"Por miedo a ser rechazada, rechacé a todos primero..

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Por miedo a ser herida, fingía que me gustaba estar sola."

Capitulo 12

-Hola guapa -Dijo Jimin mientras besaba mi mejilla.

- Hola Jimin -Sonreí sin mostrar dientes.

- ¿Sabes? Estaba pensando que como es viernes podíamos ver películas -Sonrió.

Solo me limite a asentir. Jimin era ya demasiado cariñoso conmigo y cualquier chica en mi lugar pensaría que a Jimin le gustaba.

Era realmente estúpido, pues no creo que se llegara a fijar en mí.

Nos sentamos en el living, no sin antes preparar palomitas y poner la película.
Jimin se recostó en mis piernas.

Aun no olvidaba lo de Holly, lo de aquel día. Y me mataba la intriga.
No preste la más mínima atención a la película, solo estaba pérdida en mis pensamientos.

-____ ¿estás bien? -Pregunto Jimin sacándome de mis pensamientos.

- ¿Ah? -Dije torpemente.

- Que si estás bien -repitió.

- Sí si -Dije rápido.


Se escucho como la puerta principal se abría y segundos después se cerraba. Unos pasos hacia el living se escucharon y solo era una persona; mi padre.
Entro al living y en cuanto Jimin lo vio se acomodo en el sofá.
Mi papá lo inspeccionaba con la mirada, sus ojos estaban rojos y realmente sabía que estaba borracho.

-____ te he dicho miles de veces que no traigas tarde a jovencitos -Apenas pudo articular.

- Perdone señor, yo ya me iba -Dijo Jimin poniéndose de pie.

- No, no te ibas -Intervine.- No vengas a decirme que hacer cuando vienes en ese estado -respondí enfadada.

Me avergonzaba que Jimin lo viera así, se que era mi padre y eso. Pero realmente era una pena.
Era un alcohólico después de lo de mi madre.

-¡Yo te mantengo y se hacen las cosas como diga! -Alzo su voz.

Mi papá nunca en la vida me había puesto una mano encima, hasta la vez que se entero que mi mama lo engaño y yo lo sabía.
Pero simplemente con sus gritos espantaba, tenía cara siempre de enojado.

-No me importa -reproche.

- ¡Eres una puta como tu madre! -Gritó.

Y esa fue la gota que derramo el vaso, con eso me mataba. Era como un punto débil, me hacia recordar eso. ¡Mierda! Cada que podía me lo gritaba, pero lo peor era que Jimin aun seguía ahí, escuchando.

Tome a Jimin de la mano y salí del living. Lo conduje hasta mi habitación.

Cuando entramos cerré con seguro. Di un fuerte suspiro y me deje caer en la cama.

Mis ojos comenzaron a humedecerse, yo sabía que no era una puta. Pero dolía que mi padre me llamara así.

-Oye Jimin, perdóname. No... -Deje escapar un sollozo. Me senté allí mismo en la cama para poder mirarlo, estaba realmente apenada.- No quería que vieras eso -Agache mi cara.

Mis lágrimas yacían esparcidas por mis mejillas seguidas de más.

Jimin se acerco a mí y se sentó que de tal forma quedamos de frente.

-Por mí no te preocupes... Solo quiero que me digas algo -Tomo mi mentón para levantarlo con delicadeza.- ____, quiero ayudarte. Pero necesito que me digas si esta es la razón de tus cortes -Dijo.

Lo miré sorprendida, pues en ningún momento había articulado palabra alguna sobre ello.

No sabía si responder o no, pero sabía que si podía tenerle confianza a Jimin. De alguna forma ese chico se había ganado mi confianza. Aunque al principio me tratase como se le pegara la gana. ¡Pero no, no iba a decirle! Pensaría que estaba loca.

-¡No! -Dije sacando bruscamente su mano. Me levante rápidamente.- No necesito que me ayuden ¿vale? Estoy bien, no necesito de ti, ni de nadie -Le dije alzando la voz.

- ____ yo solo quiero ayudar... -Lo interrumpí.

- ¡Que no, joder! -Le grité.- ¡ Jimin no trates! No necesito tu ayuda ni la de nadie. ¿Quieres ayudarme? Bien, hazlo yéndote de aquí -Dije mientras abría la puerta de mi habitación.

Me aparte de la puerta, miraba a Jimin como rogándole que se fuera. Quería estar sola. Mis lágrimas cesaban.

Jimin se paro bruscamente y salió de mi habitación azotando la puerta haciéndome pegar un pequeño saltito.

Comencé a golpear cosas y tirarlas por toda mi habitación. Lloraba con rabia, me sentía impotente y seguía pensando que esto era una completa mierda.

Busque rápido debajo de mi cama la pequeña caja con mis cosas, saque una navaja y rápidamente me introduje en mi baño.

Quite rápido las pulseras que ocultaban mis marcas ocasionando romperlas y luego quite mi sudadera.

Ya eran más marcas, algunas podían verse por lo que ahora debía utilizar suéteres y/o sudaderas.
Pase esa navaja por mi brazo haciendo que inmediatamente corriera sangre por este. Mis cortes eran como alguna forma de desahogarme, cosas que no podía decir.

Deje la navaja en el lavado, quite rápido mi pantalón y encendí el grifo para luego dejar que el agua recorriera mi cuerpo y desvaneciera la sangre que aun corría.

Salí del baño en vuelta en una toalla, me vestí. Encima de mi blusa que era de mangas cortas me puse un suéter para cubrir mis marcas y no se notara.
Entre de nuevo al baño recordando mi navaja, la lave y luego la puse en su lugar.

Tome mi ipod y audífonos, no tenía ganas de estar en casa. Así que decidí salir a caminar.

Me senté en una de las bancas que daba el pequeño parque con algunos juegos desgastados y que por esa razón niños ya no venían aquí.
Lloraba en silencio y podía jurar que la música provocaba que me pusiera aun más triste y deprimida de lo que ya me encontraba.

Sentí como alguien se sentaba al lado de mí, limpie disimuladamente mis lágrimas para luego posar mi mirada en este.
Quite mis audífonos de mis oídos y di 'pausa' a la música que sonaba. ¿Qué hacia él aquí?
Lo mire extrañada a lo igual que él me miraba y solo esperaba a que dijera algo.

-¿Qué haces aquí? -Pregunto al fin.

- Solo salí a caminar -respondí.

- Vaya que caminas -Dijo sarcástico mientras reprimía una risita.

- Bueno, pare un rato ¿ok? -Dije como fastidiada.

- Tranquila torpe

Ni en la maldita calle puede dejar de decirme así. No le dije nada, mí vista la pose en otra parte que no fuera él.

Aun tenía ganas de seguir llorando y sentía un enorme nudo en mi garganta. Apreté mis labios para no dejar escapar un sollozo.

-¿Te pasa algo? -Pregunto. Negué rápido sin voltear a verlo.- ¿Estabas llorando, cierto? -Pregunto de nuevo.

Voltee a verlo y asentí torpemente. Pues claro que se iba a dar cuenta, no es idiota.

-Pero es cosa que a ti no te importa -Me levante.

- Espera -Me detuvo. Me giré a verlo.- No te vayas -pidió.

- ¿Por qué? -Pregunte aguantando mis ganas de llorar.

- ¿Puedo saber que tienes? -Pregunto tierno.

Y no me contuve más, lagrimas sin permiso alguno comenzaron a salir. Trataba de que no salieran pero era imposible, además tenía al chico que me gusta frente a mí. Pero que claramente el no gustaba de mi.

-Si no quieres comprendo -Dijo.

Me senté de nuevo en la banca, no podía decirle que no. Por lo más malo que fuera conmigo no podía.

-¿Sabes? -Comencé a hablar.- Me odio, no me gusta nada de mí, solo tengo defectos, soy horrible.

¿𝑇𝑢 𝐵𝑟𝑜𝑚𝑎 ,  𝐴𝑢𝑛 𝐸𝑠 𝐷𝑖𝑣𝑒𝑟𝑡𝑖𝑑𝑎? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora