Fuego y sangre

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El caos se apoderó de Invernalia, sirvientes y millares de soldados preparándose para la inminente marcha hacia el norte deambulaban de aquí a allá sin dejar apenas paso para Daenerys.

La reina iba a paso lento y tímido por los pasillos hasta que llegó a la sala de audiencias donde el recién llegado lord Tyrion y los demás señores junto al rey Jon planeaban la defensa de Poniente.

La reina dragón se posicionó a la derecha de su marido quién la recibió con una sonrisa y sin que ningún señor se percatara le agarró de forma cariñosa de la mano.

-Si disponemos a las tropas al norte de Último Hogar podemos frenar a esos malditos antes de que lleguen más allá-Espetó lord Tarly

-No debemos aguardar en Invernalia- Gritó con furia lord Manderly.

-No seáis estúpidos, el cuello es la mejor opción- Masculló furiosa Lyanna Mormont..

<<Esta niña es prima de mi oso>> Pensó la Daenerys antes de que su corazón se quebrase como hacía cada vez que recordaba a Jorah Mormont.

De pronto la sala estalló en gritos y quejas. La joven reina estaba nerviosa, no estaba dispuesta a soportar esto, desde el temblor de tierra que marcó el sino de los hombres su valentía disminuyó, no se creía capaz de luchar contra algo tan mayor, tal vez no podría ganar aunque lo intentara. Daenerys soltó un grito y se marcho furiosa al patio de Invernalia, ensilló a su Plata y picó espuelas avanzando cada vez más hasta perder la fortaleza de vista.

La dragona se encontró en medio de un campo de blanca nieve, con exiguos árboles bañados de copos de nieve rodeándola, estaba sola.

Daenerys se tendió sobre la nieve que la acariciaba y helaba su piel, cerró los ojos y por una vez desde que llegó a Poniente se sumergió en sus sueños y deseos.

Cuando volvió a abrir sus ojos se encontraba en una fortaleza, que le resultaba algo familiar, Rocadragón.

La reina no entendía nada ¿ Por qué había vuelto a casa?

Daenerys empezó a caminar por los oscuros y solitarios pasillos, no había absolutamente nadie en la fortaleza, solo se escuchaba el sonido de las olas estrellándose contra las rocas y un intenso batir de alas.

<<Mis dragones>>

Empezó a correr, empezó a correr como nunca antes hasta que deslumbró a lo lejos de un pasillo una tenue luz que entraba a la oscura Rocadragón a través de una puerta.

Daenerys atravesó el umbral de la puerta hasta encontrarse en una gran patio repleto de plantas y en el centro de este una estatua de un gran dragón rugiendo.

Una sombra cubrió la fortaleza y Daenerys alzó la vista para encontrarse al dragón más gigantesco que pudo haber imaginado.

De pronto las llamas del dragón cayeron sobre ella destruyendo toda Rocadragón y dejándola sola en una inmensa oscuridad.

Entre la oscuridad surgieron tres siluetas humanas a lo lejos. Daenerys comenzó a correr hasta ella y cuando las iba a alcanzar calló al suelo.

Cuando alzó su vista se encontró ante ella a un hombre fornido de cabellos plateados y profundos ojos violetas agarrando una espada de filo negro y a ambos lados de este se encontraban dos mujeres. Una hermosa como la misma Doncella y otra no tan agraciada pero con una espada en la mano de increíble aspecto al igual que la de su acompañante.

-¿Quienes sois?- Preguntó Daenerys completamente confundida 

-Pasado, historia y leyenda- Contestó la bella dama.

-La sangre del dragón, al igual que tu- Corroboró la mujer armada.

-Conquistadores- Concluyó el hombre.

Daenerys abrió sus ojos observando fijamente al trió que se alzaba ante ella.

-Rey Aegon, reina Rhaenys, reina Visenya- Dijo la reina mientras hacía una reverencia tendida en el suelo.

Rhaenys soltó una risita y simpaticamente le tendió la mano a Daenerys para ayudarla a levantar.

-Te espera una ardua batalla hija del dragón, pero has de ser fuerte, como nosotros lo fuimos y como nuestros ancestros lo fueron antes que nosotros- Dijo Aegon.

-Un dragón no se arrodilla ante nada, no se doblega ni ante la mismísima muerte- Habló altivamente Visenya.

-Pero...no es lo mismo conquistar un país que luchar contra demonios, al principio creí que era lo mismo pero cuando oí retumbar la tierra...no soy un dragón- Dijo Daenerys sollozando.

-Claro que lo eres- Respondió Aegon.

-¿Como lo sabéis?

-Por que tu eres nosotros, eres una auténtica Targaryen, tu sangre es la nuestra, tu alma es gemela de la nuestra- Dijo sonriente Rhaenys.

-Sigue por el camino que has tomado, no mires atrás, confía en quién eres y en tu otra mitad como nosotros hicimos, confía- Dijo el rey Aegon aunque Daenerys no entendió muy bien el significado de sus palabras.

-Ahora ¿cual es nuestro lema?- Preguntó Visenya a su descendiente mientras que alrededor de ellos aparecían cientos de figuras de cabello blanco y ojos violetas, los anteriores Targaryen.

Daenerys se fijó en en especial en la figura de una mujer al lado de un hombre desaliñado que la abrazaba y un joven apuesto quién estaba junto a... Viserys su hermano, esos eran sus padre y sus hermanos.

-¿Cual es nuestro lema?- volvió a decir Visenya esta vez alzando la voz con majestuosidad.

Eso encendió una llama en el interior de Daenerys.

-Fuego y sangre- Respondió Daenerys

-Eres una dragona, ruge- Gritó Aegon

-Fuego y sangre- Grito Daenerys mientras alzaba el puño.

-Fuego y sangre- Gritaron todos los Targaryen presentes.

Entonces se levantó de la nieve mientras veía en el cielo una gigantesca sombra que se poso en el suelo junto a ella.

-Drogon...tenemos algo que hacer.

El dragón, quién había crecido increíblemente esa última semana hasta el punto de compararse a Balerion, rugió mientras su madre trepaba a su lomo y cuando esta estuvo encima de su lomo cogió carrerilla y levantó el vuelo mas allá de las nueves.

Surcando los cielos Drogon volvió a casa y se posó en el suelo dejando a su madre bajarse.

La reina dio unos  pasos hasta estar a escasos metros de la estatua de dragón en medio del patio de su Rocadragón.

-Destruye- Ordenó la reina a su hijo.

Drogon de un coletazo redujo a escombros la estatua.

Daenerys se acercó y del interior de la estatua surgió el legado perdido, Fuegoscuro y Hermana Oscura.

La reina dragón cogió a Hermana Oscura con su mano izquierda y a Fuegoscuro con la derecha a la par que miraba su oscura hoja teñirse de una increíble luz propia.

Daenerys rememoró en ese momento

-Fuego y sangre.


Crown of fire and bloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora