CAPITULO 6

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ALEXANDRA

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ALEXANDRA

Desde el incidente con aquel tipo Odín había estado muy callado, se veía enojado y a la vez contrariado. No sabía cómo romper el silencio por lo que dije lo primero que se me ocurrió.

-Me llamo Alexandra -él me miro con aquella expresión dura en su rostro y luego note un diminuto cambio en su humor.

-Es un nombre muy extraño -sonreí por aquella sinceridad que lo caracterizaba- No me mal entiendas, suena hermoso pero en mi universo los nombres son más significativos.

No dije nada, cuando eres de otro lugar simplemente las culturas cambian demasiado. Después de varios minutos caminando llegamos a un camino muy conocido para mí, pronto llegaríamos a la pequeña granja que tenía mi padre. Él miro lo distinto que se veía el sitio comparado con la ciudad y creo que pensó lo mismo que yo.

¿Por qué seguía intacto?

Antes de poder responderme yo misma esa pregunta o de dar un paso el me detuvo de un jalón haciéndome caer al suelo, rió por la bajo y antes de que yo me quejara me dijo.

-Alguien creó una barrera en esta parte de la ciudad -me señalo los alrededores- Mira...

Observe lo que su dedo me señalaba y vi una antena similar al pilar, solo que era más pequeña.

-Es un transmisor de energía cuántica -lo mire molesta, yo era una científica muy galardonada pero no era experta en cosas de su universo- Un vector lo ha creado, es una especie de espejo en cadena, refleja un campo protector.

-¿Un vector? -pregunte.

-Exacto, el nombre dado a nosotros los Nórdicos -observe al dueño de esa voz, era mi padre y estaba ileso.

Corrí sin pensarlo y pude ver como Odín intento detenerme pero era tarde yo había traspasado la barrera sin daño, en cambio él fue repelido por el mismo.

-¿Qué sucede? -pregunte al ver que él no podía acercársenos.

-¿Qué haces aquí Odín? -dijo molesto mi padre, le mire sorprendida por ver que ambos se conocían.

-Eso digo yo... ¡Rayos! ¡Heimdal, eso ha dolido! -se quejo mi salvador.

-¿Heimdal? -Mire a mi padre algo asustada- ¿Tu... eres uno de ellos?

El nudo en mi garganta casi no me dejaba hablar, era tan difícil. Él asintió con una expresión dolida y luego me señalo el cielo.

-Vine hace mucho, buscaba paz y la conseguí después de un siglo con tu madre. Ella sabía lo que yo era y aun así se arriesgo a traerte al mundo. Es por eso que no soporto el parto, yo la mate; no tu -me recordó esos días en los que yo lloraba por ser la única en la escuela sin una mama a la cual abrazar.

Le di un abrazo y llore con él, el resto es historia.

Nos pusimos al día con lo que sucedía. La aviación había caído ante aquellas barreras que protegía a los vectores y la armada prácticamente se escondía, solo nos quedaba la marina y ellos estaban fuera de aquel campo intentando traspasarlo y luchando en contra de aquellas elipses que desintegraba a todos aquellos que tocaban. Todo lo que sucedía era horrible pero teníamos esperanzas de convencer a Vali de dejar a Venezuela en paz y con eso al mundo; por supuesto.

Mi padre dejo entrar a Odín al ver lo distinto que eran sus pensamientos, él le explico lo que sucedía con su hermano y juntos crearon una especie de transmisor, cuando al fin Vili capto su señal apareció en aquella antigua pantalla.

-¿Odín? -dijo sin ganas- ¿Eres tú?

-No solo él, Vili tu hermano quiere hablar contigo -mi padre hablo algo molesto.

-¡Heimdal! ¡Hacia tanto que no te veía! -la emoción en su voz era fingida- ¡Espera! ¿Qué haces con Odín?

-Él me ha encontrado... -Odín interrumpió a mi padre; que por cierto toda mi vida creí que se llamaba Argenis.

-¿Puedes venir a las coordenadas que te envié? -Vali miro la esfera plateada que tenía en sus manos y sonrió.

-¡Claro! Nos vemos en una hora.

La pantalla se apago y los tres nos miramos con incertidumbre. Viajamos a la estación del teleférico donde nos subimos sin pensarlo, una vez que arranco vi como Odín miraba con ansiedad su arma; una muy extraña por cierto.

Se la entrego a mi padre y dijo.

-Él está aquí, cuida a Alexandra -un golpe en el techo de aquel transporte me asusto y Odín salió por la puerta forzada.

Trague grueso al escuchar la voz de su odioso hermano, mire a mi padre y él se puso la mano en su boca en señal de silencio. Todo el viaje a la sima fue en silencio y cuando al fin llegamos a nuestro destino no había ningún indicio de esos dos.

-¿Dónde están?

-Odín sabe lo que hace hija, solo nos protege -sentí cierta punzada de culpa y salí a ver los alrededores del mirador.

Camine por mucho rato pero después supe porque se habían ido.

Él pensaba sacrificarse por nosotros, lo supe por la forma en que miró la decisión de mi padre, el amor que él le tuvo a mi madre y a mí, por las risas que me regalo en casa mientras intentaban realizar aquel comunicador, por cómo estaba silencioso cuando no lo deje asesinar a aquel hombre, por como observo a aquella madre volver por su hija a pesar de saber cuál sería su destino. Él miro los valores que aun guardábamos en nuestros corazones por lo que supe que haría un acto de amor por nosotros.

ODIN

Nos habíamos alejado de Heimdal y su hija, deseaba de todo corazón que ambos sobrevivieran y lograran rescatar lo poco que quedaba de su país. Venezuela parecía ser el sitio ideal para quedarse y aprender a superar las más terribles pruebas, su gente era cálida y soñadora, se sentía como una gota de esperanza en medio de un desierto corazón, podía darlo todo por ellos. Sabía que lo merecían y que con esta segunda oportunidad mejorarían su calidad de vida. Mi hermano me miraba con expectación, caminábamos por aquella montaña llena de nieve y le señale el paisaje que se había conservado gracias a lo lejos que estaba de las poblaciones. Él no pareció comprender por lo que sonreí.

-Estas matando un mundo por placer ¿Te diste cuenta? -quiso hablar pero no lo deje- ¿Crees que madre nos crio para esto?

-No, no hables de ella -me advirtió molesto.

-Debo hacerlo, cuando veo este mundo la recuerdo. Ella amaba la vida, la sostenía en sus manos cada vez que nos abrazaba, lo último que hizo fue sacrificarse por nosotros.

-¡Ella fue una tonta! El amor... -detuvo sus palabras y me miro con enojo- Es eso, ¿La amas aun si conocerla?

-No puedo mentirte y tampoco lo lograría, he visto en ella la bondad de un ser humano. Ella es parte de este ecosistema, parte de un todo. Ella lo intenta al igual que todos esos seres que has matado por capricho. ¿Recuerdas el sabor del dolor? ¿Recuerdas cuando perdimos a nuestra madre?

-¡Ella no tiene nada que ver en esto Odín! Los humanos han creado algo y deben ser erradicados antes de que el equilibrio se rompa -y vi mi oportunidad.

-¿Así como tú y papa? -sus ojos se abrieron demasiado- Te entrego mi vida a cambio de este mundo.

-¡No! -Me suplico y sin pensarlo me lance de espalda al abismo que había detrás de mí.

Lo vi lanzarse con lagrimas, por mucho tiempo me sentí solo pero él lo cambio todo con esa acción. Nunca dude de su amor y al fin lo hice reaccionar. El precio de nuestra falta de comunicación había sido la muerte de todos aquellos inocentes. Al fin la tercera guerra mundial que había iniciado en aquel mundo había terminado y el costo fue pequeño en comparación con las anteriores que habían vivido pero no por eso la menos brutal. Mucha gente falleció, la sangre de esos inocentes les recordaría el resto de sus existencias que debían vivir sin ambiciones.

La oscuridad me rodeo por un breve instante y lo último que vi fueron las lágrimas de aquel que llame hermano.

"Lo siento tanto hermanito..."

Colisión De UniversosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora