03 | Mala idea

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Me pregunto si domingo es el primer o último día de la semana. He leído algunos artículos en donde varios países lo consideran como el primero, sin embargo, en la mayoría de las religiones está establecido como el último. Supongo que nunca sabremos el por qué.

Hoy es un nuevo día y de puro milagro logro levantarme temprano más animada y con energías. El clima aparentaba ser cálido, por lo que amarro mi cabello en una coleta y con Winter salimos a la playa para activarme un poco. El aire mañanero se sentía a través de mi piel mientras corría y los rayos del sol en el amanecer era algo sin duda envidiable. Siempre me ha gustado correr, de hecho es el único ejercicio que me gusta practicar desde pequeña. En mis tiempos libres solía ir a la pista de atletismo de mi antigua universidad para olvidarme un rato de los deberes escolares y la presión de cuando se acercaban los exámenes. Más de una ocasión el entrenador del equipo intentó animarme para unirme a ellos, pero la verdad es que no me visualizaba participando en ese tipo de competencias.

No sé si fue por la larga distancia que llevábamos trotando que no supe determinar quién de las dos trataba de llevarse el paso. Mis pies ya empezaban a arder cada que tocaban la arena, así que nos hice detenernos unos minutos para tomar un respiro y al retomar de nuevo nuestro camino de regreso escucho un grito.

—¡Cuidado! —No identifico de donde proviene porque enseguida siento como algo duro impacta en mi cabeza haciéndome caer en la arena.

—Mierda —mascullo mientras me agarro la zona del golpe.

—Oh, dios. ¿Te encuentras bien? —pregunta una ronca voz.

Los lamentos de Winter se hacen presentes y acerca su hocico a mi cabeza.

—En serio, discúlpame —trata de ayudarme.

—Para la próxima fij... —y me vuelvo a encontrar con esos ojos.

Cielos.

—¿Te he visto antes? —atisba con curiosidad.

Trago en seco y niego. —No... no, creo que me confundes con alguien más —miento, lo cual no serviría porque de por sí era mala haciéndolo.

—No lo creo... Eres aquella chica de la universidad —sonríe.

Y lo que menos quiero ahorita es relacionarme con personas.

—Siento mucho lo de aquella vez...

—¡Discúlpalo! ¡Suele distraerse cuando la cosa se pone interesante! —interrumpe un chico que se encontraba a unos metros de nosotros.

—¡Cierra la boca! —Le grita de vuelta—. Será imbécil... —masculla–. Pero hablando enserio, ¿te duele algo?

—No, estoy bien, solo... ten más cuidado —Le pido mientras lo observo.

El chico es alto, de piel bronceada, trae una gorra que aún así hace su cabello de tonos rubios notar y aprovechando que viste solo un bañador se ve... bien.

"Bien caliente querrás decir".

Los ladridos de mi canino rompen el silencio incómodo que se había producido y la veo dar vueltas intentando llamar nuestra atención.

—Hola, hermosa —El desconocido acaricia su melena y sorprendida por la escena, esta se para de patas gustosa con el trato que le daban.

—¿Cuál es su nombre? —pregunta el chico.

—Winter.

Serendipia |EDITANDO POR COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora