Cartas de nadie.

La carta de Maryssa Gold.

Para: Evan, mis padres, mi hermana y mis amigos.
Esto seguramente es extraño, sé que encontrar la carta de su hija muerta no debe ser mi agradable, pero tenía que asegurarme que supieran por qué hice esto y también quiero que hagan unas cosas por mi, para que ustedes no me extrañen tanto.
La razón de esto, de mi muerte es simple: no soy como tú Evan, no soy tan fuerte como seguramente te parecí alguna vez, estuve más que destruida y no podía explicarlo porque el simple hecho de mencionarlo me dolía más, toda mi vida me he visto inmersa en un montón de problemas, uno tras otro, y les he acarreado más problemas que satisfacciones a todos ustedes, padres, ustedes no tienen la culpa, la decisión ha sido solamente mía, y de nadie más, sí a alguien quieren señalar, señálenme a mi, con desdén, clm decepción, yo no puedo enfrentar la vida como ustedes, soy débil, siempre me he sentido como un montón de estiércol en una lujosa casa, no soy inteligente, ni bonita, ni talentosa, tampoco soy muy coordinada y la verdad es que me da miedo todo lo que puede o no puede pasar, me asusta el hecho de que las personas tomen decisiones importantes mientras yo no sé qué hace conmigo misma, no quiero ser una carga para nadie y no quiero tener un futuro de mierda, mucho menos aún, quiero arrastrarlos conmigo, sé que no les di opción de decidir sí querían o no apoyarme, porque sabía que seguirían conmigo hasta el final.
Querido Evan, sabes que no tengo muchos amigos y que tú fuiste la persona en quién más confié sabes cómo me sentía y sabes porqué, seguramente no me perdonarás nunca, pero, seguramente es lo mejor, sé feliz, sonríe a la vida, ríe de las tonterías que te digan, juega fútbol como siempre, corre a la orilla de la playa, en donde mar y tierra se unen, huye al fracaso, grita de frustración cuando lo necesites, llora de coraje o dolor, ama con tu ser, no dejes de vivir nunca.
Padres, necesito que, todos mis libros los donen a mi librería favorita, libros, literatura y vida a mi cuenta. Vendan mis cosas intenten no extrañarme tanto y sigan viviendo, porque ustedes siguen ahí.