Las Sillas También Sienten

23 3 1
                                    

  Había una vez, una silla llamada Matilda, ella quería ser libre, pero no podía, debido a que al expresarse las demás personas apoyaban su culo grasño y vonoso sobre su rostro, nadie la tomaba en serio, la gente no se dá cuenta de que las sillas tienen sentimientos.

  Un día, Matilda se cansó de vivir así, tomó su escopeta, y mató a todos, luego los colgó desnudos por toda la ciudad con un cartel diciendo "Las sillas también tienen sentimientos" 

  Más tarde, se subió a un edificio, se lanzo, y cuando se le abrieron sus alas de lagarto, fue a un lugar muy lejano donde las sillas eran comprendidas 

                                                                      ~FIN~

Cuentos Fruta :)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora