Capítulo 5;

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Samuel y Sam estaban sentados en el suelo hablando.
- ¿Así qué veníais a buscar una cosa? -dije cruzando los brazos.
-Samuel- Teníamos que hablar...- dijo levantándose del suelo.
- No había hecho falta la mentira, con decirme que teníais que hablar bastaba. -dije suspirando. - Bueno, da igual.
Abracé a Samuel, y él me correspondió. Bajamos a la cocina y nos pusimos a preparar algo de comida con mucho chocolate y azúcares. Pero terminamos con más comida en el cuerpo y ropa que en el plato. Nos sentamos con mis padres en el jardín de nuevo. Sam y Samuel no levantaban la vista del plato y a veces se miraban tristes.
- ¿Qué os pasa? -susurré a Samuel.
-Samuel- Ahora no lo puedes saber, prometo que te lo contaré en un tiempo. -dijo apagado.
-Luzu- ¿Chicos que os pasa? -dijo haciendo que Sam le mirara y articulara con la boca un "luego hablamos".
Me levanté cansada, tantos secretos me mareaban y decidí irme a un sitio sola para que terminaran ya con las palabras en clave y las malas caras.
Cuando me levanté todos me miraron interrogantes, pero me aguanté las ganas de montar un numerito y me fui. Dejé en la cocina el plato y me fui a mi cuarto. Apareció Viki al poco de entrar en la habitación.
-Viki- ¿Qué te pasha? -dijo sentándose en mi cama, a mi lado.
- Nada... -dije tratando de que mi voz sonara normal.
Ella me abrazó, con ese simple gesto mis lágrimas cayeron como cascadas.
La abracé fuerte y senté sobre mis piernas.
-Viki- Te quieo hemanita. -dijo besando mi mejilla.
- Y yo monstruito. -dije sonriendo.
Dejé que Viki se durmiera un rato en mi cama, tampoco quería que se fuera, necesitaba estar acompañada.
Me levanto soñolienta, Viki no está a mi lado, supongo que tendría ganas de comer o jugar. Me puse mi pijama y recogí mi pelo en un moño. Me lavé la cara y me dispuse a bajar al salón. No tenía ganas de ver a nadie, pero estar encerrada me gusta menos, supongo que daré un paseo por el jardín y el bosque. Tengo algunos recuerdos de ese sitio, como cuando me perdí en él por culpa de una pelota o cuando jugaba con Homer, mi perrito.
En el salón estaban casi todos, Sam y Samuel ya se habían ido.
-Rubén- Hola dormilona. -dijo abriendo los brazos para que le abrazara.
- Rubén, no tengo ganas de abrazos. -dije algo seca.
Recorrí el salón hasta llegar a la puerta de cristalera que daba al jardín. Los chicos y Lana me miraban atentos, esperando descubrir qué es lo que me pasaba.
- Voy a dar un paseo. -dije abriendo la puerta y saliendo.
Ya estaba oscureciendo, y hacía algo de frío, pero necesitaba estar a solas y sentir la libertad. Me senté en un árbol, el cual tenía grabado un corazón, donde estaba el nombre de Homer. Respiro el aire puro y mi mente divaga en pensamientos.
Escucho pasos y miro de reojo, para ver a Samu caminando hacia mi.
<Genial, charlas vegettiles. > Pensé.
Se sentó a mi lado, sin intercambiar palabras, y se puso a mirar los árboles y plantas que teníamos delante.

Este capítulo es de regalo, porque se me ha ocurrido una idea para la novela, que va a estar muy bien jejejeje. No os acostumbreis a tantos seguidos xd. Besos virtuales.

Adoptada por youtubers. (3° Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora