Aún recuerdo ese dolor, era distinto, no era como a los que ya estaba acostumbrada. No era dolor de arrepentimiento, tampoco de vergüenza, ni de asco. Era un dolor nuevo, puro y me ahogaba, me arrastraba hacia lo más hondo de mi casi muerto corazón y lo ponía de nuevo a funcionar y eso era lo que mas miedo y pánico me daba, volver a funcionar. He estado tanto tiempo apagada y muerta por decirlo de alguna forma que sentir dolor por alguien era absolutamente imposible, no podía ni darme pena a mí misma iba a romperme por alguien. Imposible, pensaba. Tener la felicidad en tus manos y que se te caiga es lo mas parecido a la muerte que he podido presenciar. Jamás le quites la oportunidad de ser feliz a alguien que no siente nada porque sera su verdadera perdición, Blade. Me dijo mi abuela hace mucho tiempo. Y yo no la creí hasta que me ocurrió a mí, muerta en vida y traspasando mi piel para sentirme más desdichada de lo que ya era. Una maldita perra asquerosa que no podía ni tenía el suficiente valor como para apagarlo todo ya y acabarlo. Yo en vez de morir decidí hacer algo que jamas nadie hubiera hecho, me apagué.
