"Le diría que hablara, decirle que grite
Que hablara un poco más alto, ser un poco más orgullosa
Dile que ella es hermosa, maravillosa, todo lo que no ve."- Little me (Little mix)
Baje rápidamente por las escaleras y fui directamente a la cocina para ver si Robert estaba ahí, pero no había ninguna persona en esta inmensa casa, dispuesta a ir al patio delantero voltee rápidamente y choque de lleno con el pecho de él, lo mire, y era muy curioso porque él me hizo un interrogatorio completo cuando me vio y yo aun no le sabia su nombre, él me sujeto de los brazos cuando trastrabille, me asegure de estar estable y deje de mirarle, me solté y seguí con mi objetivo.
- Hey alto ahí bragas rosa- me pare en seco y lo mire arqueando una ceja
- ¿perdón?- dije con incredulidad acercándome a él – alto ahí, tu chico bate.
- La desconocida aquí eres tú- me replico- ¿qué crees que haces paseándote en mi casa como si fuera tuya?
- Resulta que busco a Robert para saber si tu mamá va a llegar.
- Pues resulta que cuando mi mamá no está el que manda aquí soy yo- dijo acercándose a mí, cruzándose de brazos y desafiándome con la mirada.
Estábamos tan centrados en ver quien ganaba en esta especie de reto de miradas que ninguno noto que la puerta se había abierto, solo despegamos la vista del otro cuando una mujer entro y grito mi nombre, ella se acercó y me estrecho hacia ella en un fuerte abrazo.
- Pero que grande estas Chris- me sostuvo la cara y me miro con nostalgia- veo que ya te encontraste con Dylan, supongo que te ha tratado bien- Si supiera pensé entre mi. Alce las cejas, así que Dylan se llamaba, él estaba con los brazos cruzados y tenía el ceño fruncido, yo aún estaba un poco aturdida.
- Dios querida me hubiese encantado recibirte, pero te adelantaste y tenía un compromiso del cual no podía zafarme, pero Robert me informo que estabas bien y te estabas asentando- tomo mi mano y comenzó a arrastrarme hacia un taburete de la cocina- tomemos algo y me conversas que te parece todo esto.
Ella parecía una mujer excéntrica, pero se veía agradable y que debías hacerle caso si o si, porque también tenia ese aire de seriedad, solo logre asentir, ella me sentó en el taburete mientras preparaba té helado, sirvió dos vasos y puso un plato con galletas, Dylan se quedó apoyado en el marco de la puerta con los brazos cruzados, como un gato mirando al ratón, observando atentamente cada movimiento, me ponía los pelos de punta por la forma tan intensa que miraba.
Cuando logré aclarar las ideas comencé contándole que solo me había enterado ayer que iba a venir, que ni siquiera estaba segura si debía estar aquí o no y que mi mamá no me había dicho el por qué tenía que venir, solo lo que sabía era que ella se iba de viaje por trabajo. La señora Glen, la cual se llama Clarisa me dijo que solo la llamara por su nombre de pila y que en efecto mi mamá le había pedido que yo pasara un tiempo aquí mientras ella no estaba. Estábamos cuando Clarisa interrumpió para dirigirse a su hijo.
- Dylan por amor de dios pareces un león enjaulado ahí mirándonos así.
- Pudiste haber avisado aunque sea ¿no crees mamá?- dijo él malhumorado- desperté pensado que alguien había entrado a robar, además estoy con un poco de resaca por aquí- gruño finalmente.
- Bueno, mi error lo admito, pero que grata sorpresa la que recibiste, era con esta chica con la que jugabas cuando tenías 4 años y eras mas tierno- Él rodó los ojos, Clarisa se levanto y me dijo que paseara o que conociera más la casa y que cualquier cosa ella iba a estar arreglando las flores del jardín, y así sin más se fue dejándome ahí con Dylan, este era un momento incomodo con el mirándome enojado así que era hora de mi retirada. Pase por su lado rápidamente haciendo exitosa mi misión de esquivarlo, pude jurar que el inhalo cuando pase, pero tal vez el calor ya me estaba afectando. Cuando llegue al que ahora sería mi cuarto solté todo el aire que había estado reteniendo, todo fue intenso, si intenso, luego de que la bruma abandonara mi mente, caí en cuenta nuevamente que el chico me vio en ropa interior e inmediatamente el rubor sube a mi rostro, definitivamente que vergüenza.
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El ahora
Teen FictionEscoge tus batallas, o al menos eso le decía su madre a Christine desde que su padre las había abandonado, le había enseñado a construir su corazón siendo fuerte, pero el tiempo estaba jugando en contra y esta vez le iba a demostrar que tan frágil e...