Tras tantos golpes y tantos dolores, he llegado al punto exacto en el que te vas acercando porque a lo lejos ves la ansiada libertad.
Aquella increíble sensación de que nadie puede controlarte, manipularte y mucho menos decidir por ti. Aquella sensación debía ser magnífica. Tras tantos años sin poseerla había olvidado rotundamente como era. Y esa gran luz era sin lugar a dudas lo más parecido.