Capítulo 1

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Haru

La letra de la canción entraba por mis odios, deleitandolos con su melodía. Las hojas naranjas caían sobre mi cabello. Era todo tan tranquilo. Cierro mis ojos cuando siento unos toques en mi mejilla. Me quito el audifono derecho y abro mis ojos lentamente.
-Hola-El mismo chico castaño de la otra vez ¿Como se llamaba?-Soy Kei-¿Puede leer la mente?-Sólo supuse que no lo recuerdas-Lo tomaré como un sí. Me vuelvo a poner el audifono sin quitar mi mirada de él ¿Acaso no nota la indirecta?-¿Quieres ir a comer?
-No-Alzo el volumen. La canción suena más fuerte. La música para, desconectó mis audifonos, maldito enano.
-Vamos-Me levanto con mala gana. ¿Cree que somos amigos? Me coge de la muñeca y me lleva. En ocasiones regresa a verme, tiene unos ojos celestes bonitos y un rostro pálido, es la primera vez que lo veo bien. Llegamos sin darme cuenta. Tomó asiento en una mesa y me acuesto en ella colocando mi cabeza entre mis brazos.
-¿Que quieres?-El sigue de pie
-Irme a mi casa-Este chico es tan insistente-Oh, te refieres a comer. Quiero un sandwich. Y...ya que me obligaste a venir, lo quiero gratis ¿Vale?
-De todas maneras lo iba a pagar-Una sonrisa aparece en su rostro ¿Puede la gente ser tan amable?-Ya regreso
No me gusta está en este lugar, por alguna razón me siento observado. Recorro con la mirada todo el comedor, algunas chicas me estan viendo y uno que otro chico. Ya decía yo. Kei vuelve con una bandeja roja de comida, con un sanduche dentro de ella. ¿El no va a comer?
-Volví-Pone la bandeja en la mesa y toma asiento
-¿No vas a comer?-No sé porque pregunto, nisiquiera me interesa
-No tengo hambre-Una sonrisa aparece en sus labios y un sonido del estomago se hace presente. Sus mejillas se sonrojan y su sonrisa se convierte en una mueca. Alzó mis cejas demandando una respuesta creíble.
-No tengo dinero-Hace una risita de disculpa
-¿Por qué me invitaste?-¿Es estúpido acaso?
-Quería agradecerte por lo de la otra vez-Encuentra su mirada con la mía
-¿De quien te escondias?-Le doy una mordida al sanduche. Me gusta el sabor de la mayonesa.
-¿Puedo confiar en ti?-Su mirada acusadora se ve graciosa
-La verdad no sé-No tengo amigos ¿Como podría saberlo?
-Me metí con la novia de un tío. Vino a buscarme, estaba todo bien, pero...llegaron sus amigos. Así que mientras trataba de huir escuche un piano, y entré.
-Supongo que está bien-Me levanto de la mesa dejando la mitad del sandwich. No es que me importe él, simplemente se me fue el hambre. Salgo del comedor y camino por los pasillos blancos del instituto, que color tan deprimente. Creo que iré de nuevo al árbol, me gusta como se siente la brisa. Oh, pero primero me lavare las manos. Sigo caminando, decido ponerme los audífonos y repetir la canción ¡Es tan buena! Abro la puerta, me acerco hacia el lavabo. Miro mi rostro en el espejo, unos cabellos caen por mi frente. No sé que hay de malo en mí, ojos verdes, cabello negro, pero siento que algo falta.
Un grito se oye en el baño, no un grito. Más bien un gemido. Abro las puertas una por una. Abro la última de un golpe. Kei esta acorralado en la pared con la camisa desabrochada y un tío rubio está lamiendo su cuello. Mi cabeza hiervqe, reaccionó sin quererlo dando un golpe directo en la mejilla, botandolo al suelo. Se levanta y huye. Veo su rostro, una mueca de miedo aparece cuando cruza su mirada con la mia antes de salir por la puerta.
-Tsk-Maldito cobarde. Kei está en el suelo, abrazado a sus piernas. Sollozos salen de sus labios. Me siento frente a él. Levanta su rostro y me mira. Las lágrimas empiezan a caer hasta convertirse en mares. Lo abrazó
-Yo no pedí ser así-Grita, sus palabras resuenan en el baño. Sigue llorando y yo sigo abrazandolo. Si no lo hubiera dejado sólo, nada de esto hubiera pasado. Me estoy ahogando ¿Así se siente la culpa?
Empiezo a abrochar su camisa.
-Tranquilo-Me levanto y le tiendo la mano. Se levanta. Baja su cabeza y se deja ser guiado por mí.

***

Llegamos a mi casa. Abro la puerta con la llave que está debajo del tapiz. Muy cliché.
Kei toma asiento en la sala. Esta mejor. Mientras más cerca estábamos menos lágrimas salían.
-¿Quieres tomar algo?-Niega con la cabeza-¿Quieres hablar conmigo?-Esta vez asiente. Subo corriendo las escaleras, abro el armario y sacó una manta celeste. Esta todo listo. Bajo y me siento a su lado-¿Quieres acostarte?-Vuelve asentir. Coloca su cabeza en mi regazo y sus piernas se encuentran dobladas. Intento colocarle la manta de alguna manera. Empiezo a acariciar sus cabellos, son suaves
-¿Algo que quieras decir?-Sus ojos miran los míos.
-Creo que sólo quiero dormir-Cierra sus ojos lentamente. Y su rostro se vuelve tranquilo. Sin darme cuenta caigo dormido mientras miraba su rostro.

Efecto MariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora