Amy me guió a mi clase, me tocaba química. Mi materia favorita. Ella no estaría en esta clase conmigo, sólo en tres.
Cuando entre al salón, todos estaban en sus respectivos lugares, sólo faltaba yo. Bueno eso suponía. Porque la mayoría de los asientos estaban ocupados.
Entre rápidamente al salón y me senté en el último asiento, junto a una rubia que estaba de espaldas.Hanna.
Ella se giro y yo evite mirarla a la cara.
Pero su estúpida voz chillona dijo mi nombre.-Anna-Me sonrió, con sus labios rojos-. Que casualidad, es como si el mundo nos quisiera juntas. ¿Cierto?
-Eso creó-Dije sin mirarla-. ¿Como sabes mi n-om-bre?
-Eso no te importa querida-Levantó una ceja-.
Al momento que levantaba la vista, la puerta se abrió y un chico entró. Me quede boquiabierta mirándolo. Era realmente guapo.
Su cabello castaño estaba desordenado, sus ojos color miel eran hermosos, su piel era pálida como la de un vampiro, era muy alto, tenía un cuerpo que todo hombre desearía tener, sus rasgos eran perfectos. Los rasgos mas perfectos que pude ver en un hombre.-Buenos días a todos, sean bienvenidos a su nueva escuela-El profesor me sacó de mis pensamientos y deje de ver a ese chico-. Les entregaré sus nuevos libros de química.
El profesor le hizo señas a alguien para que le ayudará a repartir los libros. Mi corazón dio un brinco cuando el chico de ojos color miel se levantó de su asiento y se encaminó al escritorio del profesor. Y comenzó a repartirlos a la primera fila, después a la segunda y después a la mía. Cuando me entregó el libro, ni siquiera me miró, no había ninguna expresión en su rostro.
Cuando paso a un lado de mi, su fragancia quedó en el aire y sentí miles de mariposas en mi estómago.Las clases transcurrieron muy rápido, ya era la última hora pero la tendríamos libre. Y todos queríamos salir.
No había mirado a Amy desde receso, tal vez era porque no nos tocaba estar juntas en las últimas horas.
Todo el resto del día estuve sola. Nadie se digno a hablarme. Tal vez ahora no era mi día.
Y sobre el chico de ojos miel, el había estado todo el tiempo con Hanna.Me encontraba sentada debajo de un árbol. El viento pegaba en mi rostro y mis trenzas volaban en el aire.
Había chicos jugando fútbol, otros voleibol. Yo no era buena en los deportes. Sólo me gustaba el arte.
A lo lejos miré a Hanna y a su grupo de amigas, pero no sólo a ellas si no que a un chico, al mismo chico que entregó los libros en la clase de química.
Me levante rápidamente y me eche la mochila al hombro, camine lo bastante rápido para que no me viera. Pero mi intento fallo.-Annita-La voz odiosa de Hanna casi hace que me volteé, pero no lo hice-.
Caminaba lo más rápido que podía y sentía que pisaba mis talones.
Alguien jaló de mi mochila y por poco me caigo.-¿Estas sorda también o que?-Hanna me miró furiosa-. Detente fenómeno.
-¿Que quieres Hanna?-Me volteé y la miré a los ojos queriendo golpear su perfecto rostro-.
-Nada, sólo quiero que aceptes ser parte de nosotros-Apuntó con su dedo índice a todos, mi corazón se me subió a la garganta cuando esos ojos me miraron por primera vez-.
-Yo no puedo aceptarlo-Dije agachando la cabeza-. Gracias de todas formas Hanna.
-De acuerdo, entiendo-levantó las manos en señal de rendición-.
Dio media vuelta y se fue junto con su grupo de zorras y el chico mas guapo de la escuela.
Definitivamente no podía aceptar ser su amiga. Ella quería hacerme daño, lo notaba en sus ojos.El timbre sonó y todos los alumnos comenzaron a salir.
Decidí ir al parque, sólo para tomar un poco de aire y despejar mi mente.
El parque no estaba tan lejos, estaba a dos cuadras de la escuela. Así que cuando llegué me llevé la sorpresa de que el chico de ojos bonitos estaba sentado en una banca, lo miré por unos segundos sonriendo.
Pero mi sonrisa desapareció cuando Hanna y su grupo de amigas apareció.
Una de ellas me miró y le hizo señas a la rubia para que me mirará. Me quede congelada. No podía mover ningún músculo de mi cuerpo.
Ellas se aproximaron a mi junto con el chico de cabello castaño.-Vaya, vaya-Hanna da unos pequeños aplausos-. ¿Acaso nos estas siguiendo?
-No-Dije amargamente-.
-No mientas niñata, algo tramas ¿Verdad?-Levanto las dos cejas-. ¿Ya te arrepentiste de no ser una de nosotras? Pues que lástima porque no aceptamos a raras cómo tú.
-Yo jamás acepte ser parte de ustedes y nunca lo haré. Primero prefiero estar muerta.
-Eres una tonta mocosa-Se acercó más a mi y puso un dedo en mi boca-. No sabes con quien te metes fenómeno.
-Ya, dejala-Mi piel se erizó al oír su voz-. Ya le quedó claro lo que es.-Sus palabras fueron cuchillos-. No querrás que se asuste la pobre.
-Esta bien Adam, esperó que la zorra haya entendido. Porque no sabe con quien se mete y de una vez te advierto que tengas cuidado con tus palabras. Y también tu amiguita esa, porque yo me enteró de todo.
Mis ojos se llenaron de lágrimas al momento que se alejaban. No por las palabras de Hanna, si no por las de Adam.