Capítulo 1: Las 6 caras de la discordia.

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Tú nombre es (T/N) (T/A). Eres una joven exitosa y de buena voluntad que acaba de volver a Japón después de un tiempo trabajando en el extranjero.

Moverte de un lugar a otro puede traer un sentimiento melancólico a algunas personas, pero tú nunca te has apegado mucho a los lugares que visitaste y por ende nunca te sentiste triste dejándolos atrás.

De hecho, ahora mismo te dirigías a tu antigua casa, la cual habías definitivamente no-extrañado. Pasaste tu infancia encerrada en casa gracias a tus sobre-protectivos padres, viviendo con la nariz metida en libros y sin mucha interacción social. Siendo honestos, la única razón por la que no caías presa al aburrimiento era probablemente el hecho de que tus vecinos eran...interesantes.
Sus nombres eran Matsuno Matsuzo y Matsuyo. Ellos tenían 6 hijos. Hijos que traían una sonrisa a tu cara cada vez que los veías. Ver su día a día por la ventana de tu habitación como si de un programa de televisión se tratara te subía los ánimos casi instantáneamente.
Aún sin haber interactuado mucho con ellos poniendo de lado las miradas que a veces intercambiaban si se daba la rara casualidad de que cuando ibas a la escuela ellos estaban afuera también, llegaste incluso a desarrollar un...pequeño, pequeñito, pequeñisímo flechazo en uno de ellos.
No es como si lo fueras a admitir, de todos modos.
Sin embargo, el amor murió cuando la cruel realidad te pegó una bofetada en la cara al darte cuenta de que básicamente nunca habían hablado y de el más-que-obvio flechazo que tienen todos hacia Totoko.

Al final lo superaste, creciste, te fuiste y ahora, finalmente volviste.

"Hm."
Te relajaste cerrando tus ojos mientras tu cabeza descansaba en el asiento de el taxi en el que te encontrabas. Te preguntas si seguirán viviendo en ese viejo vecindario.
Te vas a quedar en la antigua casa de tu familia. Tus padres ya no viven allí, así que te sugirieron quedarte en esta. Puedes hacer lo que quieras. Realmente estás entusiasmada con respecto a vivir en ese lugar. Sola y tranquila, sin nadie que te moleste...

"¡Eh! ¡Señorita! ¡Despierte, hemos llegado a su destino!"-vociferó el taxista.
"¡Oh! Gracias por el viaje, señor."-respondiste mientras le pagabas al hombre.
"Sí, sí, sólo bajése de una vez..."-masculló entre dientes.

Proseguiste a bajar del auto y sacar tus maletas. No pasaron más de 6 segundos y el taxi ya se había ido.
"¡Qué idiota! Yo soy su cliente, esperaría que fuera por lo menos un poco amable..."
-pensaste.
Observaste tus alrededores y encontraste tu casa en la distancia.
"Cielos. No ha cambiado casi nada"-te dijiste a ti misma mientras te acercabas.
A medida que caminabas, ojeabas la calle y así, divisaste una casa en particular que destacaba de las otras. Esta era vieja y contrastaba fuertemente con el estilo renovado de las demás casas del lugar.
"Woah. Esta casa es un poco extraña."
Pero bueno, eso realmente no era de importancia. Por lo menos, no para tí.

Sin más preámbulos entraste a tu casa y comenzaste a instalarte. Luego de unas horas decidiste salir a tomar aire fresco y de paso, pasear por el vecindario.
Sin embargo, apenas saliste, reconociste una cara demasiado familiar al lado de la casa antigua.

Era un Matsu.
Al darte cuenta, estabas en shock.
"Khé. Komo. Khé raios. Güatafáq. Khé está pasando aquí. Uno sigue viviendo aquí. Shit."
¡Entonces otro llegó!
Este lucía un polerón azul en contraste al polerón rojo que llevaba puesto su hermano.
...
. . .
(y esas cejas papu :v)
Del interior de la casa salió otro más.
En este punto, querías morir.
Este tenía una expresión más...¿nerviosa? a falta de mejor palabra. Vestía el mismo polerón de los demás, con la única diferencia siendo su color verde.

¡Ahora estabas más perturbada! ¿3 de ellos seguían viviendo aquí?
Y entonces viste lo más traumatizador de tu vida. 3 más.
Habían 3 jodidos Matsus más.

Osomatsu-san X LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora