Con aire indolente

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Quizá debería intentar dejarlo ir por completo, el ya fue significa eso precisamente, pero claro, yo siempre de pendeja mentiéndome en situaciones difíciles.
Puede que me guste complicarme la vida, quizá hasta lo disfrute-pienso mientras espero el bus que debe llevarme a casa luego de un larguísimo día en el hospital- qué otra explicación tendría el que sigamos hablando aun después de todo, el que yo aún conserve ligeras esperanzas,  aunque últimamente lo estoy viendo más como un sacarse la espina.
Abordo el bus que se pone en marcha, lo bueno es que hay asientos libres, tomo el que está para la ventana, veo los autos pasar y me entretengo contándolos; se han quedado quietos, el semáforo ha de estar en rojo, miro a la camioneta de al lado, un chico bastante lindo va manejando, sonrío para mí-Ojalá pudieras gustarme tú- ojalá pudiera gustarme alguien más, ¡maldición!
Se supone que más tarde saldré con mis amigas, se supone que es una salida de "cacería", río ante tal pensamiento, seguro que terminamos en un karaoke solo las seis cantando y bailando- al menos nos darían tragos gratis-levanto la mirada, un anciano ha subido al bus, miro al rededor, todos los asientos están ocupados, recojo mi bolso y le hago una señal para que tome mi asiento, se niega, claro.
-No pasa nada, está bien, señor, siéntese-aún duda- igual ya estoy por bajar-parece convencerse.
Me agarro del riel instalado en el techo, no tengo la menor intención de caerme, ruego que el embotellamiento no fue tanto, me urge ir al baño-genial-suena el celular, lo busco a tientas y contesto, es mi madre.
-Hola mamá, ¿qué tal tu día?-cuido que el bolso esté bien cerrado-¿yo? Bien todo tranquilo, hoy tuve que limpiar unas heridas y pasar muchas historias clínicas, ya estoy camino a la casa-una niña se ha quedado mirándome como si recién se percatara de mi presencia, le sonrío-sí mamá, iré el fin de semana-escucho la risa de mi hermana de fondo-saluda a la enana de mi parte, ¿Mia ya llegó?-veo mi parada acercarse-que bueno,  sí me comentó que viajaría hoy, debo colgar, ya voy a bajar te llamo luego.
Agradezco al chofer y empiezo a caminar las dos cuadras que hacen falta para llegar a mi casa, repasando mentalmente qué hay en la nevera para ver si es que debo entrar al súper un momento, al final decido que tengo lo necesario para llegar bien hasta el fin de semana.
Me ajusto el saco y la bufanda, el viento corre indolente enfriando todo a su paso-apenas llegue prepararé un buen café-estoy por doblar la esquina cuando una figura inconfundible me hace parar, al otro lado de la calle esta él-que conveniente, eso me pasa por invocarlo-aprieto el paso, puede que no me haya notado-oye Aria-retiro lo dicho, maldigo por lo bajo, hoy no tengo ganas de verlo, bueno no tengo ganas de ver a nadie, especialmente a él, incluso planeaba poner una excusa a las chicas y simplemente hacerme rollito en mi cama hasta el siguiente día, escucho pasos cerca, me ha seguido, ¡y yo lo he guiado a mi casa!  Magnífico, estúpida.
-Aria, salúdame al menos, botada-paro en seco y tomo un poco de aire antes de girarme, tengo que ir preparándome para el contacto visual, o mejor solo lo evito y ya, sé que jamás podré contra esos ojos
-Ay, ¡hola Ian!-miro a un punto cualquiera al lado de su cabeza, cualquier cosa menos sus ojos-no te había visto, me he olvidado los lentes-bondades de ser ciega, de las pocas veces que agradezco mi hipermetropía después de renegar de ella en el mismo día-y que tal, como has estado, que ha sido de ti, primera vez que te veo en meses-muerdo mi lengua, esto no podía ser peor, no hace falta que parezca una cotorra o que pueda ser malinterpretado como un...
-No hace falta que finjas interés- precisamente eso, si supieras que es simple nerviosismo-estoy bien, bueno, ya te dejo pues, para no molestarte-sonríe, lo está haciendo, está manipulándome para hacerme sentir culpable-cuídate.
Aprieto los dientes, no puedo caer tan fácilmente, pero tampoco puedo quedar como la mal educada o algo, soy mejor que eso
-No es eso-o quizá solo soy muy tonta-Ian,sólo que estoy algo cansada, pero de verdad tú...-no lo mires a los ojos.
-Yo qué-ahí están, carajo, se me seca la boca.
-Ya sabes, tú sí me importas, desde hace mucho-y quizá siempre me importes, pienso, con algo de resignación, pero al menos le he dejado callado, yo sé que él no esperaba que lo dijera tan directamente, la verdad ni yo misma lo esperaba.
Se mantiene en silencio mirándome, escrutado cada parte de mi rostro, me está poniendo los nervios de punta, y solo para aumentar mi tensión, ¡en serio necesito ir al baño! Probablemente esté formulando una buena respuesta que estoy segura que valdrá la pena escuchar, así que me obligo a aguantar un poquito más, aunque me permitió mandarle una mirada de insistencia.

Ríe, él se ríe

¡¿Por qué mierda se ríe?!

Por qué es así, yo como siempre esperando algo más de él, algo que sé no llegará, pero claro, ahí voy yo de mula al trigo, sigue riéndose y ni siquiera le veo la gracia al asunto, ¿acaso es cosa mía? ¿Seré acaso una amargada?
Una nueva corriente de aire helado me hace temblar, se me eriza la piel y un cosquilleo recorre mi espalda,  escucho el sonido de agua caer al piso y siento una leve calentura en mi pierna.
No puede ser.

Y él rió más fuerte.

Smiley face {en reedición}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora