No merezco.

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Cayó la fría noche.

Mirando las estrellas me hallo,

sintiéndome inútil, llorando

ni si quiera capaz soy de acabar este desastre.


 —  Eres una cobarde.

No quiero ver mis muñecas manchadas.

La sangre podrá salir por fin de ese cementerio.


No quiero morir ahogada.

—   No mereces ni morir en una gota de agua.


Por merecer, no merezco nada.

No merezco su mirada,

sus caricias, sus baladas.

 No mereces ni un suspiro.


Y si así es, ¿por qué estuvo en mi camino?

—   Para recordarte la lacra que eres.

Él se escribió en este destino

y así, a tu pesar,

como castigo,

despedirte no podrás.


Quiero vomitar.

Mis manos no reaccionan

y quiero terminar.


—  Una noche trastornada 

iremos juntos a la cocina

cogerás un cuchillo

y ahí acabará tu vida.


¡Ni mil pastillas curan mi cobardía!

—  Solo piensa en lo bonita que será tu muerte:

Pétalos de amapola.

Él, su rocío.


No quiero que sufra.

  —  Olvidas algo, nadie sufrirá por ti.

Todas esas lágrimas,

son por pura pena.

Por merecer, no mereces ni la vida. 

Poemas de una rata.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora