I think I love you (One Direction's Fanfic)

Chapter one. Cambios.

No soporto que la luz se cuele por mi ventana por las mañanas. Siempre me saca de mis sueños. Me desperezo en la cama y me estiro mientras bostezo, estoy cansada, apenas he dormido hoy, estoy nerviosa, es 14 de abril, vacaciones de semana santa y hoy voy a volver a mi pueblo después de estar diez años fuera.

Ahora mismo vivo con mis padres en Apple Valley un pueblecito del estado de California, nos mudamos hace diez años y la verdad es que esto me encanta, he pasado aquí media infancia y adolescencia pero decidí volver, no sé porque, la verdad es que no recuerdo mucho aquello pero echo de menos la playa y todo aquello.

*Toc toc*

 - Venga Natalia levántate que tienes muchas cosas que hacer hoy - abre las ventanas y el sol me deja ciega.

- Mama por dios - me tapo completamente con las sábanas y me acurruco en la cama.

- Vamos no seas vaga - me destapa y se queda con la sábana. 

Me entra un escalofrió y me acuerdo del invierno, esas veces en las que te metes en la cama por las noches, está fría y no puedes dormir.

- ¿Qué, en qué piensas? Te has quedado en babia.

- No, nada importante, hazme el desayuno por fa que me voy a duchar - pongo cara de perrito a ver si cuela.

- Está bien, está bien ¿Tortitas o tostadas? - se da la vuelta y se queda esperando a mi contestación.

- Tortitas y zumo está bien - digo con sonrisa impecable.

- Pues tortitas y zumo para la señorita.

- Gracias mama - digo cuando ya no puede escucharme. 

Me levanto de la cama y entro en el baño, eso de mirarse al espejo por las mañanas a mi no me viene bien eh, anoche dejé la ropa preparada por lo que no tengo que decidir ahora.

5&2

“Pi-pi-pi-pi” “Pi-pi-pi-pi”

El sonido más odioso del mundo estaba entrando de nuevo de lleno en mis oídos, paré el maldito despertador y me di media vuelta para intentar dormir los típicos cinco minutos más que siempre le pides a tu madre que se acaban convirtiendo en media hora. Pero en mi caso eso no podía ser, debía levantarme por mucho que me costara, tenía que ir a trabajar.

Seis de la mañana y ya en pie, algo inhumano. Me estiré y fui directa a mi armario a por algo de ropa para después irme corriendo al baño a ducharme. Salí ya arreglada, vestida, maquillada y peinada, bajé a prepararme el desayuno, esa era una de las desventajas de vivir sola, nadie te prepara el desayuno por las mañanas con lo que yo amo eso. Tomé mi café y mis tostadas y antes de salir de casa cogí el bolso, el móvil y las llaves del coche.

Monté en mi coche, un Mini color azul turquesa monísimo, regalo de mis padres por mi 18 cumpleaños. Conduje hasta Los Ángeles donde se encontraba la agencia de modelos donde trabajaba. A decir verdad odiaba tener que ir y venir cada día de Long Beach a Los Ángeles, era agobiante y eso de tenerse que levantar a las seis para llegar a tiempo no ayudaba. 

La vida de modelo parece de lo más fácil y llevadera, dinero fácil piensan muchos, pues se equivocan, andas todo el día de arriba a abajo, ahora te llaman de una marca para hacer una sesión, luego de otra y así cada día y por descontado con una cantidad de presión porque como te pases comiendo ya estás gorda y nadie te quiere, es horrible sinceramente. De todas maneras, una se acaba acostumbrando a todo con el tiempo.

5&2

La mañana fue bastante bien dentro de lo que cabe, algún percance de último momento pero se pudo arreglar. Me duché, me vestí y al mirarme al espejo me sentía bien y con una sonrisa me maquillé, con la toalla aún en la cabeza bajé a desayunar. Al llegar a la cocina no había nadie pero estaba mi desayuno en la mesa, me lo comí rápido, tenía hambre y mientras comía me quede pensando en como iban a cambiar las cosas para mi desde que saliese por la puerta de esa casa esa misma mañana, no tenía ni idea de cuando iba a poder volver, cosa que me apenaba un poco la verdad. Subí a acabar de arreglarme, cuando me quise dar cuenta ya eran las doce y media y a la una tenía que salir hacia el aeropuerto que el avión salía a las 4 y yo tardaba casi una hora en llegar hasta allí. Suerte que el día anterior me había despedido de todo el mundo por que de lo contrario esto iba a ser un auténtico caos.