Preparando las maletas

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Mañana será el gran día, no paraba de sonar en mi cabeza, parecía una bomba de relojería a punto de estallar. No paraba de oír las voces de mi madre preguntándome si había metido esto o aquello. En fin, todavía me acuerdo del viaje que hice dos años con el colegio. Desde hace un tiempo tengo alergia a los perros y llevo una medicación por si acaso me pongo mala, bueno, pues esa vez, mi madre vino corriendo desde casa hasta la estación de buses a llevármela. Y para colmo, todo el mundo se quedo mirando para mi madre cuando entro a explicarme al alsa como debía utilizarlo en caso de que me pasara algo, como si no lo supiera... Desde ese día, no se me olvida nada para no pasar por esa vergüenza y menos esta vez que podía ser mi gran oportunidad para conquistar a Lucas. Tenía tanto miedo a que pasara algo malo en ese viaje, que me pusiera más nerviosa de la cuenta o que me enterara de algo que no quisiera enterarme. Pero para que negarlo estaba más feliz que cuando vamos al cine y como palomitas dulces. Lo único que fallaba es que no íbamos a París, la ciudad del amor, sino a la capital de un país en el que sus costumbres y religión no eran lo que más me agradaran en este mundo, como a cualquier mujer en su santo juicio.

A todo esto, entró mi madre por la puerta y con un tono de voz más bajo de lo habitual, me dijo:

-Es Saray, dice que es importante, me parece que está llorando...

Cogí el teléfono enseguida, aunque por lo habitual era muy exagerada, siempre que necesitaba algo o tenía algún problema, a la primera en contármelo era a mí y tenía la ''obligación'' de ayudarla, ya que en realidad ella también hacia lo mismo conmigo cuando lo necesitaba. Aunque para ser realistas, lo más normal es que no fuera ella la primera en enterarse, pero cuando el problema era a altas horas de la noche, a la que solía acudir era a ella, ya que se acuesta muy tarde y es la primera por lo habitual en coger el teléfono o responder a los mensajes.

- Hola Saray, ¿estás ahí?

- Hola, era para decirte que me acabo de enterar de que Fer tiene novia, lo siento por llamarte, pero necesitaba desahogarme con alguien y prefería que no fuera por Whatsapp.

- Aah, lo siento mucho, no sé qué decirte y tranquila de igual que me llames, total no estaba haciendo nada importante.

- Gracias, de verdad, es que si la vieras, es guapísima, tiene unos ojazos y un cuerpo que ya lo quisiera tener Adriana Lima.

- Anda exagerada, fijo que es la niña más bajita y fea que hayas visto, pero ya verás que se te pasa al ir de viaje y tomarnos unos días libres y despejar.

- ¿¡Cómo voy a despejar si el también viene!?

- Es cierto, se me había olvidado por completo. Tómalo como una despedida y luego dile adiós para siempre. El no te merece.

- Eso es muy fácil de decir pero...

- Ya verás, igual hasta la deja estando allí

- Tienes razón, bueno voy a acabar de hacer la maleta y así dejar de pensar por un rato que me hace falta la verdad. ¡Me cago en las redes sociales!

- Yo también la estoy terminando, tranquila todo acabará antes de lo que piensas con Fer todo es así. Hasta mañana y ¡ ponte música para relajarte!

- Muchas gracias, te quiero.

Después de colgar me puse a pensar en la pobre de Saray, como yo me enterara de que Lucas tiene algo por ahí me iba a poner más celosa de lo que me suelo poner y lo más seguro es que hiciera alguna estupidez.

Que nerviosa estoy, mañana es el gran día, ojala salga todo bien.


•En vez de a París a Marruecos•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora