Ella

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Clark

La arena de la noche se deslizaba entre los dedos de la mañana, el sol se alzaba triste por los hechos que acontecieron en la noche, pero eso no le impedía brillar como siempre, sus rayos se expandían por todos los lugares, esto lo despertó, se incorporó de la cama bruscamente y se mantuvo ahí, sudaba exageradamente, el miedo se escurría entre los confines de su mente, los rayos tocaron su mano, lo calmaron, en el recinto hacía calor, mucho calor, como era de costumbre, la garganta le pedía agua a gritos, se fijó en la pequeña mesa de noche, del vaso que estaba lleno de agua, solo quedó una figura deforme y un vapor de agua que tocaba el techo con delicadeza.

La pesadilla atacaba de nuevo, el pudor del miedo resbalaba lentamente por su tez, el chico jadeaba, se levanto, sentía que su miedo lo acechaba de nuevo, sentía una aplastante  presión en el pecho, caminó descalzo por el suelo de madera, abrió la puerta del mugriento baño, tomo su bolsa de plástico e inhaló aire, para luego exhalarlo, todo dentro de la misma bolsa, como acostumbraba hacer en esos casos.

Una vez que sintió que empezaba a dominarse, dejó la bolsa en un costado, salio del baño y con la mirada recorrió una vez más la habitación, de lo que alguna vez fueron paredes rosas, solo quedaba un color mohoso que en algunas zonas era rosa, era bastante pequeño y acogedor, como si fuera para una niña, la cama tampoco era muy grande, aunque las ventanas que daban a su lado  izquierdo lo compensaban, el chico tomó su playera que estaba en la mesa de noche a lado de la cabecera de fierro de la cama, al fierro se le notaba cada vez mas deforme pero al chico ya no se preocupaba por eso, mientras la cama fuera cómoda todo estaría bien, se puso la playera y  salió de la habitación, el vapor de agua salio lentamente,  perdiéndose en la intemperie, Clark se dirigió hacia la parte menos completa de la casa, el pasillo verdoso olía a moho, era bastante obscuro, apenas se podía ver la luz al final de éste, la madera, a diferencia del cuarto donde Clark durmió, era rasposa y con una sensación a viejo, se notaban en las condiciones en la que la casa se encontraba. 

Se oía que la lluvia paraba, poco a poco incrementaba a medida que él se acercaba a la otra habitación, se sentía el fresco de la mañana, olía a tierra mojada y a algo más... ¿madera quemada tal vez?, el agujero en el suelo del pasillo (que carecía de la pared derecha que daba hacia las escaleras que guiaban a la estancia de la casa ) hacía posible ver el verde de la plantas recién hidratadas que se habían apoderado de el lugar, 

Libre ya del calor, se sentó en lo que quedaba del segundo piso de la casa, lo que era una habitación con solo un poco de techo y el suelo áspero de madera, las casas se podían ver por el gran agujero que la ausencia de de paredes habían dejado, este había crecido a medida del tiempo o eso parecía, el resto del vecindario fue reclamado por la naturaleza, así que, aunque el paisaje daba una impresión de pueblo fantasma, era bastante hermoso que solo tenia el aún se observaba el humo del incendio de anoche, ¿Qué lo habrá causado? se preguntó Clark, el incendio fue bastante grande y se propagó demasiado rápido para ser producido por algún rayo, aparte que llovió toda la noche, ¿Orats? ¿Pudo ser?

Bueno, puede ser probable, él no era el único Firo en el mundo ¿o lo era?, el aire fresco secó su sudor, lo pensó un momento, ¿Si fuese un Orat? ¿Porqué quemar docenas de arboles? ¿Porqué arriesgarse así?, él, siendo solo un enclenque de 19, sin estudios ni nada, logró descubrirlo, los ingenieros o científicos que manejaban a los Cazadores lo verían casi de inmediato, a menos que...

Un Cazador puede estar cerca, el pensamiento le alarmó al instante, el impulso del miedo lo llevó a levantarse y correr directamente hacia el caluroso cuarto, juntó y guardó la poca comida que había reunido durante las mañanas anteriores, la poca ropa que poseía la estrujó y las metió en la mochila con esfuerzo, tomó el rifle sin balas que había encontrado y salio de nuevo a toda prisa, empezaba ya a sudar de nuevo cuando se detuvo de golpe, "¿Cazadores? ¿Aquí?", Clark puso en duda su razonamiento anterior, él se escondió aquí por que era un lugar muy olvidado, hace tiempo que no veía a nadie vagar por ahí, ¿2 meses acaso... o más?, pocas casas eran habitables, no era un lugar donde los Cazadores buscarían ¿o sí?

Decidió no pensarlo, no podía arriesgarse, volvió a tomar el rifle con fuerza.

Salió lentamente por el agujero del pasillo, cayó en un charco de agua sucia, salpicó la foto familiar que aún era visible en lo que fue la estancia/sala de estar, el sofá destruido por las ratas y la poca maleza que se encontraba cerca, la pintura roja que decoraba la sala se había caído, y la poca que quedaba estaba bastante decolorada, las plantas ya empezaban a ganar terreno sobre las paredes, Clark avanzó por el pequeño pasillo que daba con la fachada de la casa, se fijo que la puerta no estuviera atracada, aquel lugar le había servido a él por un tiempo y seguramente no regresaría, "quizá le sirva a otra", pensó.

Cuando salió por la puerta, divisó el poder destructivo de alguien como él tenía, el bosque estaba quemado casi en su totalidad, la gente que debió vivir en el vecindario hace 25 años de seguro lo hacía por su paisaje, se pondrían tristes si vieran lo que quedó de él.

Avanzó por la calle, las casas que pasaba, casi en su mayoría parecían muertas, como sus habitantes, la muerte rondaba en aquel lugar al igual que un perro lamiendo el hueso de su última comida, satisfaciendo su hambre, por ahora.

Cuando llegó a la fuente rota que fungía como glorieta, se detuvo, pensando en que camino debía tomar, tenía 2 opciones, izquierda o derecha, no tenía rumbo fijo, así que no importaba mucho en la dirección que fuera, ¿o si?

Fue entonces cuando su pesadilla se materializó, su miedo se hizo real, único, puro.

Era el primer sonido no producido por él o por la naturaleza que escuchaba en su estancia en el  vecindario, poco a poco volteo la cabeza hacia el camino de la derecha, solo entonces vio la figura emergente en el camino.

En la distancia, saliendo de de una casa bruscamente, rompiendo incluso varios tablones, se distinguía una figura, que poco a poco crecía, era humanoide, increíblemente alta, el sol brillaba sobre él con miedo, era robusto, parecía poseer una especie de armadura gigantesca, su piel parecía hecha de metal, brillaba como plata, pero en ciertas partes este brillo no se distinguía, la máquina no tenía rostro, sólo emitía una pequeña luz azul entre algunas de sus rejillas superiores, donde debería tener los ojos.

Clark dio media vuelta y salió disparado hacia el destrozado bosque, con la idea de que no saldría de ahí con vida, le rogaba al cielo que no le hubieran visto, corría desesperadamente hacia el bosque, sin saber la razón por la cuál un Cazador estaba ahí, se internó del bosque y siguió corriendo, era lo mejor que podía hacer, de pronto, algo se enredó con su pierna, sus músculos dejaron de moverse, paralizados por el miedo, cayó al suelo como uno de los árboles que perdieron la vida ayer, iba a morir, de eso estaba seguro...

Cuando giró la cabeza, vio a una niña pequeña de tez blanca, no podía tener más que unos 13 años, tenía la piel blanca, aunque muy sucia, sus miradas se cruzaron, y lo miraron sus ojos verdes, él  se levantó, la tomó del suelo y siguió corriendo, fue una acción extraña, fue un impulso, fue una cosa, un acto desesperado, una acción influenciada por el miedo, pero el siguió corriendo con la niña en brazos,  él no iba a morir allí, y casualmente ella tampoco.

RUN(Pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora