Epilogo

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-No perdiste a la mujer que amas, aquí la tienes, pidiendo una oportunidad. – dijo _____.

Me cuestionaba si era verdad lo que decía, ¿aún la amaba? ¿A ella? Recordé cada uno de los momentos que pasamos juntos, no olvide ninguno, cuando la conocí, cuando me di cuenta que la amaba pero de pronto un rostro apareció en mis pensamientos. Removiendo esos recuerdos y cambiándolos por otros. Tenía una respuesta.

-Sabes, siempre quise que me dijeras eso, era lo que más anhelaba, no sabes cuánto, pero ahora – suspire – ya no más, pero tienes razón _____, no la perdí, porque estoy seguro que Charlotte va a esperar por mí. –Me miro confundida – Sé que esperabas que te dijera que te amo y que te dé una oportunidad más, pero no lo haré, porque no puedo mentirte, yo…

-¿Tú qué? – dijo con lágrimas en los ojos.

-Ya no te amo, yo no lo hago. – Dije sosteniendo su mano que había tomado unos instantes – encontraras a alguien a quien darle amor, pero espero no cometas el mismo error que hiciste conmigo. No tardes en decirle lo que sientes, porque lo perderás. –dije besando su mejilla y alejándome de ella.

-¿Qué pasa si tú te equivocas? ¿Qué pasa si aún me amas y te das cuenta muy tarde? – grito.

-Entonces ten por seguro, que volveré para luchar por ti. 

Fue lo último que dije antes de tomar camino a la puerta de mi hogar.

Después de ese día, no la volví a ver, ella se había ido, y muy lejos. 

Una semana después, me gradué, un momento de felicidad y tristeza. Había terminado una etapa de mi vida pero lo había hecho aprendiendo de mis errores. 

Me despedí de mis mejores amigos, sabía que cuando me graduará tendría que dejar Australia, había sido el acuerdo de mis padres. Tendría que estudiar en Londres. Una nueva aventura. 

La despedida fue muy difícil y más si en ella incluye que tengas que dejar a la chica que robo tu corazón y prometió no olvidarte hasta que alguien la enamorara y le correspondiera como era. Así es, no pude amar a Charllotte como lo merecía, no después del daño que le cause, y creó que fue lo mejor, porque ella merecía a un hombre que le diera todo lo que yo no. Pero duele más si te tienes que alejar de aquellas personas que marcaron tu vida, que empezaron con una amistad, y terminaron siendo como hermanos. Calum y Scar, creo que jamás había derramado tantas lágrimas, pero teníamos que seguir con nuestras vidas. Cada quien tomaría el camino que ya estaba destinado para cada quién. 

Y hablo en pasado, porque así es como lo veo, han pasado tres años desde que me aleje de Australia con todo y las personas que marcaron mi vida. Simplemente necesitaba un tiempo, como lo había dicho ella. 

Porque no necesitaba decir más que “…solo fui yo quien jugaba el juego”

Solo fui yo quien jugaba el juegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora