Noche 1 - Volar

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Abrir tus alas, lanzarte y volar.
Ver todo el mundo desde arriba. poder ser libre por un momento.
Tomar a esa persona que tanto quieres en brazos y llevarla contigo a observar la belleza del paisaje.
Sería tan hermoso.
Pero en ese momento tus alas se quiebran y empiezan a romper, tus brazos se debilitan y dejas caer a esa persona que amaste alguna vez, no la puedes alcanzar, tu también estás cayendo.
Cuando tocas el suelo te hundes en un vacío eterno.
Puedes ver pero no eres consciente de lo que te rodea.
Puedes escuchar pero los sonidos no son del todo claro.
Puedes sentir pero lo poco que sientes es el viento rozando tu rostro.
Allí es cuando ves a la persona que aprecias tanto, cayendo, sin posibilidad de hacer nada.
Entonces es cuando nuevas alas te crecen, más radiante que nunca, iluminadas por un brillo semejante al del sol.
Vuelas lo más rápido que puedes hacia esa persona y la alcanzas, una vez que la tienes la vuelves a tomar en tus brazos, la cobijas en tu pecho, pero te das cuenta que su respiración es muy tenue, sus ojos están más apagados, ya no hay brillo en ellos.
Sus manos tocan tu rostro por última vez, con la caricia más suave que hayas sentido jamás.
Y luego... Luego esa persona parte a un lugar donde también podrá volar...

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