Segunda parte

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Desde que Jaejoong y yo no vivíamos juntos, nuestras charlas duraban menos. Nuestros tiempos tampoco coincidían para siquiera vernos un par de segundos.

Mi vida comenzaba a ser tan aburrida sin ver la sonrisa de Jaejoong cada día, incluso mi alimentación era mala e irregular; no podía probar bocado sin recordar los deliciosos platillos que Jaejoong cocinaba para mí.

Siempre era comer afuera, algunos por negocios otros porque no deseaba regresar a casa y encontrarla tan vacía y sin calor.

De las pocas veces que logré quedar con Jaejoong para vernos y ponernos al día, había mentido demasiado. Le había dicho que todo iba bien conmigo, tratando de cocinar para sobrevivir, haciendo lo que normalmente haría.

Él parecía muy feliz. Mucho, a decir verdad.

Deseaba tanto preguntarle si el idiota ese no lo tenía oculto en alguno de sus apartamentos. Había sido noticia nacional el que se había comprometido con la segunda hija de otro de los hombres más influyentes de Corea del Sur.

Aunque dicha noticia fue opacada por su rompimiento, una semana más tarde. Siempre me preguntaba cuánto amor tenía ese hombre por Jaejoong.

Nunca intentó ser cercano a ninguno de sus amigos, incluso había tratado un tanto mal a Junsu. Aunque no podía culparlo de todo, nosotros no le permitimos que entablara alguna conversación decente en algún momento.

Estaba claro que ambas partes teníamos culpa por la situación que nos rodeaba. No frecuentaba tanto a mis amigos, todo era del trabajo a casa y de casa al trabajo.

Una noche había salido temprano del trabajo, tenía en mente llegar a casa y dormir por todas las horas que había utilizado en pensar en cómo serían mis días con la presencia de Jaejoong todavía en ella.

Pero el ir a un bar se me había cruzado en la mente mientras caminaba de regreso a casa. Tomar unas cuantas cervezas no me haría daño. Además que necesitaba estar en otro lado que no fuera el apartamento.

Me senté en la barra, después de todo, quitaría espacio para las parejas y grupos de amigos que llegaran al lugar. Hablar conmigo mismo era en lo que me había perfeccionado en todos los meses que Jaejoong ya no estaba a mi lado.

Había tomado dos cervezas cuando decidí darle un pequeño vistazo al lugar. No parecía un bar de mala reputación, y era probable que lograra conseguir a alguien para entablar una charla, y posiblemente algo más. Sólo quería despejar mi mente por esa noche.

Restregué mis ojos varias veces cuando una figura se visualizó en mi vista.

Quizá estaba enloqueciendo, entrando a la etapa en la que miraba a Jaejoong por todos lados. Siempre sucedía en todas las películas, y mi mente no se encontraba tan bien que digamos.

Pero cuando dicho cuerpo comenzó a caminar hacia mí, con una gran sonrisa en su rostro, me congelé.

Me pellizqué discretamente el brazo, y al sentir el dolor que yo mismo me di, supe que no lo estaba soñando.

Jaejoong caminaba hermosamente hacía mí. O así lo veía; pero Jaejoong se veía hermoso incluso si lo único que hacía era respirar.

- No esperaba verte aquí –fue lo primero que sus hermosos labios pronunciaron. Cuanto había extrañado su voz.

- Claramente yo no esperaba verte aquí tampoco –actuaría como siempre lo hice con él. Pese a la distancia que sentía; era algo que no quería volver a vivir con él y haría lo posible para que fuera así.

[One-Shot] Nuestra canción - YunJaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora