La Luna

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*CUENTO HECHO POR MI MADRE*

- "¿Por qué no encargan un clon y asunto terminado?"- Me pregunta Sarah, mi mejor amiga, con toda la intención de ayudarme.
- "¡No quiero que él, o sea su otro yo, no sé como decirle, termine desmembrado por ayudarnos! ¡No sé que pensar de todo esto!"- Replico sin lograr expresar lo que siento, esto siempre ha sido muy confuso para mí.

Mi esposo, enfermo y sin posibilidades de superar esto, ha intentado muchos métodos para sanar. Un clon sería la mejor opción. Usaríamos su hígado, estómago y riñones. Es legal y bien visto, una solución bastante común.

Esa noche, ambos vimos las proyecciones interactivas de nuestra boda. Nos levantamos y bailamos al lado de nosotros veinte años más jóvenes. Ahora sin cabello y algo encorvado, sigue siendo tan atractivo para mí como cuando era alto, de cabellera negra espesa, y un andar que denotaba el hombre firme y varonil que es.

Lloré y me rendí a la idea de crear un clon de mi marido, algo que había rechazado totalmente. Duplicarlo para destruirlo, con tal de salvarle.

No es que él fuera a sufrir. Tan simple como dar su pestaña, y esperar. Pero no logro ver un clon como un ser externo o ajeno a él.

Al día siguiente fuimos los tres, pues Sarah nos acompañaba en los momentos buenos y los difíciles también, al laboratorio. Subir al piso ochenta es un tormento para mí, pero es necesario, pues ahí es donde veremos parte del proceso embrionario y la incubadora donde yace el ser que ha sido creado con anterioridad en espera de la transferencia genética.

- "No te preocupes"- me dice Sarah mientras me abraza. -" Es rápido y no tendrás que soportar la altura por mucho tiempo". ¡Cómo agradezco su apoyo incondicional!
- "Así es"- asiente él. -" Esos temores infundados no te molestarán por mucho tiempo más. "

Nos avisaron que en un mes estaría listo el clon, y se procedería a lod transplantes de inmediato.

Fuimos a celebrar, a como se pudo, pues la condición de él no era buena. A pesar de los órganos artificiales, estos no fueron capaces de ayudarle, por más que nos aseguraron que su cuerpo los aceptaría como si nunca los hubiera tenido que cambiar.

Planeamos un viaje a la Luna. Buscaríamos el modo de que mis fobias me permitieran conocerla junto a él, esa sería una verdadera "luna de miel". Él y yo seríamos nuevamente felices.

El tiempo de espera es largo cuando lo que esperamos es tan importante y tan radical para nuestrad vidas.

Pero al fin llegó el día. Él no quiso que yo lo acompañara, me pidió que, a pesar de que la operación tardaría muy poco, y el sistema de cicatrización láser le permitiría caminar dos días después, no quería que yo tuviera que estar tanto tiempo como tener que destruir su clon. Parte de mí se alegró pues no quería ver a " su otro yo".

Cinco días después, seguía sin saber que sucedía. Él había pedido que no se diera información de su recuperación pues quería darme la noticia él mismo. Pero ya había pasado mucho tiempo.

Tuve que subir nuevamente a ese piso, que esperaba no volver a ver. Mi esposo había fallecido. Me entregaron su cuerpo para su rápida incineración, a realizarse veinte pisos más abajo.

Me trasladé donde Sarah. ¡Necesitaba de su apoyo como nunca antes!

El droide encargado de la entrada me informó que había salido de viaje a la Luna con un caballero. Podría ser que no volviera, le dijo ella.

- "¿Cómo era él?"- le consulté.
- " Tenía mucha cabellera de color negro ".

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