Una leve sonrisa

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Emma camino por el sendero de su casa hasta su Audi r8. Seguramente atraería la atención de muchos en el estacionamiento del colegio y sobre todo gente interesada. Eso es lo que buscaba.
Se sentó, y suspiro. Primer día, otro primer día. Estaba nerviosa. Ella necesitaba algo diferente. Daría todo por juntarse con personas diferente a con quienes acostumbraba estar. Pero no podía. No se lo podía permitir.

-Bien, aquí vamos -se dijo a si misma, puso primera y arranco.

Luego de veinte minutos llegó. Antes de bajarse se miro en el espejo retrovisor y se arregló el cabello y el cuello de la camisa. Quería dar una buena impresión. Pasaron unos segundos y se dispuso a bajar, abrió la puerta salió e hizo una rápida mirada a su alrededor mientras cerraba la puerta. En esa rápida mirada noto como la mayoría del estacionamiento la estaba mirando Lo que imaginaba, ahora en unos minutos se acercara un grupo de chicos abriéndose paso a empujones creyéndose más que los demás. Ahh lo siempre. Penso Emma. Se colgó la mochila, puso la alarma de su auto y empezó a caminar.

-¡Hey!

Y ahí se acerca la primera interesada

Emma se dio vuelta lentamente con una media sonrisa para ver quién la llamaba. Lo que menos pensaba era que quien la estaba llamando la estaría mirando fijamente con unos ojos color azul claro adornado con unas largas y espesas pestañas. Llevaba puesto un buzo blanco que le quedaba excelente, unos jeans, un gorro y las infaltables Converse. Se veía tan simple y hermosa. Era perfecta.
Emma quedó tan anonadada por esta chica que se quedó mirándola sin decir nada ignorando el hecho de que le estaba diciendo algo, pero estaba tan distraída por su belleza que no escuchaba para nada lo que esta le decía.

-¿Acaso eres sorda o algo? -dijo la chica.

Emma por fin logro escuchar lo que le decía y reacciono.

-¿Disculpa? No te había escuchado -dijo

La chica cruzo los brazos e hizo los ojos para atrás en señal de molestia. Suspiro y volvió a repetir:

-Que no puedes estacionarte ahí, esos lugares son para discapacitados.

Nunca nadie en la vida le había hablado así a Emma. Por más que haga las cosas mal nadie se atrevía a decirle nada. Todo esto era nuevo para ella. ¿Quizas lo que estaba buscando?
¿Pero que estaba pensando? Esta chica le estaba haciendo olvidar su gran problema. Su maldición. Su maldita maldición.
Emma se moría por conocerla, por agradarle, por besarla, por hacerle el amor. Sabía que quería hacer todo eso con tan sólo verla. Pero ¿Acaso podía ser tan egoísta? Si la chica desconocida llegaba a sentir algo por Emma estaría perdida. Empezaría a morir de a poco a cada minuto que la ame. ¿Emma podría ver cómo una chica inocente moría delante de ella sólo por un capricho suyo? No, no podría. No le quedaba otra opción. Emma tendría que hacer que está chica no la ame nunca, es más tendría que lograr que la odie. Y eso se dispuso a hacer.

-¿Y tu quien eres que piensas que puedes hablarme?- contesto Emma con su mejor cara de antipática.

-Camila, así me llamo. Y soy una persona igual que tu, así que puedo hablarte si se me da la gana.- contesto. Mientras hablaba se acercaba más a Emma, y eso la volvía loca. Por favor alejate .

- Muy bien Camila, no te conocía pero ahora si y sabes que? No me agradas para nada. Asi que agarra tu opinión y metetela en el...

-¡Hey señoritas! - justo en ese momento había salido un profesor del colegio interrumpiendo el intercambio de palabras entre las chicas. Emma estaba cerca de ella, casi podía tocarla y la simple idea le alborotaba las hormonas. Sentía la mirada penetrante de Camila mientras el profesor la mandaba a clase y a ella a estacionar el auto en otro lugar, pero no se atrevió a mirarla ya que seguramente caería a sus pies pidiéndole perdón.
Camila se dio la vuelta ni bien se fue el profesor, llamó a su grupo de amigas y empezó a caminar hacia la clase. Justo en ese momento Emma decidió que, ya que no la estaba mirando, podría darse el lujo de mirar a Camila una vez mas mientras esta se iba. Levanto la vista y miro su hermoso cuerpo de atrás, se veía fabulosa, por más que el buzo que llevaba era holgado podías imaginar la cintura perfecta que seguro tendría. Estaba tan perdida en sus pensamientos que no se percató que Camila hizo una última mirada hacia atrás mirándola. Ese cruce de miradas no duro mas de cinco segundos, pero fue suficiente para ver que una leve sonrisa se formaba en la boca de Camila mientras miraba a Emma.










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⏰ Última actualización: Jul 14, 2016 ⏰

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