Raro y más raro.

295 24 9
                                    

Capítulo 15.

—¿Ya éstas mejor? —dijo una vez dentro de su cuarto.

—¿Cómo que mejor? Yo estaba y estoy bien.

Me paré recta. Eliot caminó hasta donde yo estaba, se acercó tanto que podía sentir su perfume, olía a mentol, cerré los ojos y aspiré su aroma, siempre me ha gustado ése olor.

—Sí, claro —dijo en tono de burla.

—Me hiciste venir a perder el tiempo o ¿qué?

Para ser sincera no sé qué estaba pensando Eliot en ése momento, pero tenía mucha curiosidad sobre cuál era la propuesta, aunque después de todo, no podía ser nada raro.

—No viniste a perder el tiempo, de eso estoy seguro. —se aclaro la garganta—. Y, la propuesta es sobre...¿De verdad quieres saber?

Volteé los ojos.

—Claro que quiero saber, tonto.

Se sentó en la cama y yo lo seguí.

—Sólo te diré que las vacaciones se están acercando y divertirse no le hace mal a nadie.

—Se más directo.

—Tu y yo, igual a sexo salvaje —se río—. ¿Así o más directo?

Vaya. No me esperaba eso. De repente en lo más recóndito de mi cerebro recordé mi promesa, «EVITAR TENER SEXO CON ELIOT VEGA»

—¿Que dices, Thalia? ¿Quieres o no?

Lo pensé muy bien e hice una imagen de como resultaría todo aquello, con los pro y los contra.

—No lo medites tanto. Solo piensa si quieres o no, solo eso.

¿Cómo es que siempre sabía lo que estaba pensando? Tal vez tenga algún poder de leer las mentes...

Que tonta. Es obvio que no sabe lo que estoy pensando.

«Concentrate», me dije a mí misma.

—Sí.

Espera. ¿Dije que sí?... Hasta yo me sorprendí, esa palabra salió por si sola. De igual manera Eliot tenía razón, divertirse no le hacía mal a nadie, pero debía controlarme.

—Pero podemos seguir teniendo sexo con otras personas... o ¿no?

—Pues... —se rascó la nuca—. Como quieras.

—¿Comenzamos ya? —dije nerviosa al notar su cercanía.

—No lo sé.

Bajé mi vista hacia su miembro, algo en mí tenía miedo del sólo hecho de tocar a Eliot.

—Chica X, ¿acaso éstas nerviosa?

—Obvio que no —dije caminando por todo su cuarto, lo cuál indicaba todo lo contrario—. ¿Qué quieres hacer entonces?

—¿En serio, quieres saber qué quiero hacer ahora contigo?

Sonreí tímida y comencé a sentir un calor que me subía por todo el cuerpo.

—Sí.

Para mí fue un «sí» insonoro, pero Eliot me dijo:

—¡Quiero que veamos una película!

«Espera. ¿¿¿que???»

—¿En serio?

—Sí. Ven —se sentó en su cama y sacó varías opciones de películas de un cajón.

Habían cuatro, una era de miedo, otra de romance, la tercera era de comedia y la cuarto era... mi película favorita.

—¿Te gustan los Juegos del Hambre? —me preguntó, aunque algo en mí me decía que él ya lo sabía.

—Pues sí...

No quería parecer una loca, con el debía disimular. Pero... ¡YO AMO LOS JUEGOS DEL HAMBRE! Tanto los libros como las películas, me encantan.

—Pues, entonces, veamos esa.

~~~~~~


Ya había pasado una hora de película y me entraron ganas de ir al baño. Me paré y salí de su cuarto, aunque...

—¿Dónde está el baño? —dije parada en el umbral de la puerta.

—Primer piso. —dijo sin quitar la mirada del televisor.

—Pero... ¡Ahgs!

Bajé y abrí todas las puertas que habían hasta dar con la correcta. Prendí la luz; hasta su baño era hermoso, admiré la belleza del retrete e hice lo mío, me lavé las manos y me miré al espejo. En ése momento sentí que alguien estaba cerca mío, pero eso era imposible...

—¡AHH! —grité.

——¿Te asusté mucho? —dijo Eliot, metiendo la cabeza dentro del cuarto de baño.

—¿QUÉ TE PASA? —suspiré—. Espera. ¿Estas allí desde hace cuanto tiempo?...

Se rió.

—El tiempo suficiente —me guiñó un ojo.

—Pervertido —dije saliendo del baño y subiendo las escaleras.

—¿Ah sí? Y a que clase de persona se le ocurre entrar a un baño y no cerrar la puerta ¿eh? —dijo tirando de mi vestido. Me resbalé y Eliot aprovechó para acorralarme contra la pared.

—Si quieres sexo sólo dimelo, Eliot.

—Ja, ja, ja. Yo haré lo que quiera... contigo... Y no siempre te diré—puso su pierna en mi entrepierna.

Me quedé muda... Por una parte eso había sonado provocador y excitante, pero por otra... No sé, ahora sólo estaba pensando en lo cerca que estaba su piel de la mía.

—Parece que te gusta esto... —dijo respirando en mi cuello—. ¡Bueno.
La película nos espera. Vamos!

—¿Qué? —dije confundida.

Pero el Chico raro me ignoró, entró a su cuarto y yo lo seguí. Lo miré pero él ya estaba concentrado en la película, así que yo hice lo mismo. Si se comportaría como le diera la gana conmigo, yo sería igual con él... o peor.

Multifacética.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora