Círculo Vicioso

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Acababa de despertar cuando descubrió los últimos tiros de un porro de muy buen costo encendido en sus manos.

Lo acercó a sus labios y dejó que el humo inundase sus pulmones.

Instantáneamente sintió los placenteros efectos del hachís. —Cada calada era un suave orgasmo—.

Con su cuerpo extendido en la cama, su única preocupación era tener que alargar el brazo para desprender la ceniza por la ventana.

Una vez terminado su "desayuno" giró efusivamente las piernas hacia la izquierda, impulsando así el resto de su cuerpo para levantarse.

Confusamente se dio cuenta de que había vuelto al punto de partida.
De nuevo, su cuerpo se hallaba recostado en el centro de la ancha cama de matrimonio. En un segundo intento de levantarse pudo saborear una nueva derrota. Por tercera vez se encontraba en mitad de la cama con la mirada clavada en el techo.

Cada intento era más desesperante. Repetía el proceso cada vez con más impulso, más deprisa, más turbio. Pues cuanto más rápido intentaba posar sus pies en el suelo, antes llegaba de nuevo al punto inicial.

Tendiendo a razones, decidió ir poco a poco, palpando y sintiendo las arrugas de las sábanas hasta llegar su brazo al extremo del lecho.

— Perfecto —Pensó. Ahora debía repetir el mismo proceso con sus pies y todo saldría bien.

Tras un largo intervalo de tiempo sus pies al fin posaron en el suelo. Con ánimo victorioso pretendió, sin resultados, recostarse sobre su cama. Pues su cuerpo pesaba tanto como el plomo.

Con la mente enloquecida y furia en los brazos, cogió el impulso suficiente para al fin levantar su torso de aquella prisión que tenía por madriguera. ¡Al fin! ¡¡¡Consiguió levantarse!!! En el centro de su cama.

Los Cabrones De Los AstrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora