Untitled part

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"Día 1 del resto de mi vida: He conocido a alguien, soy yo.

Hoy he decidido que ya no quiero estar bajo tus órdenes, pues no soy tu esclava.

He decidido retomar mis estudios de enfermería que tanto me gustaban y tuve que dejar porque tú y tu bebida dejaron de traer dinero a casa.

Ya no volveré a dejarme tocar a la fuerza como tantas veces en las que me lo exigías, porque no soy tu juguete.

He decidido, simplemente, empezar a vivir."

Esta fue la última carta que Sandra envió a un buzón, pero esta vez no fue a los de siempre; sino al que nunca imaginó que sería.

Pero para esto todavía faltan muchos años de sufrimiento y de humillación de alguien cuyo único error en la vida fue enamorarse.

Sandra era una joven guapa, inteligente y con muchos proyectos en mente, que vivía en un pueblo de Cantabria con sus padres.

Un día Sandra estaba en la fiesta de cumpleaños de uno de sus amigos cuando, de repente, llegó César, el primo cuatro años mayor del cumpleañero; con el que, curiosamente, habló toda la noche.

En las relaciones anteriores de Sandra, siempre había habido conflictos debido a las distintas formas de pensar de ambos. Esto era algo que Sandra no toleraba y, cuando intentaba arreglarlo cambiando su conducta, la de su pareja o su propia opinión, nunca salía bien.

Con César fue diferente desde el primer momento, con él se sentía como si estuviera manteniendo una conversación con su doble. Había encontrado a alguien con la que compartía pensamientos, sentimientos y formas de ver la vida; además tenía otras muchas cualidades que Sandra no tenía, pero que admiraba mucho en él. Además, su sentimiento hacia ella iba creciendo poco a poco, a base de pequeños detalles.

Esto la hacía sentir tan bien y segura consigo misma, que cada vez César le atraía más.

Años después a César le entró la prisa por casarse, y Sandra no pudo decirle que no; pues pensaría que había dejado de quererlo, cuando no era así.

A pesar de todas las objeciones que pusieron sus padres, ninguna de estas la retuvo y accedió a contraer matrimonio.

Pero las ilusiones del matrimonio se disiparon pronto, cuando Sandra dejó de salir con sus amigas o empezó a alejarse de sus padres; pero sobre todo cuando César llegaba cada día a casa furioso por el comportamiento hostil de su jefe, y lo pagaba con Sandra, el objetivo más fácil.

La gota que colmó el vaso fue cuando echaron a César del trabajo, y este obligó a Sandra a ponerse a trabajar para traer dinero a casa.

Pero en lugar de ponerse a buscar trabajo, prefirió compartir sus penas y su cobardía entre cañas y bares de ambiente; mientras que su esposa se quedaba dormida con el plato sobre la mesa, esperando a un hombre que hasta la mañana siguiente no llegaría.

Una mañana César entraba por la puerta de casa, todavía bajo los efectos del alcohol, cuando vio a Sandra dormida en el sofá. Ella se despertó y se incorporó con ademán de darle un beso cuando este le dio tal bofetada en la cara que Sandra no pudo evitar caerse contra el suelo.

Fue cuando escuchó los sollozos de la joven cuando se arrodilló, junto a ella, pidiéndole perdón y asegurándole que lo había hecho por su bien. No eran horas apropiadas para estar durmiendo...

Por desgracia, esto siguió pasando una y otra vez, en cualquier momento y con cualquier propuesta. Tanto que Sandra acabó por alejarse de todos, pues le daba vergüenza que supieran lo que estaba pasando.

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⏰ Última actualización: Jul 15, 2016 ⏰

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