Verónica estaba observando fijamente como el sol se ocultaba allí donde no salia hasta comenzar un nuevo día, todo a su alrededor estaba estático, solo se oía el viento correr y sus cabellos castaños claros siendo azotados por este mismo. El lago que estaba en frente de ella se encontraba gris y espeso.
Su vida no era mas que acciones de lo que pensaba que estaba correcto,estudiar para poder sobrevivir, hacer lo correcto para que todo saliera bien y un sin fin de cosas que estaba dispuesta a pasar,porque así le venían diciendo desde que tenia uso de razón. Y eso era lo que se tenia que hacer.
El aire se escapo de sus pulmones en un fuerte suspiro, tenia la punta de la nariz ardiendo y su piel se erizaba con cada ráfaga de viento que pasaba envolviéndola y congelandola al mismo tiempo.
Y si, estaba aquí, eso quería decir que necesitaba pensar. Últimamente estaba viendo todo desde otra perspectiva. Era como si otra alma fuera a hospedarse en ella, como si fuera a cambiar de alguna forma.
**
Verónica estaba haciendo un trabajo de su escuela cuando escucho el llamado de su puerta, era su mama, Regina.
-Hola, mama.-Dice con una sonrisa, deja de mirar su desordenado escritorio y mira a la mujer que le dio la vida. Siempre que la miraba una ola de sentimiento la invadía.-Estaba terminando un trabajo de Economía, estoy muy estresada.
Regina le sonrió y se sentó al inicio de su cama, tenia un vestido color vino tinto que le llegaba hasta las rodillas y unos tacones altos color marrón. A su madre no le pasaban los años, era muy hermosa y vanidosa.
-Esperaba que hoy te dedicaras a ti, mi cielo. No todo puede ser estudio y estudio, a ver, llama a esa amiga tuya y salgan a ver una película o a tomar algo. Ya haces mucho en la semana, aprende a tomar las cosas equitativamente. ¡Dios! Me recuerdas a tu padre cuando nos conocimos.-Su madre decía que no salia a divertirse y que tampoco tenia muchos amigos, y su padre pues el, lastimosamente no estaba, lo había perdido cuando tenia 5 años de un cáncer en los pulmones. A sus 16 años nunca le había interesado el tema de los amigos,fiestas, alcohol y...novios.
En su salón de clases había lo normal en chicos, desde el mas guapo, hasta el típico nerd con acné. Y las chicas, bueno, ellas se dedicaban a que todos las miraran haciendo lo que fuera necesario.
-¿Tienes cargado tu celular? -Pregunto su mama mirándola con una mirada que decía que ya conocía la respuesta.
-Pues no, mama. Ahora mismo esta cargando justo...-No recordaba donde lo había dejado, el no tener amigos es igual a una vida fuera de las redes sociales y demás cosas, así que simplemente no le prestaba atención.
-Lo encontré en la cocina y te lo puse a cargar.-Rio Regina. Verónica rodó los ojos y se unió a ella.
-Ay,¡Mama!-Rieron otra vez, Verónica se sentó a su lado en la cama-¿Sabes? Yo a veces me siento rara. -El humor se había ido de su caray fue reemplazado por otro sentimiento. - Es que veo que no soy iguala los otros chicos de mi edad, lo que ellos hacen para emocionarse...simplemente no me veo pintada haciéndolo. Y pues es eso y ya, rara,porque normalmente mal no me siento.
Regina miraba a su hija con orgullo, tal vez no era como los demás chicos de su edad pero tenia muy claro lo que hacia y por que. Ese, aunque su hija no lo supiera era otro tipo de belleza, una belleza que iba mas allá de lo físico, una belleza que mas adelante se convertiría en el arma para alcanzar sus deseos.
ESTÁS LEYENDO
No me dejes caer.
RomanceA todos les llega su hora, ¿Cierto? A Verónica le llegaron 6 en la semana. Y eventualmente las 24 horas todos los días. ¿Quieren saber de que hablo? Sencillo, Michael Fields. El increíblemente guapo profesor de su escuela. Por sucesos de la vida las...