“Juguete de cristal.”
Leyó de la única etiqueta que mostraba aquella caja. Tobio la observó con detenimiento.
—Debe ser una broma —pronunció en calma.
Aguardó en la puerta de su piso breves segundos, acompañado del silencio y la luz de un par de farolas que a duras penas funcionaban en aquella fantasmal calle, la misma en la que raramente se asomaba el mínimo rastro de luz sobre el cielo por las noches.
Aunque, aquella vez, la luna decidió hacer acto de presencia, asomándose como un acechante depredador en busca de una inocente presa. Pero a nadie pareció importarle lo más mínimo, pues la helada calle todavía se mantenía escudada por el silencio.
—No tengo tiempo para esto —murmuró algo frustrado.
En aquella calle, el viento comenzaba a elevarse, acompañado del sonido producido por el movimiento de las hojas, las mismas que bailaban al compás de sus ramas sobre cada uno de los escasos árboles que rodeaban aquel lugar. Kageyama no podía dejar desatendida la caja frente a su puerta e ignorar que alguna vez la había visto. Siquiera imaginaba conveniente abandonarla en un cercano contenedor como si de deshecho se tratase, pues todavía se encontraba inseguro de su contenido.
Tomó oxígeno hasta saciar sus pulmones y expulsó un suave aliento para templar las heladas manos que había dirigido hasta sus finos labios. Recogió la caja, cruzó la puerta y la cerró tras él para, posteriormente, abandonar allí mismo el paquete hasta el día siguiente o, quién sabe, el próximo mes. Por último, inició la marcha, ya agotado, hasta su habitación, pues suponía que ya había malgastado tiempo suficiente.
¿Y si resulta estar vacía?
No quería admitirlo, pero su curiosidad comenzaba a devorar todos y cada uno de sus órganos internos. Se acercó hasta el pedazo de cartón y lo examinó una vez más, leyendo nuevamente aquella extraña etiqueta. No estaba seguro si realmente debía tratarse de un juguete de cristal. En cualquier caso, quiso intentar algo antes. Si explotaba su casa no le preocupaba, no tenía nada que apreciar en su vida, era tan aburrida como comer pan duro un domingo por la tarde.
Finalmente, recogió una de sus piernas hacia atrás y la dejó caer sobre el lateral del paquete, provocando un extraño ruido muy lejano a lo que sería un cristal siendo golpeado. Comenzando a temer lo que la caja le ofrecía, agarró una manta cualquiera y la cubrió con ella para después volver rápidamente a su dormitorio y rodear su cuerpo entre las cálidas sábanas que todavía aguardaban su llegada.
¿Dónde está aquella luz que se refleja cada noche sobre la luna?
El sonido de la repentina lluvia que envolvió el pequeño apartamento hizo desaparecer su sueño por completo. De modo que se retiró de la cama para dirigirse hasta la cocina, encendiendo todas y cada una de las luces a su paso. Allí abrió la nevera y tomó algo de agua. No tenía sed, pero aquella noche la necesitó.
Una vez terminó de hidratarse, regresó a su habitación, regresando sobre sus pasos a través del pasillo que daba a la entrada y, con un aire de curiosidad, quiso buscar la caja con los ojos.
—No puede ser... —murmuró el de oscuro cabello, sorprendido, acudiendo frente al paquete, que, al parecer, estaba abierto de par en par, mientras que la manta que lo cubría apartada.
Examinó confuso su contenido, aunque la situación no se volvía distinta. Se trataba de una caja normal y corriente. No tenía nada de especial. Pero lo que fuese que hubiese dentro sí le atemorizaba. Fue entonces cuando cruzó una última vez el pasillo, donde le pareció ver algo fuera de lo común en su salón; un joven de anaranjado cabello sentado sobre su sofá, con la mirada perdida en algún punto de la ventana.
—¡¿Tú?! ¡¿Cómo es que estás aquí?! —cuestionó alarmado.
No lograba creer lo que sus propios ojos estaban presenciando. De algún modo, sintió cómo sus ojos amenazaban con humedecerse, pero logró evitar aquellas lágrimas que tanto luchaban por escapar y que durante tantos años había reprimido. Al fin y al cabo, por mucho que insistía en su propio bienestar, jamás se permitió abandonar su recuerdo.
¿Ya no aparece sobre el cielo porque no estás para iluminarla?
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Juguete De Cristal [Haikyuu / Yaoi]
Fanfiction"Mi mundo... Era un mundo lleno de soledad y oscuridad. Entonces, de repente, una luz apareció en él. Esa luz tan deslumbrante como la del sol me dijo: «Ya no estarás solo. Te encontré». Entonces... ¿Por qué me abandonaste?"