Magia

4.7K 98 41
                                    

Miraba los grandes y frondosos árboles que creaban una sombra que tapaba casi toda mi casa, igualmente no era tan grande, así que creo que cualquier árbol con un poco de hojas la taparía con su sombra. De fondo, a muchos kilómetros, podía ver las montañas que separaban la llanura verde y cubierta de bosques en donde mi pueblo se encontraba, de esas planicies peligrosas y sombrías llamadas Oscumtir, llenas de magos oscuros, asesinos que no usaban cuchillo ni espada, solo báculos de poder, que con solo una invocación te podrían incinerar y convertirte en cenizas en solo segundos. Pero no voy a entrar en ese tema, todavía.

Me encontraba en la parte trasera de mi humilde e improvisada casa, cuando un pájaro de un color violeta oscuro con su cabeza de un color rojo fuerte atrajo mi atención, se paró en una rama y comenzó a cantar con un sonido agudo y una melodía armoniosa, como si fuera una persona. Me quedé mirándolo por un tiempo, hasta que de repente dejó de cantar y comenzó a moverse erráticamente, su cabeza giraba hacia todos lados, pude sentir nerviosismo en él, hasta que cayó al suelo, muerto.

-Todo se está muriendo, tienen una magia muy poderosa, oscura y de muerte.

Reconocí su voz al instante, era mi hermano, Ignitur.

-No me digas algo que ya se, ¿qué, piensas que no sé lo que está pasando? Acuérdate que fui yo quién te suplantó en las recorridas de esas malditas tierras, cuando fuiste herido en la lucha por las montañas de Alhumar. -Mi voz salió con más agresividad de la que hubiera querido. 

-Sí, lo sé –contestó con una leve tristeza.

Últimamente los magos oscuros habían intensificado el poder de su magia, provocando que nuestras tierras se vieran perjudicadas. Criaturas monstruosas nos atacaban por las noches, nunca antes habían podido cruzar la frontera de las montañas de Alhumar, están protegidas por una especie de escudo mágico que cada vez estába más débil, los magos oscuros nunca habían podido invocar monstruos tan poderosos como para poder traspasar las fronteras, y ellos nunca se atrevieron a traspasarlas ellos mismos, esas montañas estaban malditas, y llenas de magos forasteros, desterrados de las tierras de Oscumtir, que acechan todo el tiempo. Son magos llamados Roht. Siempre estaban atentos a atacar a quién se atrevía a entrar en el valle para poder robarles algo de valor y poder comerciarlo. Se decía que eran antiguos magos oscuros, y la verdad que sus habilidades eran dignas de ellos.

-Discúlpame, hermano -dije suavizando la voz – he estado muy intranquilo los últimos días, la última recorrida me ha dejado exhausto tanto física como mentalmente.

Él dejó ver una expresión de curiosidad.

-Cuéntame, ¿cómo fue la recorrida? –dijo mirando el cadáver del ave.

No me había dado cuenta, pero desde la última recorrida no había hablado del tema con él, tampoco era que tuviera muchas ganas de hablar de eso, pasaron cosas que quería no volver a recordar.

-Apenas entramos al valle norte de las montañas, nos emboscaron los magos Roht. -Lo dije como si fuera algo cotidiano, y es que siempre que alguien entraba al valle, estaban ellos esperando.

-La última vez que me enfrenté a ellos habían aprendido nuevas habilidades, poderes siniestros. Perdimos a nuestro más poderoso curador, y yo, bueno, me salvé por su conjuro protector, él se sacrificó por mí. Era un gran amigo, y en esa oscura noche él perdió la vida para que yo pudiera traer a nuestras tierras la Gran Espada –dijo mi hermano con un evidente dolor, pero también con una pizca de alegría por haber conseguido el objetivo principal: La espada sagrada Syltan.

Asentí, no sabía qué decir, cuando llegó aquella noche al pueblo, nadie podía creer lo que veía. Una gigante bola de fuego y extraños símbolos de invocación verdes que giraban a su alrededor mientras corria por la pradera, siendo perseguido por unas extrañas criaturas voladoras que les lanzaban bolas de ácido.

Luego de unos segundos de silencio, seguí contando.

-Y tienes razón, los Roht nos embistieron con muchas clases de conjuros malignos, invocaciones de fantasmas antiguos nos atacaban con espadas que parecían de niebla, pero que cortaban como el acero más afilado. -Pude ver sorpresa en la cara de mi hermano.

-No puede ser, los antiguos guerreros de Alhumar no pueden ser invocados por magos como ellos, son poderosos, pero no puedo creer que sean capaces de eso. –En ese momento la intranquilidad se apoderó de su voz.

Los antiguos Guerreros de Alhumar fueron defensores de la frontera en la montaña, eran valerosos guerreros que no temían a nada, y mucho menos a la muerte, por eso cuando las antiguas tropas de los magos oscuros los atacaron para poder invadir a lo que era nuestro pueblo, ellos lucharon hasta la muerte, fueron derrotados, pero lograron detener y debilitarlos demasiado tiempo para que nuestro pueblo pueda armarse y poder defenderse.

-Bueno, si es posible, porque este corte no me lo ha hecho un Roht -dije mostrando el brazo derecho donde tenía un corte que iba desde el codo hasta la muñeca, lo extraño era que la piel que estaba alrededor de la herida era de un tono azul con pizcas grises.

-Esto está muy mal -dijo mi hermano–. Usan los espíritus de guerreros que alguna vez nos defendieron de ellos mismos en nuestra contra.

Iba a seguir contándole de cómo había sido la recorrida, cuando un fuerte sonido se escuchó a lo lejos. El cuerno de guerra que usaban para alertar al pueblo que estábamos por ser atacados, o para dar una noticia importante.

MagiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora