Luna Eterna

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Las Vegas, NV, Julio de 2011

Me encontraba recostada en el césped de un parque, mirando como la gente pasaba, cada quien con sus problemas. Otros, venían con sus familias a disfrutar del sol y el buen clima mienteas jugaban. Me encontraba justo debajo de la sombra de un árbol, no es como si el sol fuera a quemarme o algo así, pero no quería llamar la atención. Ser un vampiro y vivir para siempre era lo mejor, sin contar que había perdido a mi familia y a mis amigos por eso. Suspiré y cerré los ojos, eso había sido hace unos 10 años, había cumplido recientemente los 17 años, cuando un accidente de carrerera hizo que mi familia pereciera, todos excepto yo. Salí ilesa por alguna extraña razón, pero no duró mucho mi suerte, al llegar a Arizona a pie, un extraño alto, musculoso, de piel pálida y ojos negros, se ofreció a ayudarme. Me alejó lo más que pudo de la gente y sus ojos negros se tiñeron de rojo, traté de huir y gritar, pero me atrapó y mi vida terminó ahí. Desde entonces soy una vampiresa de la Media Luna, de los más poderosos de el mundo vampírico, digámos que tuve suerte ya que el día de mi transformación había una enorme y bella Media Luna.

Recordar mi historia me dejaba algo deprimida, así que me levanté y poco después me arrepentí. A lo lejos, alcancé a ver a otro vampiro que llevaba fastidiándome unas 3 semanas. Torcí los ojos y comencé a caminar hacia él.

-Patrick, ¿Ahora que rayos quieres?

-Disculpa que te moleste Arwen, pero es algo urgente-lo miré, él era no era más alto que yo, su tez era morena, ojos verdes. Lo miré y le hice gestos para que siguiera, mientras sacudía mi blusa roja de botones y mis jeans negros que estaban llenos de tierra-Verás, hay un vampiro que ha estado causando problemas, matando a varios humanos en una sola noche y llama demasiado la atención

-¿Y qué puedo hacer yo? Habla con la Órden Vampírica

-Ya lo hice, me dijeron que tú eras la que estaba a cargo de la zona de Nevada y Arizona, además de que eres bastante poderosa, que tú podrías ayudarme-suspiré, esos vampiros lo único que hacían era estar sentados todo el tiempo en unas enormes sillas alrededor de una mesa en una mansión abandonada y asignar "Líderes" por zona.

-De acuerdo, de acuerdo, ¿Dónde lo viste por última vez?

-En la zona negra del sur, normalmente alrededor de las dos de la mañana comienza a atacar. Gracias, sabía que podía confiar en ti-me sonrió de oreja a oreja y se fue

Odiaba las zonas negras, eran los peores sitios de la ciudad (bares, clubes, etc..en terribles condiciones) lleno de prostitutas, drogadictos y porquerías, claro que eran las víctimas más fáciles por el hecho de que no están en sus cinco sentidos, pero su sangre era un asco. De nuevo me puse mis lentes de sol, mis ojos estaban al borde de tornarse rojos por la sed. Caminé unas tres cuadras hasta llegar al hotel donde llevaba quedándome tres meses. La mente humana era fácil de controlar, les hacía creer que pagaba a tiempo lo que debía, por lo que no me preocupaba. Saludé con la mano a la recepcionista y caminé hasta el elevador, elegí el piso siete y las puertas se cerraron. Pasé mis manos por mi cabello, la noche de hoy sería terrible. Llegué a mi suite, lancé los lentes a la cama y me dirigí derechito al baño. Me duché para terminar de quitarme la tierra y el césped del parque, al salir, me miré en el espejo, mi cabello era ondulado, de un tono cobrizo dorado, hasta los hombros; mis facciones después de mi transformación se habían tornado bastante finas, mi nariz pequeña y levantada; mis ojos almendrados que normalmente eran de un tono azul muy claro; mis labios eran carnosos pero exagerado; llevaba fleco de lado.

Salí enrredada en una toalla a buscar en el armario de la suite ropa fresca, tomé una blusa de tirantes morada y unos jeans obscuros, mis converse negros y la púa de guitarra negra que siempre traía como pulsera. Me vestí, sequé mi fleco y después me tiré en el sofá a ver la televisión. Comencé a hacer zapping, pero me detuve en el canal de noticias, un letrero enrome en rojo alertaba a la gente de un asesino, aparentemente habían ya 15 víctimas en dos días. Resoplé, si en verdad supieran a lo que se enfrentan. Le cambié y lo dejé en un progama de cocina, cuando era humana era uno de mis hobbies. Pasaron las horas, me distraje bastante, ya eran las diez de la noche, tomé la tarjeta de la habitación y cerré. La ventana del piso en el que estaba la habían dejado abierta, así que me fijé en que no hubiera testigos y me lancé hacia el exterior. Respiré profundo y comencé a correr hacia el sur de Las Vegas, debía ir por las orillas y por los tejados, ya que la ciudad entera era como un enorme foco por tanta iluminación de los diferentes casinos, hoteles y clubes.

Al llegar a la zona negra, salté de el último tejado hacia un callejóm obscuro, salí y comencé a analizar los distintos lugares. Decidí que entraría en un bar llamado "Dead End", probablemente comenzaría por lugares pequeños. Al entrar, quise vomitar, el lugar apestaba, era todo de madera, había manchas y suciedad por todos lados. Me senté más a fuerza que con ganas en una silla cerca de la barra, así tendría una mejor vista de todo. Mis ojos ya eran completamente rojos, era una ventaja ya que si se acercaba alguien, con sólo mirarlo bastaría para que se asustara. Pasó el tiempo, veía como se embriagaban, como las "locas" seducían a varios al mismo tiempo...en fin, estaba a punto de irme a otro lugar, hasta que sentí la presencia que estaba esperando. Miré hacia la puerta, un chico que se veía de mi misma edad, bastante alto, cabello rubio cenizo largo peinado como vasija, ojos verde obscuro, musculoso, llevaba una camisa roja con una chaqueta de cuero negro, pantalones negros y tenis rojos. Vi como con su mirada analizaba su próxima víctima, que cayó solita. Una mujer pelirroja, algo pequeña de tez bronceada, que vestía sólo un brassiere negro y unos shorts de denim bastante cortos se acercó a él. Le susurró algo al oído, él sonrió complacido y la tomó en sus brazos para salir del lugar. Salí detrás de ellos y ví como se la llevaba a un callejón obscuro y solitario. Salté al tejado del asqueroso bar y lo seguí por los techos, hasta llegar al callejón, me asomé cuidadosamente y ví como primero la besaba, la seducía hasta que ella casi se desmayaba. Cuando él inclinó su cabeza y la mordió, salté y aterrizé detrás de él. Soltó a la chica inconsiente y se giró, me miraba bastante molesto.

-Pagarás por interrumpir mi cena-se acercó a mi y me miró profundamente, traté de con mis poderes, controlar el agua del drenaje y lanzarlo lejos, pero sentí como iba perdiéndome en la inconsiencia, abrumada y aplastada por su habilidad. Lo último que sentí fue como me levantó en brazos y echó a correr a la obscuridad de la noche.

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Hola! Es mi primer historia, espero les guste, háganmelo saber, subiré capítulo pronto (:

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