capítulo 1: El despertar del mal

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Era un pueblo pequeño, Tom no vivía muy lejos del centro y la mayoría de los pueblerinos se conocían. Tommy no era muy popular ya que siempre fue extraño y distante más aún cuando murieron sus padres ya que él se encerró en su mundo y vivió alejado por un largo tiempo del resto de la sociedad.
Sus amigos Jack y Rob vivían a un par de calles, ellos dos eran vecinos y en la infancia junto con Tom hacían grandes recorridos con sus bicicletas hasta que se hacía muy de noche pero siempre regresaban a salvo de sus aventuras.
Una de esas noches de aventura ingresaron a la espesura de un gran bosque que se encontraba al norte del pueblo. Ellos siempre iban muy bien preparados con sus mochilas, llenas de comida y un par de linternas.
-Nos falta poco para llegar al río -Dijo Tommy
-Se hace muy tarde amigo, mira a Rob esta todo empapado se puede enfermar
-Vamos --Con acento de ánimo-- solo es un poco más

Continuaron por el sendero que cada vez se oscurecía más y más hasta que llegaron.

-Lo ven, solo faltaba poco
-Si pero vámonos ya Tom -Dijo Rob
-Parece que tienes miedo --de manera burlista-- no va a pasarnos nada

Estuvieron un par de minutos más hasta que Tommy diviso algo en el reflejo del río.

-Vengan hay algo ahí --Jack y Rob se acercaron con temor-- lo ven!
-Tommy no vemos nada, ya vámonos, deja de jugar -Dijo Jack
-Pero les hablo en serio hay...

Tommy de un momento a otro se quedo estupefacto, sus amigos lo observaban y lo empezaron a llamar pero él estaba ahí de pie y con su mirada fija en ese río, ese reflejo, en esa sonrisa que observaba y que por un motivo no la podía dejar de ver pero a los pocos segundos volvería a la realidad y esto sería su primer encuentro con aquel ente terrorífico que no le causó miedo ni temor sino curiosidad.

A la mañana siguiente Tom despertó exhausto, no estaba muy seguro si todo fue un sueño lo vivido la noche anterior que volvió del bar. Se sentía mal, pensó que la falta de alcohol le hacía daño pero sólo era una vaga idea que estaba en su cabeza.
Su casa era un completo desorden pero no le daba importancia al asunto.
Su rutina era sencilla. Levantarse, ir al trabajo y luego al bar. Trabajaba en el viejo hospital del pueblo como conserje, no ganaba mucho pero sí lo suficiente para vivir y el alcohol que tanto le gustaba.
De camino al hospital se encontró con Jack.

-Tom ¿Qué te paso anoche?
-No me sentía bien
-¿Fue por lo de tus padres?
-Nada de eso, eso ni tan siquiera pasó por mi mente
-¿Entonces?
-¡No lo se! Quería estar solo
-Me llamó tu vecina y me dijo que te escuchó gritar por eso te pregunto
-Seguramente fue un animal, no te preocupes, la señora Hastley es un poco paranoica
-Si lo se --Con inseguridad-- tengo que irme
-De acuerdo, cuídate
-Adiós

Al llegar al trabajo se puso hacer lo que siempre hacía y luego de limpiar los pasillos se sentaba afuera del complejo a fumar donde no estorbara a los enfermos pero en ese momento Tom se puso se puso a pensar sobre la noche anterior y se preguntaba ¿Y si no fue un sueño? Sabía que algo andaba mal.
Muy cerca de la hora de salida el doctor del pabellón de psiquiatría lo llamó.
-Tommy necesito tu ayuda, rápido ven!
De forma apresurada le siguió el paso al doctor Hocks y llegaron a una ambulancia.

-Es una paciente que entro en crisis pero está muy agresiva y ya se desató de una mano.

Un hombre bajó la camilla de la ambulancia y la mujer hacía movimientos muy bruscos y daba gritos muy fuertes que se podían escuchar por todo el hospital que no era muy grande.

-Tommy agárrala del lado derecho con fuerza, no te preocupes

Pero cuando Tom se acercó a la mujer esta se tranquilizó y con una mirada fría lo miro fijamente y le dijo:
-Yo a ti te conozco --con una voz que recordaba haber escuchado en algún momento--

Y de pronto la mujer se puso pálida, sus ojos en blanco y el doctor Hocks cayó al suelo. Tommy no podía moverse, solo podía observar como la mujer era devorada por una especie de sombra que se hacia mas grande conforme avanzaba el tiempo y empezaba a cubrir todo el cuerpo de Tom.

El doctor Hocks despertó, la paciente consiente empezó a preguntar:

-¿Qué ha sucedido? ¿Dónde estoy?

Hocks sencillamente respondió –No lo sé.

Pasó una semana y no había rastro de Tom, por todo el pueblo se encontraban carteles con su rostro pero nadie lo había visto. Sus amigos dejaron de buscar, pensaron que se había ido para siempre a algún lugar distinto para empezar una nueva vida pero lo que no sabían es que Tom en ese preciso momento se encontraba en un lugar mucho peor que el propio infierno, un lugar donde la oscuridad reina, donde no hay vuelta atrás pero aún así él seguía vivo, tratando de regresar.

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⏰ Última actualización: Nov 02, 2017 ⏰

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