Visita (2/2)

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(T.M): ¿Qué haces aquí? Creí que estarías en Miyagi.

(T.N): Bueno, es una larga historia. –contestaste con una sonrisa– Ah, okā-san, creo que te acuerdas de Dino-kun. –dijiste indicando al mencionado que se acercara.

(T.M): Ah, de Tsukishima-kun, como no olvidarlo. –dijo dando un gesto de saludo mientras que el rubio hacía lo mismo.– Además, creciste mucho, de seguro eres más alto que tu hermano. –dijo con una sonrisa.

Tsukki: Umh sí, gracias. –dijo dando una pequeña reverencia.

(T.M): Pasen por favor, están en su casa.

Ambos chicos entraron dejando su calzado en la entrada de la casa, que estaba inundada a olor a naranja debido a un árbol de naranja que había florecido hace poco, dando un aroma no tan fuerte pero muy agradable. La madre se dirigió a la cocina, preparaba un pequeño pastel de tres leches de vainilla, ofreciendo una rebanada a ambos.

La mamá de (T.N) le picó la curiosidad de saber por qué ambos se encontraban en Tokio, por lo que su hija le empezó a platicar de todo; además de que también la oji-(C.O) platicaba de cada uno de los jugadores pero más del rubio que se encontraba presente, haciéndolo sentir incómodo cuando la madre le alegaba sobre su altura y de cuando ambos eran pequeños; el rubio se dio cuenta de que (T.N) era una versión joven de su mamá por su forma de ser, se reían de la misma forma causándole una pequeña felicidad interna.

(T.M): Entonces, también están Tetsurō-kun y Kozume-kun en ese campamento.

(T.N): Sí, hace tiempo que no los veía.

(T.M): Y tú Tsukishima-kun, ¿por qué no hablas? –dijo tu mamá volteando a ver al rubio.

Tsukki: Generalmente no hablo mucho.

(T.M): ¿A poco?, me acuerdo que de pequeño te encantaba llamar la atención junto con (T.N) y siempre platicabas con ella sobre los dinosaurios. –dijo viendo un ligero sonrojo en él. Iba a decir algo hasta que el teléfono sonó, la madre se levantó para contestar.

(T.M): Aló, oh cariño, ¿qué ocurre?... oh esta bien... no te preocupes, sí puedo hacerlo, pero pregúntale de que sabor... ahh, de chocolate... para pasado mañana, esta bien, después iré a comprar las cosas, por cierto, apresúrate a llegar... es una sorpresa... esta bien, nos vemos. –colgó el teléfono.

(T.N): Era mi papá, ¿verdad? –tu madre asintió– Y ¿por qué mencionó un pastel de chocolate?

(T.M): Oh, el hijo de un amigo de tu otou-san va a cumplir años, y ese amigo quiere que yo le prepare ese pastel.

(T.N): ¿Por qué no abres una pastelería okā-san? Ves como puedes tener clientela –dijiste mientras tomabas lo último que quedaba del pastel.

(T.M): Porque quién se encargaría de limpiar la casa. –dijo con una sonrisa– ¿Ahorita tienen prisa?

(T.N): –Miraste a Tsukishima esperando a que dijera algo– No, creo que no.

(T.M): Es que quería que me ayudaran el algo. –vió como asentiste junto con el rubio– Es que quería que me ayudaran a buscar un carro de carreras, quiero ver si puedo hacer un pastel así para el niño.

(T.N): Yo lo busco, sólo necesito la computadora de otou-san –dijiste recogiendo tu plato y saliendo del comedor, dejando al rubio junto con tu madre.

(T.M): ¿Tu me ayudarías con los trastes? –dijo mostrando una sonrisa con hoyuelos, convenciendo u obligando al rubio a ayudarla.

Ambos se dirigieron a la cocina, la madre lavaba y enjuagaba los traste y cubiertos usados, mientras que el rubio los secaba y guardaba en cada respectivo lugar que la señora indicaba.

Dino-kun ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora