Desde su perspectiva actual, Sage era incapaz de recordar cómo narices la habían convencido para que accediera a aquello.
La críptica carta había llegado a su casa hacía unas cuantas semanas y, al enterarse, la chica se había negado de inmediato a colaborar. Era principios de abril. Los exámenes finales estaban al caer y, si quería que la admitieran en una buena universidad en septiembre, no podía perder el tiempo en cosas como aquella. Además... ¿fiestas? ¿alcohol? ¿adolescentes fuera de control? Todas las personas de su alrededor sabían que Sage Hadley preferiría bañarse en una piscina llena de pirañas antes que acercarse a más de dos kilómetros de alguna de esas cosas.
Y el asunto en sí- el experimento social, como lo habían llamado- tampoco es que le inspirara mucha confianza. No era solo la falta de información, sino lo sospechosos que sonaban los datos que sí tenían. ¿Qué era exactamente el Complejo 7? ¿Dónde estaba? ¿Por qué estaban dispuestos a pagar miles de dólares a un puñado de adolescentes por hacer lo que les diera la gana durante una semana?
Cierto, eso le recordaba a Sage el principal motivo por el que había aceptado unirse a aquella locura y el único por el que sus padres no se habían opuesto: Había sido por el dinero. Necesitaba el dinero si quería irse a estudiar fuera de casa el año siguiente (cosa que, definitivamente, quería más que nada).
De modo que allí estaba ella. Sentada en un autobús lleno de estudiantes de Virginia que se dirigía a quién sabía donde, a hacer quién sabía qué durante los próximos siete días y medio. La situación en conjunto la frustraba.
-No me puedo creer que me haya prestado a esto.- Expresó una vez más en voz alta, haciendo presente su mal humor.
Su mejor amiga Rena Miller, que estaba sentada en el asiento de al lado, ondeó su pelo dorado y rió.
-Venga, quita esa cara. Ni que te estuvieran llevando a un campo de concentración.-Se mofó la chica.-No sé de qué te quejas. Será divertido, estaremos todos juntos.
Con todos Rena se refería, por supuesto, a ellas y a las otras ocho personas de su instituto a las que habían elegido para el programa. A ojos de Rena, eran gente simpática. A ojos de Sage, la mayoría de ellos eran peor compañía que un koala rabioso. La chica soltó una risa incrédula.
-Créeme, Ren. Ahora mismo se me ocurren muchas palabras para describir esta situación y ninguna de ellas es ''divertida''.-Volvió a quejarse. Su ceño estaba fruncido hasta limites insospechables.
-Relájate, Sage. En el peor de los casos será como en La purga.-Puntualizó un chico de gafas de pasta ladeadas, asomándose desde el asiento de atrás y sonriendo de medio lado. Tenía el pelo negro apenas contenido por un gorro hipster de color gris, y unos enormes ojos color avellana.- O eso o Project X.
Rena se volvió hacia él con una mirada incendiaria. Ella y Sage hablaron a la vez.
-Gracias, Will.-Dijo Sage, aliviada al ver que alguien compartía su punto de vista.
-Nadie te ha preguntado, Watson.-Bufó Ren.
Will levantó ambos brazos en gesto de rendición. Sus cejas los siguieron, hasta ocultarse detrás del descolocado flequillo.
-Solo expongo mi opinión. Al fin y al cabo es un país libre, ¿no? La verdad es que si analizamos fríamente todo lo que...-Comenzó a explicarse con entusiasmo. Rena le cortó.
-¿Sabes? No me estás ayudando en absoluto.
-¿A qué exactamente?- Preguntó el chico, mientras tecleaba algo en la pantalla de su móvil.
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Los siete días
Novela JuvenilQuinientos adolescentes de todo el país han sido seleccionados para participar en un enigmático experimento que estudia el comportamiento humano. Son llevados al complejo 7, un lugar donde las fiestas, la locura y la desinhibición están a la orden d...