Severus Snape

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La conocí en 1969, cerca de la calle La Hilandera. Llevaba algunas semanas observando su comportamiento y había notado, que, como yo, ella poseía magia.
Así que un día decidí acercarme, estaba discutiendo con quien, yo suponía, era su hermana.
Nunca, hasta el final de los tiempos olvidaré esa primera vez que la vi de frente. Era simplemente y en pocas palabras, hermosa.
Su hermana, al cabo de unos minutos regresó a casa aterrada al darse cuenta de que yo tenía las mismas habilidades mágicas que su hermana.
Nos presentamos. Lily Evans era su nombre. Era amable, tierna y alegre. Desde el principio nos llevamos bien, siendo que nuestras personalidades se complementaban. Con el tiempo nos volvimos amigos cercanos, siendo confidentes uno del otro. Pasaron los años y nuestra amistad se fortalecía, hasta que, en 1971, entramos a Hogwarts. 
Llegamos juntos a la estación 9 3/4, pero cuando el momento de subir al tren llegó, tuvimos que separarnos, ya que todo estaba atiborrado de alumnos. Durante el trayecto nada espectacular sucedió, sólo esperaba con ansias llegar para poder reunirme de nuevo con Lily. No fue así.
Al llegar al castillo me enteré que en el trayecto ella conoció a otros, en especial a James Potter. Desde el primer momento que lo vi me repugno. Se podía oler su arrogancia y narcisismo a metros de distancia. Lily, como yo, sabía que no era un niño con el que juntarse.
Entramos al gran comedor, todo mundo estaba con la boca abierta al ver la decoración, a mí no me impresionaba. Llegó la hora de la ceremonia de selección y tanto Lily como yo teníamos en mente la casa para la que queríamos ser seleccionados, habíamos hablado de ello durante el verano.
Lily, como deseaba, fue elegida para Gryffindor. Se veía tan feliz, nunca la había visto así. Llego mi turno, la maestra McGonagall colocó sobre mi cabeza el sombrero seleccionador y estuvo pensando unos momentos, pero al final decidió colocarme en Slytherin. De ahí empezamos a distanciarnos, pero seguíamos siendo amigos.
Durante mis años en Hogwarts, pude notar mi especial talento para el arte de las pociones al igual que Lily. Además con el paso de tiempo, 4 de mis, por desgracia, compañeros, entre ellos James, me apodaron Quejicus, lo cual no me importaba en lo absoluto, pero ellos disfrutaban viendo a los que no eran parte de su grupo sufrir.
En quinto año por fin, los llamados Merodeadores, lograron su cometido, realmente me vieron sufrir. En un tiempo de desesperación debido a una broma, tuve que llamar a Lily sangre sucia. Desde entonces no me volvió a dirigir la palabra. Si pudiera regresar en el tiempo y cambiar sólo una cosa, sería nunca haberle llamado de esa forma.
Pasaron los años y terminé mis estudios, así que decidí unirme al señor tenebroso, siguiendo el sueño que tenía desde la escuela. Logré mi objetivo y al poco tiempo me convertí en uno de los sirvientes de más confianza de Lord Voldemort. Al mismo tiempo regresé a Hogwarts para convertirme en profesor de defensa contra las artes oscuras, pero el puesto estaba ocupado. Así que Albus Dumbledore, sabiendo de mi fascinación por las pociones, me dio la oportunidad de enseñar esa área.
Un día, Albus me habló de una profecía, de el elegido para vencer al señor tenebroso. Hijo de aquellos que lo enfrentaron 3 veces, nacido a finales del séptimo mes. En cuanto la escuché pensé en Lily y su hijo. Fui corriendo con mi señor y le hablé de la profecía y le rogué que dejara con vida a Lily, él accedió. Aun así yo sabía que no era una persona de fiar, así que le pedí a Albus que protegiera a toda la familia y a cambio haría lo que fuese. Me ordenó que dejara a los mortífagos y me volviera un espía para él. Accedí sin pensarlo dos veces y confié en que los protegería. Pero unos días más tarde me enteré de que habían sido asesinados. Fui tan rápido como puede hacia el Valle de Godric y entré a la casa de los Potter. Encontré a James tirado en el suelo, en otras situaciones me habría sentido encantado, pero estaba a punto de confrontar mi más grande miedo. Entré a la habitación de su hijo y ahí estaba, tirada en el suelo, pálida, helada. No soportaba el pensamiento de que la mujer que había amado toda mi vida yacía muerta en el suelo frente a mis ojos. La tomé y la abrasé lo más fuerte que pude. Comencé a llorar, a gritar, no podía controlar mis emociones. Tristeza, enojo, odio, desesperación. Tenía que aferrarme a ella o perdería mi cordura. Pasaron diez años, el hijo de Lily, Harry, entraría al colegio y sería mi alumno. Albus me había encomendado la tarea de protegerlo a toda costa, accedí fácilmente, pues yo sabía que ese niño era lo único que me quedaba de Lily.
Los de primer año entraron al gran comedor y no tarde mucho tiempo en localizar al niño. Era idéntico a su padre. Sabía que iba a ser una tortura constante el tener que ver a la figura de James, el hombre por el que Lily me dejó. En ese momento recordé el día antes de su boda, yo había por fin decidido decirle a Lily que la amaba, así que me dirigí directo al Valle de Godric. Ahí encontré a Lily, probándose su vestido de novia. Se veía hermosa y realmente feliz. En ese momento me fui de ese lugar, pues sabía que la mujer que amaba era feliz, sabía que no era conmigo, pero James la pudo hacer feliz. Y si ella era feliz, yo era feliz.
Pasó el tiempo y fui notando como con el paso de cada año, el chico se parecía cada vez más a su padre. Su arrogancia, su ego, su facilidad por encontrar problemas, cada día iban en aumento. Pero no puedo negar que sentía cierto cariño por el niño, al igual que tenía rasgos fuertes de su padre, tenía características de su madre. Así que el día que Albus me dijo que debía morir para que Voldemort fuera vencido, no lo pude creer, lo había criado como un cerdo para el matadero. Al mismo tiempo me pidió que lo asesinara, pues el señor tenebroso le había dado esa tarea a Draco Malfoy y sabía que no lo haría. No podía creer lo que me estaba pidiendo, pero estaba en deuda con él, así que accedí.
Cuando el momento llegó, lo dudé por unos instantes, pero lo hice porque él me lo pidió.
Después de su muerte, me volví director, y sabía que Potter había empezado la búsqueda de los Horrocruxes, por lo que habría un punto en el que tendría que volver a Hogwarts y me culparía por haber asesinado a Albus. Estaba dispuesto a aceptarlo.
Como predije, el chico volvió y trató de enfrentarme, pero Minerva lo protegió, así que no tuve más opción que huir.
Ahí comenzó la segunda batalla de Hogwarts. Durante la batalla, Voldemort me llamó y empezó a hablarme de la varita de saúco. Yo sabía lo que venía a continuación, él pensaba que yo tenía la maestría de la varita por haber matado al anterior dueño. Pero era Draco quien lo había desarmado. Estaba dispuesto a afrontar lo que venía. Nagini me asesinó y en cuanto se fue junto con su dueño, el trío de oro entró. Le di mis lágrimas a Harry Potter y le dije que las viera en el pensadero para que supiera sobre mi amor hacia su madre. Y, antes de morir, le pedí que me mirara a los ojos. Quería que lo último que viera antes de morir, fueran los ojos de Lily...

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⏰ Última actualización: Jul 17, 2016 ⏰

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