12. Guerras y armas.

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Lea entró a las oficinas de Nalson & Murdock, caminó lentamente hasta el escritorio de la rubia, quien sonreía hacia ella.

Lea intentó sonreír, pero terminó presionando sus labios, incómoda ante la mirada azul de la rubia. Quiso mirar hacia atrás, esperando que Tony no la hubiera seguido después de todo, y apareciera ahí intentando llegar a Matt antes que ella, Pero Lea lo había dejado en el avión junto a Peter Parker, para que jamás conocieran el lugar donde trabajaba  Matt Murdock y nunca vinieran a buscarlo.

—buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarla?— preguntó. No sabía su nombre, o no lo recordaba. La rubia mantenía una sonrisa impecable y parecía interesada en la nueva clienta, ya que sabía que ellos no recibían demasiados clientes.

—busco a Matt Murdock.— susurró incómoda.

—claro, ¿podría decirme su nombre?— dijo asintiendo, agarrando un papel para anotar.

—Lea.

—¿su apellido?— Lea la observó unos segundos en silencio hasta reaccionar.

—¿Rogers?— dijo con duda, a lo que la rubia asintió.

—como el Capitán América.— rió levemente antes de levantarse. Alisó levemente su pollera oscura y señaló una de las oficinas a un lado.

Lea caminó, con los nervios recorriendo su columna. La rubia tocó la puerta tres veces y luego abrió, permitiéndole a la muchacha ver a Matt Murdock sentado sobre su escritorio, con varios papeles en sus manos.

Se había sacado la chaqueta del traje y permanecía con una camisa blanca, la corbata levemente desajustada. Levantó la cabeza en alto, pero no en dirección hacia ellas.

—Matt, Lea Rogers está acá para presentar un caso.— habló Karen, dejándola pasar.

Ella caminó con lentitud, sus latidos del corazón iban rápidamente, nerviosa y con miedo. Se sentó delante de Murdock mientras Karen se sentaba a su lado.

—bien, señorita Rogers, ¿por qué está acá hoy?— preguntó el hombre ciego, dejando los papeles sobre la mesa.

—necesito de su ayuda para defender a un par de amigos.— susurró. Observó a Karen que estaba preparada para anotar cualquier cosa que dijera, pero lo que ella necesitaba hablar no era algo que la rubia debía escuchar.

—¿qué fue lo que pasó, entonces?

—¿podríamos hablar a solas?— presionó levemente sus labios. La rubia la miró incómoda, sus labios rojizos levemente abiertos, preparados para objetar.

—ella es Karen Page, nuestra secretaria, ella se encarga de llevar adelante Nelson y Murdock, ella tiene que estar presente.— Matt habló con lentitud, a lo que Karen sonrió.

Lea guardó silencio unos segundos, observando con atención al hombre ciego delante de ella, que permanecía también quieto sobre la silla, escuchando atentamente los latidos del corazón de Lea.

La muchacha dudó unos segundos, quizás, después de todo, Matt no quería saber nada al respecto de lo que ocurría, menos después de haber perdido a Elektra hace tan poco tiempo. Respiró hondo, intentando controlar los latidos de su corazón, que sabía que él escuchaba perfectamente.

—esto no tiene que ver con abogados y leyes, Murdock. Tiene que ver guerras y armas.— comentó, sin apartar los ojos de él.

Matt sacó levemente su lengua para pasarla por su labio inferior. Ladeó levemente la cabeza y asintió.

—Karen, ¿podrías darnos un momento a solas?— preguntó en un tono bajo.

La rubia lo miró con duda, pero rápidamente comprendió lo que estaba sucediendo, y se levantó de la silla sin decir nada más, cerrando la puerta al salir.

Daughter Of The War. [Steve Rogers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora