×2×

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Creo que todos tenemos impulsos y reacciones involuntarias, algo ya incriptado en nuestra piel, en nuestros ojos.

Hay cosas que no podemos no hacer, que no podemos no mirar, que no podemos no pensar. Es simplemente así, tal vez para que nos sucedan cosas.

Posiblemente ese instinto antinatural -que tan natural nos es- es el encargado de que nuestro cuerpo sirva para algo. Porque una historia no es historia si no hay causas, consecuencias y reacciones. Moverse para ser. Somos algo, nos movamos.

Sak la miró expectante.
¿Quién era ella? ¿Y qué hacía hablándole de manera tan directa?
-Acabas...- respiró hondo -acabas de decir algo sobre dejar de existir.

A Sak la atacaron unas ganas de gritar, de tocar a la chica para saber si esto era tan tangible como todo lo demás. ¿Por qué se arriesgaba?
Ella no quería admitir que algo dentro de sus pulmones la invitaba a respirar, vibraba, se despertaba por la emoción.

-Si, ¿tú que piensas?- inquirió ensimismada en sus pensamientos. Parecía que la mucha olvidó por completo que no la conocía, o no, o solo necesitaba que alguien lo compadeciera en su duda -literalmente- existencial.

Sak la observó, suplicando que hiciera las cosas más fáciles. La chica no se inmutó, buscaba una respuesta y la quería ya.

-¿Por qué querrías dejar de existir?

-Todos tenemos razones para dejar de hacerlo, ¿no?

-Yo lo venía intentando hasta que apareciste.

-Eh, chicas. Yo me tengo que ir.- Dijo el amigo a un costado. Y sin agregar nada nuevo, se fue en dirección a la salida.

Todo era muy extraño para ambas. Pero los impulsos son más fuertes que nuestro cuerpo, nos buscan, nos atrapan y nos dejan fluir de manera involuntaria. Ninguna de las dos podía cuestionar: 1) El hecho de que la situación en la que se encontraban era insólita; 2) El deseo de ambas por conocer la opinión ajena de como reducirse a nada y 3) El miedo de presentar sus razones y las ganas que tenían de hacerlo. 

-No se supone que me arriesgue a hablarte. Va en contra de todos mis nuevos principios. Yo siempre estoy sola.

-Bueno, lo siento, pero ahora estás conmigo.

sakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora