Los ronquidos de Stefan me despiertan, éste hombre no puede roncar más alto. Sigo con los ojos cerrados, rememorando el sueño de hace unos momentos y queriendo volverme a dormir. Finalmente, al notar un poco de sol en mis ojos, los abro. Al momento veo dos ojos rojos mirándome fijamente, me pongo en movimiento y cojo la pistola que está a mi lado esperando que el hunter no se abalance a mi cara para después devorarla. Consigo sujetarla bien aun estando tumbado y disparo. Un ovillo de cables cae sobre mi cara, bufo mientras los tiro a un lado y dejo la pistola al otro.
-¡TÍO, ME HAS DESPERTADO, JODER, ¿SABES EL SUSTO QUE ME HAS DADO? ¿SABES COMO AFECTA ESO A MI CUTIS?!-grita Stefan, al momento veo como coge mi pistola y antes de que me dé tiempo a protegerme ésta impacta en mi brazo. Estoy completamente seguro de que más de la mitad de golpes que me he dado en la vida me los ha dado él.
-¡La pistola aún quemaba! -Me doy un pequeño masaje en el golpe y lo enfrío con mis manos-. Creí que eran los ojos de un hunter de nivel cinco, ¿qué querías que hiciera?
-Eres tonto, me he levantado de golpe y me he dado en la cabeza con esto.
Palpa "el techo" (un armario sin cajones) de donde estaba durmiendo. Suelto una carcajada y me siento con las manos en mis rodillas. Él sale de su escondrijo y echa un vistazo a la habitación de la casa, le imito, ayer por la noche me dormí nada más tumbarme en el suelo. Estoy seguro que era la habitación de una niña pequeña. Muñecas, hadas y princesas se reparten los lugares en los estantes, alguna está tirada en el suelo, y lo único que ha entrado aquí en años es polvo. No sería la clase de habitación que le compraría a Mónica, absolutamente todas las cosas de la habitación son rosas o tienen algo rosa, en realidad, no sería la habitación que le compraría a nadie. Una cama con dosel (rosa, obviamente) preside la habitación, justo en frente está la puerta en donde yo he dormido, a mi lado, un gran armario de metal, también rosa, se impone, los cajones están a su lado y Stefan ha dormido debajo. Las ventanas están tapiadas con maderas (marrones, sorprendentemente) y los rayos de luz que entran apuntan a la cama. Me da un gran escalofrío al pensar en que, seguramente, si levanto la colcha esté el cadáver de una pequeña niña sujetando a su muñeca favorita o un hunter que ha adoptado éste sitio como su casa, cualquiera que sea, no quiero saberlo.
-¿Por qué cada vez que salimos de expedición nos metemos en los sitios que más miedo dan? -Se levanta a la vez que sujeta su pistola en la espalda y luego me tiende la mano.
-¿Por qué te empeñas en esconderte en sitios para que no te vean si al que menos van a ver es a ti? -Sonrío y cojo su mano, me levanto y noto como me mira con desdén y entonces suelto una carcajada. Entonces empiezo a toser y noto lo deshidratado que estoy.
-Oh claro, como soy negro pues no se me ve, pues no chaval mi belleza deslumbra, ¿sabes? -Cojo la cantimplora y bebo un poco, lo justo para que lo demás me dé para llegar al refugio.
-Sí, a las moscas. -Mi broma se oye bastante pero aun así espero que él no la haya oído, al momento me llevo un capón de su parte-. Oh vamos, sabes que yo te quiero. -Hago un corazón con las manos y él me saca la lengua-. Deberíamos ir ya al refugio.
Le miro y asiente bruscamente. Cojo la pistola y la sujeto firmemente en las manos, echo un suspiro y abro la puerta. Un pasillo de madera se sitúa a ambos lados, es una casa normal de pueblo, me dirijo a las escaleras de mi derecha, no veo ningún hunter por aquí. Bajamos las escaleras rápidamente y salimos de la casa, los rayos de sol golpean mi cara de forma cegadora. La desierta calle se extiende hasta que la cortan unas casas viejas, oigo como Stefan cierra la puerta detrás de mí. Intento recordar el camino que seguimos ayer para llegar hasta aquí, pero lo único que atisbo son calles en zigzag y esquinas, que no logro juntar para hacerme un camino.
-Tú no te acuerdas de por dónde vinimos, ¿verdad? -Niego, los recuerdos son pésimos cuando intentas escapar de una horda de hunters a las doce de la noche-. ¿Qué tal si salimos del pueblo y luego nos orientamos?
Esta vez asiento y comienzo a caminar. Los pocos coches vacíos se arremolinan a los lados de las aceras y las casas están intactas, como si nada hubiese pasado, como si toda la gente simplemente se hubiera encerrado en sus casas. Lo único que se oye son nuestros pasos al dar contra la carretera, a pesar de eso, el silencio sigue resultando aterrador después de diez años. Aunque no es tan malo como un gruñido o el sonido de la carne desgarrándose. Caminamos por el medio de la carretera, desviándonos cada vez que oímos un ruido. Después de media hora caminando, conseguimos salir del laberinto, entonces nos orientamos, y empezamos otra vez a caminar para llegar al refugio en un par de horas.
Llegamos exhaustos y deshidratados, no es sorprendente ya que siempre llegamos así. El refugio es una gran nave de metal plateado, a estas alturas ya debería haberse oxidado y lucir un aspecto más viejo y desgastado pero lo único que luce viejo son los cañones y las vallas colocados a su alrededor. Para entrar, una máquina tiene que analizarte el ojo, no es ni mucho menos para saber quién eres, es para medir si te has convertido en uno de ellos, ya que es donde más se nota. Todos los que he visto tienen los ojos teñidos de sangre, aunque normalmente no les logro ver los ojos. Cuando pasamos seguridad nuestro capitán (que es también quien lleva el refugio) nos abraza, como siempre, y le decimos que no hemos encontrado nada ni a nadie, lo que también pasa siempre. Lo primero que hago es buscar a Mónica, para asegurarme de que está bien y que no ha habido ningún ataque. La encuentro con sus amigas en su habitación, nada más verla me coloco el arma a la espalda y la cojo en brazos como si aún tuviese dos años.
-Hola princesa -mi seca garganta hace que mi voz suene mayor y ella se ríe.
-Hola viejales. -Me abraza y sonrío. Al fondo, oigo a sus amigas cuchichear-. Deberías beber un poco de agua. -Su amiga rubia me da una botella, dejo a Mónica en el suelo y cojo la botella con un gracias y una sonrisa, lo que hace que la niña se sonroje y se siente rápidamente en su sitio. Bebo agua y le devuelvo la botella-. Hermanito, también deberías ducharte, hueles a sangre. -Se tapa la nariz con dos dedos y suelto una carcajada, le doy un beso en la mejilla y dejo que siga jugando con sus amigas.
Me dirijo hacia mi habitación por los pasillos de la zona inferior del refugio. La mayoría de personas me saludan y me agradecen que les proteja, otra pequeña minoría se siguen asustando del arma y lo demás son chicas que se me quedan mirando. Llego a la puerta de mi habitación y entonces me doy cuenta de lo cansado que estoy. Hay un cartel al lado que explica con exactitud todo el refugio. En la planta superior se sitúan los invernaderos y los laboratorios, en los cuales siempre he preferido trabajar antes de arriesgar mi vida por nada. En la planta más grande y situada a nivel de suelo están los comedores, las cocinas, la sala del director y demás salas de ocio. Y, bueno, bajo tierra se encuentran los dormitorios. Entro y cierro la puerta, dejo la pistola sobre la mesa, y me quito la camiseta en la cama. Todo está limpio y ordenado en su sitio, igual que cuando entré hace diez años, lo único que me dio tiempo a coger cuando salimos de casa fue a Mónica y a su peluche dinosaurio Emanuel, y lo cogimos porque ya lo tenía abrazado. Suspiro y entro al baño, las luces se encienden con un parpadeo y me veo en el espejo. Me estiro y sacudo mi pelo, que ya tiene hasta polvo. Abro el grifo y dejo que el agua se caliente mientras me quito el resto de la ropa. Cuando entro a la bañera el agua se tiñe de un color rojizo tirando a negro, y siempre me pregunto por qué nos mandan ahí fuera. Además de enviarnos para absolutamente nada ni siquiera nos dejan entrar a las ciudades grandes a pesar de que vemos luces encendidas. Mientras estoy sumido en mis pensamientos, intentando relajarme, una alarma estridente suena en el refugio.
Joder.
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HUNTER
Science FictionHUNTER: adj. Dicho de todo ser anteriormente humano con características especiales y debilidad por la carne humana. ¿Sabes realmente quiénes son los enemigos?