-Eres tan gracioso, Zayn -murmuré con sarcasmo y los ojos entrecerrados hacia él-. En fin, eso fue todo, todo lo que pasó. Mis cartas ya están sobre la mesa y no tienen derecho de odiarme...
-¡Estuviste muerta por tres minutos, eso es tan genial! -exclamó Niall a mi lado, abrazándome más fuerte y con una sonrisa grande-. ¿Te puedo llamar zombie, muerta viviente, fantasma, o algo realmente genial como eso?
-No, Niall, no puedes -contesté cansada-. Me voy a enojar si vuelves a decir algo parecido a zombie ¿Está bien?
-Bueno, bueno, lo siento -murmuró- Zayn tiene la culpa por darme la idea.
-¿Y.... Entonces cual es la razón por la cual no sabes el sexo de tu bebé? -preguntó Adaime acomodando a su hijo en sus brazos.
-Ella sólo no quiere saberlo. Quiere que "sea una sorpresa" o algo así -respondió Niall por mí, Anne rió y negó con la cabeza-. Pero yo sí quiero saber.
-Peeeeeero, lamentablemente no vamos a saberlo hasta que salga de mi panza porque será emocionante saberlo hasta entonces -concluí, sonriendole de la manera más tierna que pude a Niall y acurrucándome más en él- ¿Verdad?
-Um... No -contestó-. Yo realmente quiero saber qué es. Tenemos que ponerle nombre a la cosa y además comprarle juguetes y todo eso y... Oh demonios, necesitamos comprar una casa.
-¿Una casa?-preguntó Zayn sorprendido-. Puedo sacar mis cosas de la otra habitacion, no te preocupes por eso, ahora tengo donde ponerlas.
-No, no es por eso -dijo, pensando- Este es más bien un apartamento de soltero y no es para una familia... Una casa suena bien... Y... Sí, más adelante de todos modos la necesitaríamos...
Suspiré tranquilamente procesando la idea, porque era verdad que necesitaríamos un lugar más grande, y me quedé un momento recargada en él, tomando su mano y pensando en mi vida que habia pasado a ser, finalmente, adulta.
Sí, yo no era la mujer más madura del mundo, pero no importaba porque ahora tendría un hijo, un novio que sería más como mi esposo y hasta estaba pensando en la idea de tener más hijos y en comprar una casa familiar.
Con el dinero de él, obviamente, porque Brad y yo no estabamos muriendonos de hambre, siendo pobres o algo así, pero no eramos ricos y millonarios como Niall tampoco, y yo no hacía nada para vivir, demonios, ni siquiera habia terminado la secundaria.
-Suena como algo grande -dijo Adaime, mirandonos con una sonrisa-. Esto es... Esto es raro y algo realmente grande, ____, sólo tienes 17 años.
-Lo sé, sé que es raro pero... Pues, esto es lo que es y me tengo que adaptar.
-¿Estás bien con lo de comprar una casa nueva, cierto? Si es que tú no quieres podemos quedarnos aquí, la decisión es toda tuya -murmuró Niall con su boca pegada en mi frente.
-Estoy bien con eso, supongo... Yo no sé, de verdad no sé nada -susurré sintiéndome de pronto asustada de toda la realidad-. No sé cuidar niños, no sé nada de la vida adulta...
-Yo tampoco, linda, pero trataremos de averiguarlo juntos.
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-Monte Carlo, numero 117-murmuró Zayn andando lentamente y mirando las casas con detenimiento.
Estábamos todos metidos en el auto de Zayn buscando el hogar de la chiquilla tonta que compró a mi Jamesito, y que más valía que me lo entregara.
-Ustedes dos son tan lindos -murmuró Anne mirándonos atontada a un lado de mí-. Recuerdo cuando hablábamos de lo perfecto que era Niall, y tú te ponías deprimida y nunca querías creer cuando te decía que él sentía algo por ti...
-Anne, no digas esas cosas -murmuré y bajé la vista, avergonzada, Niall suspiró y rozó mis dedos con los suyos mientras Zayn soltaba una carcajada desde el frente.
-Yo recuerdo a Niall borracho como el infierno gritando lo imbécil que era y lo mucho que amaba a _____. Ustedes dos realmente son unos idiotas. Espero que ahora se digan todo lo que no se dijeron antes, porque si no lo hacen yo los voy a obligar a hacerlo y no va a ser bonito.
-Cállate -dijo Niall con la voz amortiguada por la vergüenza. Solté una risita y me sentí temblar por el frío-. Oh, bonita ¿Tienes frío? Ven aquí.
Pasó su mano por mis hombros y me hizo recargarme en él de nuevo, como lo estuvimos en el sillón, pero ahora más cerca y más apretados, y aprovechó para inclinar su cara y darme un beso lento en los labios, lento y delicioso.
-Me gusta sentir tu panza... -Dijo aun con su boca pegada a la mía y con su mano vagando por mi vientre- Cosa Fea patea duro.
Era cierto que Cosa Fea, digo, Bonita, no dejaba de patear realmente duro todo el tiempo, pero como eso había sido algo que sucedía desde los tres meses, yo ya me había acostumbrado a los golpes que cada vez eran cada vez más firmes y fuertes.