Cap. 1

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Y allí me estaba yo añorando a una  buena mujer que conocí hace sólo unos meses. Cuando me entere de su padecimiento pensé que era sólo uno de sus tantos chistes, pero todo cambio en nuestra siguiente platica, ella se encontraba demacrada, lucía cansada y cada pestañear suyo parecía que fuera el último de todos. A mi me impactó mucho verla en ese estado.

Eran apenas las 3:49 am. Cuando recibí aquella llamada tan lamentable. Quien lo diría una persona como Emilia Philips muerta. Después de eso no pude dormir, mi mente no procesaba la noticia de su fallecimiento. Espere hasta el amanecer y cuando el reloj marcó las 8:00 me senté en la orilla de la cama mirando un punto fijo en la habitación, tome mis sábanas y me encamine hacia el baño, al llegar a este apoye ambas manos en el fregadero y fije mi vista en la pronunciadas ojeras que yacían en mi rostro a la ves que las tocaba, preferí dejar de perder tiempo y tomar una ducha, me despoje de toda prenda en mi cuerpo y entré en el frío chorro de agua que empapaba todo mi ser, esperaba que esto me despertara al menos un poco.
Ya vestida, tome el corrector y me vi a la tarea de cubrir la espantosas ojeras que tenía, aplique un poco de rubor y lápiz labial para terminar con un aspecto natural. Volví a mirar el reloj y este marcaba las 9:12 valla que era tarde, había perdido mucho tiempo al escoger mi ropa ya que no tenía nada negro que usar, debido a mi inasistencia los funerales, creía que estos eran sólo para presenciar un cuerpo inerte y dar lástima. Pero esta ves era diferente sentía la necesidad de verla por última vez y despedirme de ella.
Baje los escalones lentamente mientras escuchaba el sonido de mis tacones hacer eco por toda la casa. Al ingresar a la cocina busque desesperada el frasco con café, ya que lo necesitaba en exceso, mis pies pesaban y presentía que cualquier momento me desplomaría. Ahora me encontraba sentada alrededor de una pequeña isla, buscando el número de la oficina para pedir el día, marque y me indicaron que no habría problema alguno. Termine mi taza de café y tome la llaves del auto, cheque la hora en mi reloj de mano y ya eran las 10:05.
Cerré la puerta y camine hasta el garaje, oprimí el botón y las puertas de este se empezaron a elevar, cuando estuvieron completamente abiertas me dirigí dentro del auto.
Ya arriba lo encendí y al ponerlo en reversa un estruendoso impacto hizo que pegara un pequeño grito, seguido de una ira incontrolable.
Baje y estrelle la puerta del auto ala vez que me sujetaba el cabello con ambas manos mirando el golpe, entonces gire mi vista al auto causante y me sorprendí demasiado ya que el conductor de este estaba recargado en el cofre muy despreocupado.

–¿Y no piensas decir nada?– Pregunto dudoso.

–¿Qué si no pienso decir nada? Por dios mira lo que le acabas de hacer a mi auto con tu camioneta– Le respondí altaneramente.

–Mire señora no tengo tiempo para estar peleando tengo prisa, así que este es mi número, vaya a que le arreglen eso y hágame llegar la factura– Dijo mientras me daba un papel y se gira para irse–

–Espere! No se puede ir así nada mas! Tiene que responder por el golpe! Y aparte no soy ninguna señora!– Le grite mientras sentía la sangre hervir por mis venas.

–Ahora que lo pienso es verdad, tienes mi número  ya sabes que hacer linda– Término por decir con una leve sonrisa.

Subió a su auto y yo seguía ahí anonadada por sus palabras que sólo lograron confundirme e irritarme más, guarde el papel en la guantera y me fui de ahí lo más pronto posible. Hoy sería un día largo.

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Bueno espero que les haya gustado. Besos❤️

Encuentros InesperadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora