Enseñanza 13#: Mis amigos no son criminales

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El sol brillaba desde el celeste y despejado cielo envuelto en nubes con imágenes fantasiosas, en las calles de Okinawa, el transito fluía difícilmente, embotellados los autos resonaban a bocinazos, una mano extendida se agito hacia arriba y una voz un tanto vaga susurro:

-Vamos…andando, dejen de hacer chillar tanto sus bocinas, diablos...-Mi cabeza se parte de tanto ruido-dijo tocándose la frente.

Mirando con ojos verdes al fuerte sol, chisto medio molesto diciendo:

-¿Por qué siempre hace tanto calor? El clima debería tener un control para regularlo.

Un hombre enojado se asomó por una ventana reprochando molesto:

-¡Maldición, muevan sus putos cacharros que llegare tarde a mi trabajo!

El individuo misterioso enseriado camino hacia el susurrando:

-Perdón…¿señor ciudadano, podría repetirme eso ultimo?

Llego ante el hombre calvo y viejo que le dijo molesto:

-¿He…y tu quien eres, un lava autos acaso?-No tengo dinero así que no molestes-le dijo agitando un brazo.-¿Un lava coches…me llamas?-susurro.

El hombre se extrañó, ante él, un joven de unos veinte años, físico medio y marcado, vistiendo una campera negra abierta con cabello gris parado hacia atrás en punta, rostro joven, llevaba un bolso colgado de su espalda, sacándose sus gafas dijo:

-Confundir los oficios es un delito…maldecir en público es un crimen, llamar cacharros a los bellos autos algo imperdonable, yo…

Develando sus ojos sonrió confiado señalándolo exclamando heroico:

-¡Castigare tu impunidad y tu terrible adicción a romper las leyes!

El hombre estupefacto parpadeaba con ojitos chiquitos, le dijo:

-¿Eres alguna clase de loco acaso?-Diablos, esta ciudad está llena de ellos-dijo mirando al frente.

De golpe, el joven le pateo la puerta haciéndolo gritar, le exclamo relajado:

-¡Hey, otro delito gravísimo es ignorar a las autoridades, baja del auto!-¡Hijo de la gran…¿Cómo te atreves a patearme el auto?!-le grito el sujeto.

Salió del auto indignado y agresivo para puntearle el pecho con su dedo insultándolo:

-¡Juro que pagaras por haberme pateado la puerta, ¿autoridad dices ser?!- ¡Pero si solo pareces un loco con tiempo libre!-le escupió en la cara.

El joven serio miro al dedo amenazador, sonrió agresivo diciéndole:

-Es que no lo sabes, señalar a otra persona es otro delito de muerte.

Ágil atrapo al dedo impactando al hombre, el sonar de un hueso quebrado resonó en el aire para seguirle un grito de dolor, la persona arrodillándose se tomó la mano gritando:

-¡Graggg, mi dedo, infeliz…me…me quebraste el dedo, aaagg!

Miro horrorizado al joven ante el imponente con ojos oscurecidos, dijo:

-¡Por supuesto y ese es un pago demasiado barato por tus crímenes!-¡¡¿Pero de que delitos me hablas?!!-grito el asustado civil.

El chico develo ojos enfurecidos, apretando sus dientes le escupió:

-¡Gilipolleces, encima tienes el descaro de negar tus graves actos, toma esto!

Grito poderoso abriendo su campera lanzando una lluvia de multas, bramo:

La sensei de mi vida libro 2: RaikeshisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora