PRÓLOGO.

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Cuando eres pequeño, lo que más deseas es crecer, ir a fiestas con tus amigos, terminar tus estudios, llegar a la hora que quieras a casa y que tus padres no digan nada, enamorarte; todo esto es tan inalcanzable para nosotros. Hasta que el momento de crecer llega y todas las cosas que creías espectaculares, se vuelven fastidiosas.

Mamá siempre decía "No hables con extraños" mamá siempre me advirtió del daño que puede causarme un cigarrillo, una bebida, una persona, e incluso, un corazón roto.

Siempre me advirtió sobre todo lo malo, pero no me advirtió sobre cierto chico, no me advirtió sobre lo encantador y fascinante que se podría volver hablar con un extraño.

Pensaba en todo lo malo, pero no sabía apreciar lo bueno, hasta que todo empezó a cambiar, comencé a creer en lo imposible, inicié con un nuevo sentimiento, con nuevas palabras, nuevas canciones y acciones que me hacían creer más; comencé a enamorarme, empece a creer que no todos los extraños pueden llegar a ser peligrosos, empece a creer más en ti, más en mí y a pensar en un nosotros. 

Pero sobre todo, empezó a crecer un lazo entre nosotros.

LAZOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora