CAPÍTULO 1: LA PROMESA

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-James, hablo en serio - Rylie lo miró directo a los ojos, molesta- No iré sin ti.

Y se volvió para terminar de desempacar, aún no se lo podía creer, se había pasado toda la noche empacando, entrenando, fijando horarios después de los entrenamientos para poder pasar tiempo con él allá.  Todo eso, para nada. Y es que hace unos instantes, James le había soltado de sorpresa que no iba a poder ir a Barcelona con ella. Él sabía que no iría, pero no se lo dijo, y esperó hasta el último minuto para decírselo. ''Pero,¿Por qué?'' preguntaba Rylie para sí misma, ellos nunca se ocultaban nada, siempre se decían las cosas por más que alguno de los dos termine molestándose,  era una promesa que se hicieron desde niños. Claro que de pequeños si alguien pasaba de esa promesa sin querer, no era motivo para una gran pelea, terminaban disculpándose porque su amistad podía más que cualquier cosa. Pero desde que su relación pasó a ser algo más que una amistad, se tomaron esa promesa más en serio, y Rylie muchísimo más en serio.

James se acercó a ella y le rozó suavemente el hombro para luego descender hasta llegar a tocar su mano, lo que hizo que Rylie se detuviera y lo mirara nuevamente. James aprovechó la distracción para agarrar la maleta de Rylie y dejarla  junto al armario, la chica protestó pero él no le hizo caso, se dirigió al armario de Rylie y sacó una chaqueta de punto, unos vaqueros recién doblados por ella y dos blusas. Las colocó dentro de la maleta y abrió el pequeño compartimiento que había al costado derecho de la maleta, luego abrió el cajón izquierdo del armario y sacó la ropa interior de la chica. Esto hizo que Rylie se ruborizara al máximo, James la miró enarcando una ceja con una sonrisa pícara, mientras le mostraba una prenda de color rosa con un estampado de adorables animalitos. En una fracción de segundo, Rylie ya se lo había arrancado de las manos y seguía igual de colorada que hace unos instantes, hasta más.

- ¿Por qué nunca te lo he visto puesto?- Dijo James de manera divertida, mientras guardaba el resto de las prendas en el compartimiento de la maleta- Mira que te hubieras visto adorablemente sexy- añadió guiñándole un ojo y ladeando la cabeza, mostrando una de esas sonrisas que a ella tanto le encantaban. Pero Rylie estaba demasiado molesta con él y no iba a dejar que una de sus sonrisas hipnotizadoras le hagan olvidar su enojo. Pasó del comentario del chico, y se dirigió al baño. James la siguió pero ella fue mucho más rápida, entró y le cerró la puerta en la cara. Acto seguido le puso cerrojo a la puerta, James trato de abrirla pero le fue imposible, ella tenía las llaves.

- Venga! Rylie, no te pongas así. Lo siento, por no poder ir, en serio. Sabes que siempre he estado contigo, en todos tus viajes, apoyando a tu equipo, siempre estoy para ti. Y aunque no me es posible ir esta vez, recuerda que sigo contigo. Ahí, en tu corazón, cada vez que me necesites recurre a él y me sentirás cerca, yo sentiré la conexión y pensaré en ti. Pero por favor, tienes que ir. No puedes perder esta gran oportunidad, asistirán muchos cazadores de talentos a ese partido y sabes que muchos de ellos van a por ti. Aparte de eso, tienes un compromiso con el equipo. Y, conmigo ¿recuerdas?- le suplicó James, al otro lado de la puerta. Claro que lo recordaba, como olvidar ese día.

*Flashback*

-Rylie, lo hiciste de maravilla, ves que si podías- Le dijo el muchacho sonriente- Solo necesitabas confiar en ti, tú y tu equipo las derrotaron- dicho esto la abrazó, fue un abrazo tierno y dulce, y para Rylie fue el mejor de todos. Lo que él no sabía es que ella jugó pensando en él, que si ganaban vería una de sus sonrisas y sentiría uno de sus abrazos. Eso le bastó para jugar como debía.

-Solo fue un juego, no fue la final ni nada, no exageres- El chico se puso serio al escucharla.

-No fue ''un juego'', fue ''el juego''  y participaste tú, eso me basta para felicitarte, no me hubiera importado si ganabas o no, solo me gusta ver como juegas y como te matas por tu equipo, eres la mejor para mí y no escucharé nada más al respecto. ¿Vale?

-Vale, Vale, no digo nada más- dicho esto, James le depositó un beso en la frente, seguían abrazados.

- Promete algo, pequeña- él bajo la mirada y buscó la de ella, cuando la encontró, la chica asintió con la cabeza- Esto es lo tuyo, lo llevas en la sangre, promete que te lo tomarás más en serio y lucharás por estar en las ligas mayores, y cuando lo estés, que sudarás la camiseta y darás todo de ti. Yo te prometo que siempre estaré apoyándote y estaré contigo, en los triunfos y en las derrotas. Pero siempre juntos ¿si?- ella lo miró curiosa, ¿de verdad le pidió eso? apenas tenía 14 años, no sabía si ese era el camino que debía tomar, pero si de algo estaba segura era de que no quería apartarse de ese chico de la sonrisa hermosa. No perdía nada con intentarlo o ¿si?.

- Está bien, lo prometo- le dijo la chica sonriente.

- ¿Con el corazón?- ella agarró el dedo índice de James y lo puso en su pecho,  a la altura del corazón y dibujo una ''equis'' con el.

- Con el corazón - confirmó. Ambos se sonrieron y caminaron juntos, agarrados de la mano hacia el pequeño parque que quedaba a la vuelta de su casa, pasaban casi todas las tardes ahí.

Ese parque y ese día, juntos formaron parte de unos de los mejores recuerdos de ambos. Y es que ese día, ambos tuvieron su primer beso y empezaron a verse de manera distinta.

*Fin del Flashback*

Rylie se deslizó por la puerta del baño, hasta caer sentada, atrajo sus rodillas hacia su pecho y las abrazó.

- Nunca he viajado sin ti- lo dijo casi en un susurro, pero él la oyó- No lo sé, tengo miedo, no quiero dejarte aquí. Eres mi apoyo y aunque solo me vaya por unos días. Siento que... Te necesitaré.

- Y yo a ti, serán los días más largos que vaya a vivir. Pero es importante para ti, y no voy a dejar que por mi culpa pierdas esta oportunidad. Sino fuera porque tengo que estar en esa conferencia de Negocios con mi padre en New York, agarraría mis maletas y me escaparía contigo- apoyó la cabeza en la puerta- Por favor, ve, da lo mejor de ti y luego regresa con todos tus trofeos, ya luego te dejo que alardees en mis narices ¿si? - ambos sonrieron, aunque fue una sonrisa triste. La puerta aún era un obstáculo para el chico que moría por abrazarla y besarla- Abre la puerta, Rylie. Por favor.

Rylie aún indecisa se paró y abrió la puerta, ambos quedaron frente a frente. Sin darle tiempo a hablar, James la agarró por la cintura y la atrajo hacia él. Acercó suavemente su frente con la de ella y la miró, ella no decía nada. Pero su mirada lo decía todo, le colocó un rebelde mechón atrás de la oreja, la miró por enésima vez en el día y finalmente la besó. Primero , fue un beso tierno sin una pizca de deseo, en el que demostraban cuanto se querían, un beso dulce. Y es que a ella le encantaba probar sus labios, los únicos que conocía a la perfección y los únicos que había besado.

El beso fue tornándose más pasional y comenzó a nacer el deseo entre ambos. Comenzaba a oscurecer y poca luz entraba en la habitación, solo se apreciaba las siluetas de dos personas que se amaban y se lo demostraban. Y se quedaron profundamente dormidos. Sí, ella iba a viajar y él también, pero no al mismo lugar. Ellos sabían que era solo unos días, lo que no sabían era que uno de ellos ya no volvería.....

*Sin tu sonrisa- No existo*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora