× { a b u n d a n t s o l a c e } ×

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|| bueeenas, ¿qué tal?. Esta vez me inspiré jugando (por tercera vez x'D) el último capítulo y decidí hacer este fic. No es mi pareja favorita pero bueeeh, sé que a muchos les gusta y a mi también gg. La historia transcurre un camino alternativo en el cual Nohr pierde la guerra y bueno, descubran lo demás (?) disfruten, críticas, comentarios y pedidos de fic son aceptados con gusto <3 comentarios se agradecen a mil || ¡saludos! ||


Así es, la guerra ya estaba finalizada. Y no en una buena tregua, sino que el reino de Nohr, al que yo, Leo, pertenezco, había sido derrotado de una manera terrible. Dejé caer mi libro, impactado y paralizado por el hecho que acabaría con toda mínima esperanza restante, extinguiéndola por completo.

¿Lo recuerdas?

Tú, por tu parte, intentaste contener tu llanto, pero sé perfectamente que se te hizo inevitable dejar caer una pequeña lágrima. Rápidamente la quitaste con tu fina mano y te dirigiste en una caminata veloz, casi corriendo, hacia mí. Me obligaste a bajarme del caballo y me dedicaste un abrazo con unas ganas tan inmensas, una fuerza que expresaba tan desgarrador llanto que aguantabas dentro de tí, la decepción incomparable de resultar vencido en un asunto de tal prioridad semejante a algo de vida o muerte, ---exactamente como esto---.

Fracasados, eso éramos. Y como un digno fracasado, luego de esta humillante situación, fuimos directamente hacia el palacio para probablemente despedirnos de éste.

Ahí recuerdo perfectamente el momento en el que entré a mi cuarto y me tumbé con fuerza en la cama, apretando fuertemente mis puños al punto de hacerme un poco de daño. Tu entrada a la habitación fue rápida e inesperada. Te sentaste a mi lado y comenzaste a acariciar mi cabello. Sé que fue realmente impresionante verme de tal manera, conociéndome como con una actitud fuerte, irrompible y preparado siempre para cualquier tipo de situación, hasta ahora.

"Leo. Conozco la derrota y sé lo dolorosa que es; recuerda que yo también formo parte de esto. Puede sonar estúpido en este momento, pero hay que agradecer que no hemos perdido a ninguno de nuestros hermanos ni amigos. ¿Hay algo bueno en todo esto, no?" dijiste en tu intento de consuelo.

Dicen que los hechos relevantes sólo lo son para un grupo de personas con diferentes definiciones de "importante" dentro de sus mentes, pero yo, aún con toda mi ignorancia, me atrevería a contradecirlo. Creo que un hecho relevante no lo es para unos, si no que bastaría con serlo para uno mismo o quizá el no serlo para nadie lo convertiría inmediatamente en algo de suma importancia por falta de reconocimiento.

"Confuso... ¡Eh, mira que me cambias el tema!", opinabas cuando te hablé sobre esta pizca de opinión, pues nos tomamos un pequeño tiempo para charlar cuando me visitaste. No hay mejor panorama para mi que charlar --- o simplemente tener un tiempo a solas --- contigo, se me hace innegable la serenidad que me entrega un hecho tan simple como tu presencia.

Y como temía, terminé acostumbrándome a esta al punto de necesitar de la tranquilidad que sólo tú podías entregarme para seguir con el desarrollo de mi rutina, aunque sea sólo con un granito de arena.

Bueno, supongo que son cosas tan simples; y tan apreciadas en nuestro subconsciente, que terminas valorizando estas de manera tan única e increíble hasta no llegar a ser consciente de ello, y el día que desaparecen, tu vacío no puede complementarse con nada.

Probablemente todas las sensaciones que he ido desarrollando, además del pensamiento mío hacia tu persona y la gratitud que representas, son un error. Me lo han dicho, claro. Pero por favor, ¡ni se te ocurra semejante abominación de pensar que yo opino eso! ¡claro que no! Todo lo contrario. Creo que es una de las cosas más bellas que me ha ocurrido (si es que no lo es por completo) en el corto lapso de mi vida. Una felicidad única, nervios capaces de causar una vergüenza inmensa y partes de mi cuerpo tiritonas, mejillas ardiendo y teñidas, pensamientos rondantes a ti y sobre todas la cosas que he nombrado destaco los imparables latidos al verte. ¡Todo eso y no lo has notado aún, querida Corrin!

Nisiquiera sé porqué te culpo. Estos sentimientos aparecieron tan rápido como un cometa, que causaron un deseo en mi interior, y probablemente se quedarán para siempre, estrellados en la tierra desde que llegaron a esta, esperando por ser descubiertos. Pero la espera ha terminado, y yo mismo, el mismo cometa, me he levantado para hacerlos notar y demostrarlos en este escrito.

Mi memoria me condena. Aún recuerdo exactamente un día por la noche que apareciste como por obra de magia detrás mío, fue una inesperada llegada, la verdad pensaba pasar solo esa cantidad de horas, vagando por allí y entrenado un poco. Y ¡llegaste tú!, me alegraste el tiempo, hablando y conversándome sobre la aventura que eran nuestras vidas, algo de lo que nunca me había puesto a pensar. Escuchaba "atentamente" tus palabras --- o mejor dicho lo intentaba ---. Esta bien, ¡lo siento, lo siento mucho! Pero, dime tú, ¿cómo no dejar llevar la concentración en un intercambio de palabras por ver aquellos rosas y suaves labios pronunciando palabras? Tanta envidia que me causaban tus manos por poder tocarlos y sentirles con el tacto cuando ellas quisieran. El tema al que quería llegar es que para despedirte, usualmente me despedías con simples palabras o un frío abrazo de vez en cuando, pero esta vez ese beso en la frente fue tan inesperado y repentino que me enloqueció, dejándome la mente en blanco con sólo espacio para recordar aquel momento.

En fin. Me pregunto, finalmente, si todas estas palabras tendrán algún significado profundo o al menos un impacto en ti que cause al leerlas, pues estar sentado acá en un escritorio, quemándome la mente y mordiendo la punta superior del lápiz para escribirle la carta a alguien no es algo de lo que fácilmente podrían pensar que viene de mi, y mucho menos sentimientos que me quitan la frialdad y mi amado orgullo, pero realmente siento que valdrá la pena, sobre todo si es para alguien tan especial como tú, Corrin.

Esperaré tu respuesta con unas ansias tremendas. Pues, el simple hecho de ver tus labios pronunciar palabras que anuncian un sentimiento correspondido me alegraría como nunca nada, ni nadie, lo ha hecho.

Nos vemos hoy a las 20:00 para despedirnos del reino, hasta entonces.

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