Apagado Ordenado

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La luz intermitente y brillante daña mi vista, -¿donde estoy?, el ruido de sirenas me aturde, el dolor en mi costado derecho es insoportable, trato de entender que pasa, respiro agitadamente y miro a mi alrededor. Estoy sentado en mi auto, o lo que queda de el.

         Las imágenes se vienen de a golpes a mi memoria, ahora recuerdo haber estado manejando para ir… ¿a donde?... ¡ah si! volvía a casa del trabajo, es de noche, esta lloviendo, el auto de adelante esquiva algo de golpe, ¡ah!.. una moto en el piso, giro de golpe a la izquierda, veo un camión de frente, las luces en mi parabrisas y no recuerdo mas.

         Me palpo el costado derecho y siento una humedad tibia y espesa… estoy herido. Alguien golpea insistentemente mi ventanilla aun intacta y grita incoherencias, lo miro estúpidamente y me repite

-¿Esta bien?, ¿Puede salir?

         Le contesto que si pero no me puedo mover. Luego de un fuerte forcejeo se abre la puerta y siento frío, literalmente caigo en brazos de quien me auxilia. Intento quitar la llave del auto para no dejarla puesta… unos segundos después me doy cuenta de lo ridículo de mi acción, de cualquier manera mi brazo derecho cuelga inerte al costado de mi cuerpo, no lo puedo mover.

         Me arrastran al suelo, trato de incorporarme pero mis piernas no responden. Todo el mundo habla y grita, no entiendo nada. Gracias a Dios el dolor va menguando. Miro hacia mis pies y veo mi pantalón nuevo manchado de sangre y pienso en lo difícil que será sacar esta mancha, me falta uno de mis zapatos

         -Típico-  pienso, siempre en estas escenas hay un zapato tirado.

         Trato de concentrarme en lo que me esta pasando… creo que me estoy muriendo, pensar en la mancha o en las llaves del auto son una forma de evadir la realidad a la que me enfrento. El frío es cada vez mas intenso, voy a morir. La conclusión me pega como un mazo. Una lagrima rueda por mi mejilla ¿o es la lluvia?.

         Alguien se me acerca e intenta revisar mi costado derecho, La palidez y el gesto de su rostro lo dice todo, me sonríe forzadamente y se dirige a su compañero, escucho algo relacionado al hígado. Estoy tiritando, me cubren con una manta y me dicen que la ambulancia está por llegar.

         Otra vez estoy solo. Tengo que ordenar mis pensamientos, debería avisar a casa… me están esperando y se van a preocupar, sé que pronto se van a enterar, pero, ¿Como lo tomarán?,  ¿Quien se los va a explicar?, ¿Que van a hacer?, ¿Como van a vivir?

         Las preguntas estallan en mi cabeza, no puedo hacer nada. Mi habilidad para resolver problemas no puede ante tantas preguntas, por lo que abandono este tipo de razonamiento. Trato de serenarme pero me doy cuenta que tengo dificultades para respirar. Sonrío irónicamente para mis adentros.

         -Por lo menos no fue el cigarrillo la causa de mi muerte – me digo en voz baja.

         Levanto mi mano izquierda, la única extremidad que aún me funciona, e intento explorar mi lado derecho, no lo logro, felizmente ya no siento dolor, pero tampoco siento mi brazo derecho ni mis piernas.           “Shutdown 0” pienso, es el viejo comando para apagar ordenadamente a los servidores Unix. Poco a poco me voy apagando, me maravillo de la inteligencia innata de mi cuerpo, ahora solo necesito mi mente y mi corazón, lo demás es prescindible.

         ¿Miedo?, Si, pero menos del que imagine que tendría. Las imágenes de mi vida van desfilando, Mis padres, mis amigos, mis novias, mi esposa y mis hijos. Ahora no tengo dudas, estoy llorando, pero no es miedo sino nostalgia y algo de autocompasión. Trato de ordenar mis ideas, mientras el ruido se apaga y las luces se vuelven borrosas.

         Cierro los ojos por última vez y pienso -¿Adonde voy?, esta línea de razonamiento tampoco ayuda, no tengo respuestas, cambio una vez más de enfoque. ¿Que me quedó por hacer?... Mil deseos, todos con distintas prioridades, pero ni el mas elemental y básico de, morir acompañado, es una posibilidad real ahora.

         Repaso rápidamente mi vida, disfruté, sufrí, no fui ni muy feliz ni muy infeliz, finalmente estoy seguro que amé mucho mas de lo que odié es hora de perdonar a los ocasionales destinatarios de mi odio. Este razonamiento me da la paz que necesito en este momento, inspiro y expiro por última vez.

         Los paramédicos llegan, revisan el cuerpo, toman el pulso, lo auscultan y finalmente el medico principal se levanta sacudiendo la cabeza, el ayudante se apresta a cubrir el rostro cuando advierte sorprendido la sonrisa en los labios del cadáver. El medico lo llama insistentemente. Cubre rápidamente el cuerpo, se incorpora y hablando para si dice

         - Bueno, por lo menos el pobre diablo parece que murió en paz. 

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