Capítulo 1: Recuérdame.

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Era una noche fría de mucha lluvia, una noche de plena tormenta. Todo estaba tan oscuro, eran las doce y cuatro de la madrugada.

En una casa de ubicación desconocida, se empezaron a escuchar muchos ruidos: platos y vasos rompiéndose, como si fueran lanzados de aquí a allá, la televisión a todo volumen en un canal de estática... y, un grito de una mujer (curiosamente, ningún vecino hacía escucharlo los ruidos, parecía que estaban en su primer sueño).

Eso fue lo que rompió el dulce, dulce sueño de un chiquillo de unos 12 años, estaba un poco regordete, se despertó tallandose un ojo con el brazo, tomándose la cabeza con una mano, parecía que le había entrado un dolor de cabeza, miró de un lado a otro y con cuidado, se levantó lentamente de su cama, se puso sus pantuflas para andar hacia la puerta, el niño aún estaba en pijama, pero antes de abrir la puerta, tomó su inhalador, era asmático, abrió la puerta lentamente y cuando esta finalmente se abrió por completo, se llevó una sorpresa, la sorpresa de su vida (hasta ese entonces).

Vio a su padre y madre de rodillas; su madre era una mujer esbelta, de buen físico a decir verdad, que parecía tener una vida saludable; su padre era un hombre un poco robusto gracias a que tenía una musculatura respetable con la que cualquier persona le hubiera tenido miedo, tenía el cabello de un color castaño claro, era un hombre alto y apuesto, sus ojos de un color café claro, sinceramente eran hermosos.

¿Recuerdas qué hace poco dije que cualquiera le tendría miedo?

Bueno, ese no es caso con la tercer persona a quién vio el niño: un hombre de aproximadamente 1.75 metros de estatura, su cabello era de un negro intenso, el único en pie (aparte del niño, eso es claro).

El cabello del hombre, era oscuro, tenía un peinado de lado un poco alborotado, el cabello recién se notaba y esto sólo gracias a la luz que emitía el televisor.

La ropa del hombre era un pantalón de mezclilla negro, muy negro; una camisa de manga larga de tonalidad muy oscura que apenas se notaba porque tapaba sus brazos por completo, dejando al descubierto las manos; llevaba un chaleco de vestir que en la parte de atras, era completamente negro, mientras que por delante, era gris con líneas negras y blancas intercaladas muy delgadas esparcidas verticalmente por este; encima del chaleco, un saco que terminaba con dos triángulos en la parte de atrás que llegaban hasta las rodillas del hombre; en su mano izquierda, llevaba un guante oscuro de látex, mientras que en la derecha, llevaba benditas alrededor de los dedos, estaban llenos de sangre, la sangre del propio hombre, sus nudillos, descarapelados cubiertos de sangre.

Fue entonces que el hombre volteó.

El niño sintió un escalofrío al ver al hombre... estaba totalmente maquillado de la cara, tenía unos pupilentes de color gris, alrededor de los ojos, tenía sangre se había pintado con sangre alrededor de los ojos. Pero no fue esto lo que causó el escalofrío, sino el hecho de ver esa sonrisa mal dibujada con un labial, una sonrisa que en realidad daba miedo, y debajo de esta, cicatrices que empezaban al terminar cada labio a los costados que dibujaban otra sonrisa, de oreja a oreja.

"Hola..." dijo el extraño.

¿Qu- quién eres? - preguntó Aaron, el niño, tarmudeo de una manera épica, estaba hundido en terror.

-Mi nombre... - se quedó callado unos segundos, dejando ver en su cara que estaba pensando.

(Mientras tanto en la cabeza del hombre...)

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