos. Pasaban los días y no hablábamos, no sacábamos el tema. Le pregunte si hablaríamos, y creo que sólo me daba el avión, creo que en verdad no quería hablar del tema.
Tampoco iba a estar diario preguntándole lo mismo, lo iba a hartar, quería darle tiempo de que pensara las cosas.
Pero no paso nada.
Creo que tampoco estaba como para rogarle, y yo ser quien preguntara. Ser la única que se interesara por hablar de eso. Parecer una simple idiota andando tras de el sólo para que me dijera.
En realidad no era necesario que habláramos, yo en realidad pensé que en el momento de mandarle todo lo que sentía me diría si sentía o no lo mismo. Me diría si quería que las cosas fueran igual, me diría cualquier otra cosa.
Menos querer hablarlo en persona.
Eso no me dijo absolutamente nada.
Al final de todo, creo que no sirvió de nada decirle, todo seguía igual. Parecía que no le hubiera importado todo lo que le dije.
En verdad me hubiera gustado saber lo que pensaba, quería aclarar todas mis dudas. Aunque me las dijera por mensaje. Que me dejara las cosas en claro, si me quería o no.
Lástima que no se pudo.
No es que quiera ser egoísta, pero quería que fuera mío, sólo mío por una vez más. Tenía miedo de que alguien más describiera lo increíble que es y se enamorará justo como yo lo hice.
Pero todo pasa por algo, tal vez lo mejor era que las cosas se quedarán así, tal vez era mejor que no pasara nada.
Siento impotencia al quererlo de esta forma. No recibo el mismo cariño y ya no puedo hacer nada más para que se de cuenta de que lo quiero más que a mi misma.
Creo que es tiempo de alejarme y dejarlo partir. No es que este renunciando o que no lo haya intentado con suficientes fuerzas. Es que debo entender que eh sobrepasado la línea y que será lo mejor para ambos.
Que es difícil saber y tener que asimilar que ahora tengo que llevarlo en mi corazón y no de la mano. Que alguien más entrará en su su vida y que no seré yo. Que mi tiempo paso y que se a ido.
Tenía que haberlo olvidado desde hace tiempo, pero esto de olvidar es asuntó serio, es cambiar de rutina, es adaptarse, es desprenderse, es tragarse palabras, es morir y renacer.
Pero aprendí que a veces tienes que renunciar a las personas, no porque no te importen, si no porque tu no les importas a ellas.
El sólo hecho de que nos hayamos conocido me hace muy feliz, al menos a mi. Y estuve feliz el tiempo que tuve el placer de su compañía, así fueran diez minutos, tres semana, dos años, treinta años.
Se que alejarme de la persona que quiero por mi bien, será el mejor acto de valentía de mi vida.
Ahora me gustaría despedirme de el de la manera más linda posible.
Decirle que estoy enamorada de el y que así será por un tiempo.
Que fue, es y siempre será alguien que marco mi vida en verdad, una persona que llego a ser muy importante para mi.
Le doy gracias por absolutamente todo, fue una parte de mi felicidad por mucho tiempo. No se lo que vi en el, sólo se que no podré ver en nadie más.
Que se que siempre será levemente siniestro volver a los lugares que han sido testigos de un instante de perfección. Un instante con el.
Que espero que nunca sea poco hombre, que prefiera jugársela por una que valga la pena. Que no enamore todos los días a una diferente, si no a la misma mujer. Que no se olvide de quien quiere y busque otros besos por los que no se ánimo a luchar.
Que regale su sonrisa a quien la merezca, su amor a quien lo valore, sus lágrimas a quien lo acompañe y su vida a quien lo ame.
Que no cambie lo que más quiere en la vida por lo que más desea en el momento, porque los momentos pasan, pero la vida sigue.
Que quiero que haya entendido sus errores, que haya sido consiente de la cosas, que madure y sepa valorar los momentos, y a las personas.
Que procure que nunca le falté un sueño por el cual luchar, algo nuevo que aprender, un lugar a donde ir y alguien a quien querer.
Que recuerde que la vida es dura, pero con los bellos momentos se aprende que aunque las lágrimas nos ensucien el rostro, terminan limpiándonos el corazón.
Que me llevo toda esta historia como un aprendizaje para el resto de mis días.
Que podré haber sido algo importante o no para el. Y que me quedare con muchas preguntas sin responder.
Pero que me lo llevo a el en el corazón, como una historia hermosa de mi primer amor.
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Historia de un amor.
RomanceUna carta sobre un primer amor, una chica que increíblemente se enamoro cuando no lo creía y de la persona menos indicada. Quien lo diría, esa persona que ni siquiera le importaba se volvió de las cosas más significativas en su corta vida.