La pequeña Amanda vivía desde hace años en la granja de su abuela. Disfrutaba a menudo aquellas tardes otoñales de insaciables juegos con sus primos.
Una de sus aventuras favoritas, a parte de esconderse entre la paja o agujerear los grandes y polvorientos invernaderos con ramas secas, consistía en rodear la casa en la que Amanda y sus hermanas vivían para descubrir quién era de todos los primos el más valiente. El gran o la gran aventurera con las agallas necesarias para acercarse a la solitaria y podrida caseta a varios metros entre la maleza.La protagonista de esta historia nunca fue valiente, tan sólo se divertía pensando que algún día podría llegar a serlo.
Cuan grande fue la sorpresa al girar la esquina de su casa y no hallar ninguna terrorífica cabaña como siempre la había habido. En su lugar, había un bonito y misterioso lago, cubierto por un ambiente de tonos beige y colores suaves y brillantes. Rosales blancos rodeaban el lago, que estaba atravesado por un puente de madera algo maltratado por la humedad del lugar.
Impidiendo la entrada al puente había un gran bulto cubierto por una especie de sábana blanca. A la hermana de Amanda le pareció, al igual que al resto de sus acompañantes, buena idea la de ir a comprobar qué es lo que había debajo de este manto.
Amanda sabía que no debían ir, no debían acercarse. Sabía que lo que había allí era algo malo, al igual que sabía que en aquella cabaña vieja en realidad no había nada, tan sólo el juego morboso de unos niños traviesos.-Por favor, ¡no! -Gritaba la niña- No os acerquéis, no vayáis. ¡VOLVED!- Los jóvenes hicieron caso omiso.
Amanda sentía no existir. Amanda sabía que no era lo correcto, estaba a punto de romper a llorar cuando descubrió que todas sus preocupaciones eran ciertas.
A tan sólo unos metros de su hermana, Amanda contempló, presa del pánico, como algo allí abajo comenzaba a moverse, a revolverse y posteriormente a levantarse sobre sí. Parecía un capullo. Un viejo capullo sucio y desgastado del que como por arte de una macabra magia apareció un hombre, pálido como el invierno, con la boca negra como el carbón y gemidos enfermizos.
Al descubrirse su cuerpo, dos alas tan descuidadas y desteñidas como sus ropajes se apreciaban a su espalda.
Eran largas y secas. Quebradizas y maltratadas. Se arrastraban por el suelo pidiendo compasión. O al menos eso percibía ella.-¡CORRED!- Consiguió pronunciar uno de sus primos.
Esta vez todos atendieron la llamada y huyeron ágilmente, levantando el polvo a su paso.Amanda estaba inmóvil. Había quedado bloqueada. Miraba como ese ser se movía lentamente hacia ella sin dejar de gemir.
Iris, su hermana, tiró de su hombro al pasar a su lado para que echase a correr. Cuando Amanda hizo el intento de girar sobre sí misma para huir de allí, tan solo consiguió enredarse en sus propios pies y morder el polvo.
Comenzó a llorar, muerta de miedo. Iris, al comprobar que su hermana pequeña no corría a su lado, corrió a por ella. Juntas se levantaron, con el aliento de un hombre polilla rozando sus mejillas. Cerraron fuertemente sus párpados y todo terminó.El lago dejó de existir. En su lugar volvió la antigua caseta y los desgastados invernaderos.
La joven siempre se preguntó si ese hombre quería hacerles daño, o tan sólo se arrastraba en busca de ayuda. Pues todo en la escena parecía ser contradictorio; su sentimiento era de terror, pero el lugar transmitía calma. Su aspecto transmitía desconfianza, pero su rostro pedía auxilio. Sin duda, él iba a por ellos, pero la gran luminosidad, blanca y pura, cegadora como el sol, que se hallaba detrás de aquel hombre, siempre desconcertó a la joven.
La duda permanece en su mente. ¿Porqué tanta belleza recibida con tanta angustia?
Aquel hombre que tanto le aterrorizó en aquel momento, ha llegado a cautivarla ahora. Después de tanto tiempo. Después de tantas lunas.
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Los Cabrones De Los Astros
RandomEscenas congeladas de una mente perturbada. ********************************** Nota: normalmente ningún capítulo tiene nada que ver con el otro. El contenido de esta historia es desconcertante y desorganizado. Exactamente como a mi me gusta. Ojalá l...